Taras Shevchenko es la mayor figura de la historia de Ucrania. Quizá esté sobrevalorado por no haber tenido rivales y ser pionero en la defensa de la lengua y la cultura ucranianas contra la Rusia imperial, pero no hay ciudad en aquel país que no tenga una estatua, una plaza, una universidad… dedicada al gran pintor y poeta local. Para los ucranianos es el Cervantes o el Shakespeare de aquél país eslavo.
Vivió en una época en la que Ucrania formaba parte del imperio ruso. Fue un intelectual rebelde que no sólo escribía en ucraniano, lo que ya era abiertamente contestatario entonces, sino que criticaba la tiranía que los zares ejercían sobre el pueblo. Naturalmente, fue encarcelado y deportado a la región de los Urales, pero eso no cambió un ápice sus ideas ni su actitud.
Nació en 1814 en Morinski, tierra cosaca, una pequeña localidad a orillas del río Dnipro, cerca de Cherkasi y no lejos de Kiev, donde la tierra negra es tan fértil que los nazis se la llevaban en vagones a Alemania. Fue hijo de siervos y nieto de cosacos. Desde pequeño mostró mucho talento para la pintura, así que su amo le llevó a Vilna y San Petersburgo para que cursara estudios. Eran tan grandes sus aptitudes que algunos artistas afamados decidieron reunir dinero para comprar su libertad -en aquellos tiempos era así-, cosa que consiguieron en 1838, cuando Taras tenía ya 24 años.
Creo que llegaron a pagar por él 2.500 rublos de la época, lo que era una verdadera fortuna. Tras destacar como pintor en San Petersburgo, decidió regresar a Ucrania, donde entró en contacto con la “Hermandad de los Santos Cirilo y Metodio”, una sociedad secreta político/religiosa que abogaba por amplias reformas en el seno del imperio ruso. Shevchenko y otros miembros de la Hermandad fueron detenidos. En el registro, la policía, encontró su poema El Sueño, en el que criticaba duramente al régimen zarista, por lo que fue deportado a la región de los Urales “bajo estricta vigilancia, y con prohibición de escribir y pintar”. Se las arregló, sin embargo, para terminar su famoso Testamento (Zapovit) en 1848, como intuyendo su temprana muerte a la edad de 47 años. Lo reproduzco parcialmente en una traducción libre:
“Cuando muera, enterradme
En mi amada Ucrania,
Mi tumba sobre una colina,
Entre la extensa llanura.
Que los campos, la estepa infinita,
La profunda orilla del Dnipro
Mis ojos puedan ver, mis oídos escuchar
El poderosos rugir del río.
Cuando desde Ucrania el Dnipro lleve
Hasta el profundo mar azul
La sangre de los enemigos… entonces dejaré
Estas colinas y fértiles tierras.
Las dejaré todas atrás y volaré
A la morada de Dios
Para alabarle…, pero hasta ese día
Nada sabré de Él.
Oh, enterradme, y después levantaos
Y romped vuestras pesadas cadenas
Y lavad con la sangre de los tiranos
La libertad que habéis ganado.
Y en la gran nueva familia,
La familia de los libres,
Con suaves y amables palabras
Recordadme a mi también”
La Ucrania de Shevchenko era ciertamente muy distinta de la actual, independiente y democrática hasta hace un par de semanas, pero el conflicto con los poderes rusos, hoy tan vivo, ya existía. Es un largo contencioso histórico que no tiene que ver tanto con la política actual como con los sentimientos secularmente heridos. Primero los zares, el estalinismo después y Putin ahora dejaron una profunda y amarga huella en el subconsciente colectivo del pueblo ucraniano que se ha trasmitido de generación en generación y que reverdece con vehemencia cuando se sienten acosados por Rusia. No es fácil entender lo que está pasando hoy en Ucrania sin conocer su historia.
Quizá habría que añadir para completar este retrato que la Rus de Kiev, el fundamento de la Ucrania actual, es sensiblemente más antigua que la Rus de Moscú, que se establecería siglos después, fortaleciéndose paulatinamente a medida que la de Kiev se debilitaba tras los ataques de las hordas mongoles. También fue Kiev la puerta de entrada de la religión ortodoxa y de los caracteres cirílicos en que empezó a expresarse su idioma tras la llegada de los santos Cirilo y Metodio, invitados por el príncipe kievita Vratislav. El próximo día le contaré cómo fue la creación y desarrollo de la Rus de Kiev.
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