Según un pequeño estudio clínico publicado en Science Translational Medicine, el uso de una corriente eléctrica indolora aplicada al cerebro, junto con la rehabilitación, puede ayudar a acelerar la recuperación motora a las personas que han sufrido un accidente cerebrovascular, la causa más común de discapacidad grave a largo plazo.
La rehabilitación ayuda a algunos pacientes a recuperar la movilidad perdida tras un ictus, pero a menudo es un proceso costoso y requiere mucho tiempo. Y mediante estimulación cerebral transcraneal de corriente continua (tDCS) el tiempo de recuperación se acorta, según el estudio llevado a cabo en la Universidad de Oxford. Esta técnica utiliza no invasiva e indolora se administra colocando unos electrodos en el cuero cabelludo. A través de ellos pasa una corriente eléctrica de intensidad baja y constante, capaz de modular la actividad neuronal. Hay dos tipos de estimulación con tDCS: anódica y catódica. La estimulación anódica aumenta la actividad neuronal, mientras que la estimulación catódica la inhibe o reduce.
En este caso, se ha utilizado una variante llamada tDCS anódica ipsilesional (del mismo lado que lesión), que aplica una corriente positiva en el lado del cerebro donde se ha producido el daño. Este tipo de estimulación anódica ha demostrado que aumenta el aprendizaje de habilidades motoras en personas sanas. Y el equipo de Oxford pensó que la técnica podría ser también eficaz pacientes con accidente cerebrovascular para reforzar el aprendizaje necesario para volver a utilizar las partes de su cuerpo que han han perdido movilidad tras el ictus.
“Para los pacientes con accidente cerebrovascular, la rehabilitación larga e intensa conduce a una mayor recuperación. Sin embargo, el costo y la disponibilidad del personal limitan la accesibilidad a este tratamiento. Por eso hay un creciente interés en la búsqueda de terapias que pueden aumentar los efectos de la rehabilitación”, Heidi Johansen-Berg, que ha liderado la investigación.
En el ensayo clínico aleatorizado participaron 24 pacientes con accidente cerebrovascular crónico que afectaba a la mano y el brazo. Los paciente, que se sometieron a un programa de rehabilitación de nueve días, se dividieron en dos grupos. Uno recibió además estimulación cerebral en la corteza motora mientras llevaban a cabo la rehabilitación. En el otro grupo, que servía como control, a los pacientes se les puso electrodos, pero no recibieron la estimulación. Con esto se controla el posible efecto placebo de la técnica. En comparación con el grupo control, los pacientes que recibieron rehabilitación y estimulación eléctrica mostraron una gran mejoría en dos de las tres pruebas de funcionamiento motor, que fu evaluado mediante pruebas clínicas establecidas para ver cuánto habían mejorado.
Antes de la rehabilitación se sometieron a las líneas pruebas, para tener una referencia con la que poder determinar cuánto habían mejorado. Tres meses después del entrenamiento, el grupo que había recibido tDCS había mejorado más que el grupo de control. Los pacientes que recibid tDCS podían utilizar mejor sus manos y brazos para movimientos como levantar, alcanzar y agarrar objetos .
Las pruebas de resonancia magnética revelaron que estos beneficios, que se prolongaron durante al menos tres meses, se asociaron con una mayor actividad de la corteza motora durante el movimiento y del volumen de materia gris. Con más pruebas en ensayos más grandes, la estimulación cerebral con tDCS puede añadirse a la rehabilitación para mejorar la recuperación motora en pacientes después de un accidente cerebrovascular.
A pesar de los resultados positivos, los investigadores advierten que esta técnica debe demostrar beneficios a largo plazo, ya que algunos estudios sugieren que los pacientes con ictus crónicos pierden funcionalidad con el paso del tiempo. Además de la mediciones clínicas que valoran la movilidad, hay que evaluar la mejoría en las actividades cotidianas.
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