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Blogs Crónicas de un nómada por Francisco López-Seivane

Taiwán, el ‘indestructible’ portaviones americano frente a las costas de China

Taiwán, el ‘indestructible’ portaviones americano frente a las costas de China
Francisco López-Seivane el

Los portugueses la llamaron Formosa (Ilha fermosa) y eso nos ahorra ahora tener que explicar la extraordinaria belleza de sus paisajes. Aunque el moderno Taiwán quizá no produzca a primera vista las emociones profundas de otros destinos donde la historia, la vida, la religión… han cincelado durante milenios ciudades,  paisajes y gentes hasta definir una cultura inconfundible y singular, quien ponga el pie en este pequeño, moderno y desconocido país puede estar seguro de toparse con un mundo de sorpresas agradables y llamativos contrastes.

Lo que impulsó a los navegantes portugueses a llamar fermosa a esta tierra resulta evidente en cuanto uno deja atrás los últimos suburbios de Taipei y se adentra en las montañas que corren de norte a sur por el extremo oriental de la isla. Son tres cordilleras paralelas las que forman el espinazo de este portaviones (Truman solía referirse a Taiwan como “nuestro portaviones indestructible en el Pacífico”). ¡Qué acertada parece la metáfora de Truman cuando se observa desde el aire la geografía de Taiwan: las cordilleras representan el puente de mando sobre la banda de babor, y la fértil llanura que se extiende hacia poniente formada por tierras de aluvión que han ido ganando terreno al mar es como la gran pista de despegue de este portaviones ‘indestructible’ frente a las costas de la China continental!.

Taiwán es un país tan joven que apenas está comenzando a forjar su historia (lo es también geológicamente: hace menos de cuatro millones de años que brotó del fondo del océano), así que no queda más remedio que empezar por sus orígenes. Aunque habitada desde tiempos prehistóricos por tribus del Pacífico, y dominada, consecutivamente, por españoles, holandeses, chinos y japoneses, no ha sido hasta tiempos muy recientes que ha logrado constituirse en un país homogéneo, reconocido de facto por numerosas naciones, aunque pendiente aún de la incorporación oficial al concierto de las  Naciones Unidas, algo a lo que la poderosa China se opone.

¿Ha influido este hecho en el subconsciente colectivo del pueblo taiwanés, haciéndole, si cabe, más afable y servicial? Es muy posible. Lo cierto es que la primera impresión que se tiene al pisar las bulliciosas calles de Taipei no puede ser mejor: sonrisas, simpatía, fácil comunicación… Decididamente, a este pueblo le caen muy bien los extranjeros. Los taiwaneses, particularmente los jóvenes, se muestran en todo momento abiertos y cercanos con los foráneos, como tratando de obtener individualmente el reconocimiento personal que se les niega como nación. Tanto, que no parecen chinos. Pero lo son. Hasta dos millones de soldados, monjes, artistas, intelectuales y gente común, la mayoría de la etnia Han, llegaron con el general Chiang Kai Shek en 1949, tras perder la guerra civil contra los comunistas de Mao, sin contar los cientos de miles de fujianeses y hakka que habían ido arribando en oleadas sucesivas desde el siglo XVIII, huyendo de la penuria de la época (como los africanos llegan ahora a Canarias).

Sin embargo, a pesar del indudable peso de la cultura china, los taiwaneses de hoy se sienten tan poco chinos como la tercera generación de italoamericanos se sienten italianos. Aunque tienen como modelo a los norteamericanos, en cuyas universidades se ha formado la mayoría de los cuadros dirigentes, hay quien piensa que han terminado pareciéndose más a los japoneses (laboriosos, productivos, eficaces y con un gran sentido de lo colectivo). De hecho, muchos taiwaneses consideran el 25 de octubre de 1945, fecha en que los nipones se vieron forzados a abandonar la isla, como el Día del Retroceso). Los japoneses, que ocuparon la isla durante cincuenta años, establecieron en Taipei la capital administrativa y así lo siguió siendo durante el régimen nacionalista de Chiang Kai Shek y hasta nuestros días.

Sirva este breve artículo de introducción a un país largamente desconocido en Europa y que las circunstancias han llevado al primer plano de la actualidad. Creo que el devenir de los acontecimientos nos hará volver muy pronto a él. Ahí les espero.

 

 

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