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Blogs Crónicas de un nómada por Francisco López-Seivane

Awa Odori, el carnaval estival de Shikoku

Awa Odori, el carnaval estival de Shikoku
Francisco López-Seivane el

La isla de Shikoku es uno de los secretos mejor guardados de Japón. Está llena de sorpresas y tradiciones vivas que dejan con la boca abierta a cuantos las descubren. Naturalmente, me propongo ir desvelándoselas en futuras crónicas. Para empezar, hoy es pertinente traer a colación el Awa Odori, el carnaval más viejo del mundo, que acaba de celebrar su enésima edición en la isla de los 88 templos. Es mucho más antiguo que el de Río y todos los veranos inunda de color y alegría las calles de Tokushima. Y, además, está a punto de hacerse internacional.

Jóvenes, ancianos e incluso niños bailan durante toda la noche
Grupos de danzantes recorren la noche al ritmo de los tambores.

Más de un millón de visitantes se congrega todos los meses de agosto en la capital y pueblos de la prefectura de Tokushima, en la japonesa isla de Shikoku, para celebrar este insólito Carnaval, que dura cuatro días. Cerca de mil ren (grupos o escuelas de danza), vistiendo cada uno sus peculiares y coloridas yukatas y acompañados de sus grupos musicales, desfilan danzando por la avenida principal de Tokushima, reconvertida para la ocasión en una especie de ‘sambódromo’. Después, claro, viene la celebración familiar en las Izakayas, especie de tabernas donde se sirven menús largos (estilo tapeo) a precios muy buenos Hay que decir que la gastronomía es extraordinariamente variada en la isla, que cuenta con numerosos platos regionales, casi siempre basados en el pescado. Y todo regado con sake en abundancia. Ambientazo. A la japonesa, claro.

Una Izakaya en Shikoku. Foto: F. López-Seivane
Una muchedumbre multicolor desfila prietamente durante horas por las calles de Tokushima

Después, hombres, mujeres, niños y ancianos bailan sin cesar siguiendo cada cual su inspiración. Más que un baile sensual, como la samba, es una especie de taichi, en el que los brazos y las piernas se mueven, más o menos coordinadamente, al libre albedrío y la inspiración de cada cual. Quizá por eso los espectadores, contagiados de la alegría común y de lo asequible de los movimientos, se lanzan frecuentemente a participar en la fiesta.

Los niños también forman sus propios grupos (rem) y bailan con los adultos

Los orígenes del Odori se remontan 400 años, al período Edo, a finales del siglo XVI. Entonces se conocía como Bon Odori (‘Danza de los muertos’), y se expresaba de tres formas distintas. En la primera, Zomeki, los participantes se movían en círculo, bajo sombrillas decorativas, al ritmo del shamisen una especie de guitarra de tres cuerdas. Otra expresión más popular de esta danza era Kumi, en la que la gente del pueblo se organizaba en grupos de unas cien personas y bailaba vistiendo coloridos uniformes. Finalmente, había también otra forma de baile individual que se conocía como Niwaka. Con el tiempo, los dos últimos modos de esta danza fueron despareciendo gradualmente, mientras el Zomeki Odori se transformaba en el Awa Odori, recogiendo aspectos de los otros estilos.

Uniformes, estilismos, coreografías…, la fiesta no decae en ningún momento del día.

La ‘danza de los muertos’ ha quedado enterrada. El Awa Odori (Awa es el antiguo nombre de Tokushima) es hoy una celebración popular que no tiene más objeto que expresar la alegría y mantener la tradición, algo sagrado para los japoneses. Se dice que su dimensión popular comenzó 1586, cuando el daimio de Awa, Hachisuka Iemasa, uno de aquellos señores feudales que sólo rendían cuentas al Shogun, organizó un gran convite para celebrar la inauguración del castillo de Tokushima. Al parecer, corrió el sake en exceso y muchos comenzaron a bailar haciendo eses de beodo. Otros trajeron instrumentos musicales y comenzaron a tocar ritmos simples que marcaban los movimientos de los danzantes.

Hoy día, los ren locales se preparan durante el año con el mismo entusiasmo que las cofradías de Sevilla o las Escolas de Samba de Río. Confeccionan sus yukatas, cíngulos y bandas para la cabeza -esas que usaban los kamikaze para mostrar su determinación durante la guerra y que hoy se atan los estudiantes cuando se enfrentan a los exámenes-, se reúnen, ensayan con los músicos y contagian su entusiasmo a toda la ciudad. La cosa ha llegado tan lejos que algunos de los mejores ren son invitados con frecuencia a actuar en otros países. Aparte de los desfiles oficiales, cada barrio y cada pueblo de la prefectura celebra su particular Awa Odori del 12 al 16 de agosto. Un excelente motivo, entre tantos, para visitar esta isla donde aún pervive intacto el espíritu del Japón más tradicional.

Cada grupo viste sus colores y porta sus estandartes como en una procesión.
En el barrio tokiota de Koenji tiene lugar todos los años otro impresionante Awa Odori, que casi reúne tanta gente como el de Tokushima.

Sin embargo, el fenómeno ha saltado a la capital del país, Tokio, donde muchos emigrantes de Tokushima empezaron a 1956 a celebrar su propio Aiwa Dori en Köenji, un  barrio popular que hoy reúne cada agosto a más 12.000 danzantes, agrupados en 188 grupos y atrae a más de un millón de visitantes. Y a punto está de dar el salto al extranjero. Este mismo año una productora japonesa, Tokyo Story, organizó para mayo una amplia versión del Awa Odori en París, financiada al alimón por compañías japonesas y francesas, con el fin de promocionar en el extranjero la cultura del Awa Odori. Lamentablemente, tuvo que ser pospuesta por la preocupación de tres de las asociaciones participantes que temían viajar en un contexto de tensión internacional. Finalmente, parece que el AwaOdoriParis 2015 se celebrará los próximos 1 y 2 de octubre en la Plaza de los Vosgos. Según me asegura Regis Arnaud, uno de sus organizadores, “el Awa Odori de Tokushima reúne cada año a 1.300.000 personas, 1000 grupos y más de 100.000 artistas. Sin duda, se trata de la mayor coreografía jamás producida sobre el planeta” ¿Se animan?

Llega un momento en que la propia gente se une a los danzantes
Durante el Awa Odori ne se para de bailar ni de noche ni de día.
Una muchedumbre permanece largas horas disfrutando el desfile del Awa Dori.

 

Asia & Oceanía
Francisco López-Seivane el

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