El Pacto a dos bandos del PP con Cs y Vox para poner fin al régimen socialista de Andalucía ha recibido innumerables críticas y descalificativos por parte de la izquierda política y mediática de este querido país nuestro. Los mismos que desalojaron a Rajoy de La Moncloa con los votos de los proetarras, de los que quieren romper España y de los populistas de Podemos, se llevan ahora las manos a la cabeza porque Moreno Bonilla vaya a presidir la Junta de Andalucía con los votos de Vox.
“No es lo mismo”, argumentan muy ofendidos los socialistas. A nosotros nos dieron los votos para la investidura de Sánchez, pero no hemos pactado con ellos. Perdonen, han pactado ustedes con los populistas de Podemos, y si no lo han hecho con los independentistas catalanes es porque ellos no quieren, no porque el Gobierno no lo esté intentando con cesiones bastante más preocupantes para España y para el conjunto de los españoles que las que Vox y PP pactaron ayer en Andalucía.
Y si no ya me contarán en qué beneficia a España disparar el gasto público y subir los impuestos, cediendo a las presiones de Podemos, como quieren hacer en los próximos presupuestos. O en qué beneficia al conjunto de los españoles cambiar la ley para que los nacionalistas puedan arrinconar el castellano en las comunidades en las que gobiernan, como quiere hacer la ley Celaá. De hecho las políticas económicas que se están poniendo en práctica poco o nada convencen a los organismos internacionales, que ya han advertido de sus consecuencias.
En un tablero político tan dividido quizás ha llegado la hora de cambiar el sistema electoral y de hacer elecciones a dos vueltas, como hacen en Francia, para evitar estar a expensas de los nacionalismos y de los partidos más extremistas, pero mientras tanto, señores de la izquierda, antes de dar lecciones a los demás, mírense ustedes al espejo.