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Blogs Cuentas conmigo por Yolanda Gómez

Lo que nos jugamos el 26-M

Las subidas de impuestos no sirven para crear riqueza, sino para todo lo contrario, y no se puede repartir lo que no se tiene

Yolanda Gómez el

Las elecciones autonómicas pueden convertirse en una segunda vuelta de las generales y en una oportunidad para mitigar el impacto de las políticas de subidas de impuestos e incremento del gasto público que el Gobierno de Pedro Sánchez ya ha puesto encima de la mesa. Todas las encuestas apuntan que en muchas regiones hay prácticamente empate técnico entre los partidos de derechas y de izquierdas, y es importante que sepamos lo que puede suponer una cosa u otra.

Especialmente relevante es el caso de la Comunidad de Madrid, que en los últimos años se ha caracterizado por ser la región de España en la que menos impuestos se pagan, en la que más se favorece la instalación de empresas y la única en la que la libertad de comercio es total. Unas políticas económicas que han permitido convertir a Madrid en una de las comunidades más dinámicas del país, atractiva para empresas e inversores, con la mayor renta per cápita de España, con el paro y la deuda muy por debajo de la media estatal, con una de las mejores redes de metro del mundo, que llega no solo a la capital, sino también a los principales pueblos y ciudades de la región y con una extensa red de hospitales públicos, construidos en las épocas de vacas gordas.

Pasar del gobierno del PP a un gobierno dirigido por el PSOE y con apoyos de Podemos y Más Madrid, supondrá, sin duda, un cambio en las políticas económicas de la región. El cambio será tanto mayor cuanto más peso puedan tener en él Podemos y Mas Madrid. Ángel Gabilondo, el candidato socialista, defiende subir el IRPF a las rentas altas, recuperar el Impuesto de Sucesiones, también a partir de determinados niveles de renta y recuperar el Impuesto de Patrimonio, entre otras medidas. Y los programas de Isabel Serra y Echenique son más agresivos en materia fiscal.

El problema de estas políticas fiscales que se justifican con el loable propósito de hacer justicia fiscal, en la mayoría de los casos, no sirven para recaudar más, sino para incentivar el fraude fiscal y ahuyentar a inversores y ejecutivos. Lo que a estas alturas los partidos de la izquierda todavía no han aprendido es que para repartir la riqueza primero hay que generarla y las políticas impositivas confiscatorias, que a menudo plantean, no sirven para crear riqueza, sino para destruirla, y no se puede repartir lo que no se tiene. Si el pasado 28 de abril España se jugaba mucho, el 26 de mayo nos jugamos incluso más.

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