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Blogs Cosas del cerebro por Pilar Quijada

¿Las infecciones merman la inteligencia?

¿Las infecciones merman la inteligencia?
Pilar Quijada el

Las infecciones no solo ponen en jaque nuestro sistema inmune, además pueden afectar la capacidad cognitiva según una investigación danesa publicada en Plos One. Estudios previos habían asociado las infecciones con la depresión y la esquizofrenia, y en las personas mayores, especialmente en aquellas con demencia, las infecciones se consideran los principales factores desencadenantes de delirio y también se asocian con el deterioro cognitivo a largo plazo. “Pero este es el primer gran estudio que sugiere que las infecciones también pueden afectar al cerebro y la capacidad cognitiva de personas sanas”, destacan los autores.

El mecanismo que relaciona la infección con la merma en la capacidad cognitiva no está claro, pero se sospecha que podría ser el propio sistema inmune el que causa el daño. Cada vez hay más evidencias que apuntan a que las infecciones y las respuestas inmunitarias pueden activar las células inmunes del cerebro, que a su vez influyen en la transmisión de señales entre las neuronas y, posiblemente, en la cognición.

Normalmente, el cerebro está protegido del sistema inmune general que “opera” en el resto del organismo por la barrera hematoencefálica. El cerebro posee un sistema de defensa propio, una especie de policía autonómica, las denominadas células microgliales, que se sabe que puedan activarse frente a infecciones sistémicas, aunque la barrera hematoencefálica esté intacta. La investigación danesa, cuyo primer autor es Michael Eriksen Benrós, del Centro de Salud Mental y la Universidad de Copenhague, sugiere que puede ser precisamente el sistema inmune el que provoca el deterioro cognitivo ya que muchas infecciones diferentes se asocian con una disminución de las capacidades cognitivas. Este es el primer estudio que examina estas correlaciones y está en consonancia con los estudios anteriores, algunos de los cuales también han sido llevadas a cabo por Benrós, y que muestran que las infecciones se asocian con un mayor riesgo de desarrollar trastornos mentales como la depresión o la esquizofrenia.

Cualquier persona puede sufrir una infección, por ejemplo en el estómago, el tracto urinario o la piel. Sin embargo, el riesgo de un paciente no termina necesariamente una vez que la infección ha sido tratada. De hecho, las infecciones pueden afectar la capacidad cognitiva de las personas “sanas” medida por un test de inteligencia, según el estudio, que sugiere también que esta merma podría ser transitoria. El estudio encontró que la disminución del CI era mayor con una historia previa de infecciones por herpes, un virus que permanece latente durante varios años y pueden producir un daño acumulativo.

“Nuestra investigación muestra una correlación entre hospitalizaciones por infección y deterioro cognitivo que corresponde a una puntuación de CI de 1,76 puntos inferior a la media. Las personas con cinco o más ingresos por infecciones tenían un CI de casi 10 puntos inferior a la media. El estudio muestra una relación dosis-respuesta clara con el número de infecciones, y el efecto pernicioso en la capacidad cognitiva aumenta con la proximidad temporal de la última infección y con la gravedad de la misma. Las infecciones que afectan al cerebro merman la capacidad cognitiva, pero también lo hacen muchas otras lo suficientemente graves como para requerir hospitalización aunque no afecten directamente al cerebro. Además, parece que el sistema inmunológico por sí mismo puede afectar al cerebro hasta el punto de que la capacidad cognitiva se verá perjudicada incluso muchos años después de superar la infección”, explica Benrós.

El estudio se hizo con datos de 190.000 varones daneses nacidos entre 1976 y 1994, obtenidos de la junta de reclutamiento danesa para el servicio militar obligatorio. El cociente intelectual (CI) de los participantes se midió entre 2006 y 2012. Su edad media era de 19 años. El 35% de los participantes había acudido al hospital por alguna infección antes de que se llevara a cabo la prueba de CI.

Aunque los resultados del estudio están en consonancia con otros datos previos, conviene leer la “letra pequeña”. Un dato a tener en cuenta es que los ingresos fueron previos a la medida del CI, por lo que los propios autores reconocen que podía darse una relación inversa, es decir, que las personas con un CI menor se vean expuestos a más infecciones porque se cuidan menos.

De ahí que recomienden que se hagan más estudios para validar sus conclusiones. Y una forma de corroborar sus datos sería hacer el seguimiento de esos mismos participantes y medir su CI con posterioridad a que sufran infecciones en el futuro, para ver si realmente disminuye su capacidad cognitiva.

En cualquier caso no está de más tener en cuenta sus conclusiones, porque como ya han probado estudios previos, las infecciones activan las células inmunes del cerebro, y la inflamación supone un riesgo para el cerebro igual que lo supone para el resto del organismo. La inflamación puede afectar directamente a los sistemas de los neurotransmisores glutamato, serotonina y dopamina, que se consideran centrales en la cognición.

Investigación
Pilar Quijada el

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