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Blogs Cosas del cerebro por Pilar Quijada

Falsos mitos sobre el cerebro

Falsos mitos sobre el cerebro
pixabay
Pilar Quijada el

Una creencia muy extendida sostiene que sólo utilizamos el 10% de nuestro cerebro y sugiere que si utilizásemos el total de nuestras neuronas nuestras capacidades serían infinitamente mayores. Nada más lejos de la realidad. Cualquier tarea sencilla, como tamborilear con los dedos de una mano sobre la mesa, es capaz de activar mucho más de exiguo de ese 10%. Incluso cuando dormimos gran parte de nuestro cerebro se encuentra activo y trabajando.

Algo tan aparentemente sencillo como tamborilear los dedos, uno tras otro, e invertir el orden, eso que hacemos en ocasiones cuando estamos impacientes o aburridos, activa una buena parte de  nuestro cerebro. En primer lugar, la corteza prefrontal, la parte “más noble” del cerebro, con funciones ejecutivas, donde se planifican las acciones, se toman las decisiones, se comparan elecciones… Pues ahí se inicia la cascada de activación cerebral una vez que hemos planificado la forma en que vamos a ir moviendo nuestros dedos, de uno en uno, y luego en sentido inverso.

A continuación se pone en marcha la corteza premotora, donde se preparan las instrucciones para llevar a cabo esta “sencilla” tarea. Luego le toca el turno a la corteza motora, que envía esas instrucciones al brazo y los músculos de la mano que mueven los dedos. Finalmente, el cerebelo supervisa y coordina este proceso para que los movimientos sean los adecuados. Y también tiene en cuenta la posición de la mano sobre la mesa, para que el golpeteo sea adecuado. Y todo esto en un abrir y cerrar de ojos. Por cierto si miramos nuestros dedos mientras golpeamos la mesa, la corteza visual también se activará.

Después de este análisis de la actividad del cerebro para mover cinco dedos de forma repetida y secuenciada, la “mítica” frase “dar cera, pulir cera” de la película Kárate Kid no parece tan descabella. No iba mal encaminado el maestro Miyagi, cuando proponía a su alumno Daniel San ese “aparentemente” sencillo ejercicio. Además de activar todas las zonas cerebrales explicadas en el ejercicio del tamborileo,  el joven discípulo entrenaba su concentración y ponía en juego ambos hemisferios cerebrales, ya que cada mano se controla con el hemisferio cerebral contralateral (el brazo derecho con el hemisferio izquierdo y viceversa).

Le neuroimagen lo desmiente

Volviendo al falso mito de la utilización del 10% del cerebro. Las técnicas de neuroimagen han puesto de manifiesto que carece de fundamento. Como suele decirse una imagen vale más que mil palabras. Y ninguna zona del cerebro permanece inactiva, ni siquiera mientras dormimos, en las imágenes obtenidas del cerebro. Incluso durante el sueño nuestro cerebro lleva a cabo tareas tan importantes como consolidar la memoria. De ahí que dormir sea indispensable para un aprendizaje eficiente y adecuado.

Tampoco existen zonas del cerebro donde una lesión no acarree ninguna secuela. En la película “A propósito den Henry“, el protagonista, interpretado por Harrinson Ford, recibe un balazo en la frente. Según los médicos, la zona más “apropiada” para que se aloje una bala con el mínimo daño. Como sabrán quienes vieron la película, Henry debe aprender desde cero tareas tan simples como atarse el cordón de los zapatos.

Nuestro cerebro, con su kilo y medio, supone aproximadamente un 2% del peso corporal. Sin embargo, consume e 20% -la quinta parte- de la energía de todo el organismo. Mantener el 90% de sus células inactivas sería un coste desmesurado desde el punto de vista evolutivo. En la evolución prima la economía. Otra razón de peso para desestimar tan descabellada idea.

En los últimos diez años, la neurociencia, o el estudio del cerebro, ha avanzado más que en los veinte siglos previos. En la actualidad, existen mapas bastante completos del cerebro y en ninguno de ellos aparecen zonas a las que no se atribuya ninguna función.

Los recuerdos también activan el cerebro

Incluso cuando estamos simplemente recordando un suceso pasado, estamos activando buena parte del cerebro. En primer lugar el hipocampo, donde se almacenan los recuerdos, además de las áreas de la corteza relacionadas con ese recuerdo. Si recordamos los goles de la selección española que tan orgullosos nos hacen sentir, se estarán poniendo en funcionamiento las zonas del cerebro que movilizan los músculos necesarios para marcar ese tanto, aunque no movamos un solo músculo. Estaremos volviendo a sentir la emoción que nos invadió entonces. Recordaremos incluso los sonidos cercanos o algún olor asociado con el momento en que veíamos el partido (la pizza o las palomitas sobre la mesa). O a la inversa, como decía Proust, el olor de la comida que teníamos delante nos guiará a hasta la vasta estructura del recuerdo que nos hará revivir otra vez aquel momento.

Nada de lo que pasa a nuestro alrededor deja indiferente a nuestro cerebro, que a diferencia de esa falsa creencia popular, no descansa nunca. Por cierto, el 90% que según este falso mito dejamos de utilizar tampoco nos haría tan inteligentes y capaces. En realidad, se ha demostrado que las personas más inteligentes tienen una actividad cerebral por debajo de la media. Lo que sugiere que sus circuitos cerebrales son más eficientes. A veces, menos es más.

 

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