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Blogs Bukubuku por Emilio de Miguel Calabia

Todo lo que hace falta leer para convertirse en un experto en relaciones internacionales (1)

Emilio de Miguel Calabia el

Cada día aterrizan en mi bandeja de entrada más análisis sesudos sobre las cuestiones más peliagudas de la política internacional de los que puedo leer. Era algo que me producía gran angustia, por la sensación de que aquello que más necesitaría saber, se encontraría justo en la pila de informes que tengo que dejar de leer por falta de tiempo. Un buen día me di cuenta de que todo lo que hay que saber sobre relaciones internacionales, te lo cuentan cinco libros. El resto son puros detalles.

El primer libro, para empezar, es la “Historia de la Guerra del Peloponeso” de Tucídides. Tucídides fue el primero en Occidente en escribir una historia sin dioses, en la que son los intereses y las pasiones de los hombres los que dirigen la acción. Es un libro tan importante para quienes se interesan por las relaciones internacionales, que hay dos de sus legados que todavía se comentan.

El primero es el de la denominada “trampa de Tucídides”. La expresión proviene del inicio de la obra de Tucídides, cuando dice: “Fue el ascenso de Atenas y el temor que eso inculcó en Esparta lo que hizo que la guerra fuese inevitable”. En otras palabras, cuando una potencia establecida ve la emergencia de una nueva potencia que amenaza a su hegemonía, se produce una situación inestable de conflicto latente que puede desembocar en una guerra.

En el caso de la guerra del Peloponeso, el detonante inmediato fue la guerra entre Córcira y Corinto en la que Atenas se posicionó del lado de los primeros y les ayudó a frenar la expansión marítima de los segundos. La I Guerra Mundial estalló en un contexto parecido: un Imperio británico que empezaba a perder posiciones y una Imperio alemán en auge. En la actualidad muchos analistas temen que una situación similar se esté dando entre una China en auge y unos EEUU en declive (lo de que los EEUU puedan estar en declive, daría para una larguísima discusión; para ir abriendo boca, recomiendo, aunque ya es un poco viejo, “The Post-American World” de Fareed Zakaria). Un libro reciente sobre la trampa de Tucídides entre China y EEUU es “Destined for War: Can America and China Escape Thucydides’s Trap?” de Graham Allison.

El segundo aspecto del libro, que le interesó especialmente al politólogo francés Raymond Aron, era la descripción del enfrentamiento entre una potencia terrestre y otra marítima, que es un fenómeno que se ha dado repetidas veces en la Historia (la Francia de Luís XIV contra la Inglaterra de la Reina Ana; la Francia de Napoleón contra la Inglaterra de Jorge III; la Alemania nazi contra el Imperio británico y EEUU…). Tradicionalmente las potencias terrestres lo han llevado peor. Una potencia marítima, además de perjudicar al comercio marítimo de su rival, puede permitirse el lujo de elegir dónde golpear a su rival, mientras que el rival se las ve y se las desea para atacar a la potencia marítima en su propio terreno.

Una tercera lección del libro, que he visto menos comentada, es el daño que los demagogos le pueden hacer a un Estado. El ejemplo lo tenemos en Alcibíades. Alcibíades era un hombre inteligente con una gran visión estratégica, un gran manipulador carente de escrúpulos y un gran orador. Vamos, que se parecía a los líderes populistas actuales, salvo en la inteligencia, en la visión estratégica y en la oratoria. Tras siete años de guerra, Esparta y Atenas habían alcanzado una frágil tregua. Esparta mandó a unos legados para discutir sobre algunos malentendidos que habían surgido en torno a la aplicación de la tregua. Alcibíades manipuló primero a los legados y luego a la Asamblea popular, se cargó la tregua y propugnó una política agresiva. El mayor beneficiado de la jugada fue el propio Alcibíades, que de una tacada alcanzó la prominencia en los asuntos de la ciudad. Que a la larga nada de aquello resultase positivo para los intereses de Atenas es secundario. Tercera lección de Tucídides: nunca te fíes de un populista; sólo se preocupan de sus propios intereses.

El siguiente libro que hay que leer es “La Guerra de las Galias” de Julio César. A pesar del nombre, lo fundamental del libro no son los asuntos bélicos, sino todo lo que enseña sobre intrigas, engaños, planes… Cosas que he aprendido leyéndolo: cuidado con los aliados que te buscas. Al final pueden resultar más peligrosos que los enemigos originales que vinieron a combatir; cómo negociar cuando ninguna de las partes confía en la otra (spoiler: la historia siempre acaba mal); la importancia de saber calcular los tiempos y, muy especialmente, de la celeridad; la importancia de proteger a tus aliados, sobre todo a los más débiles. Redunda en tu prestigio y te vienen a comer de la mano…

Lo más interesante del libro es que no es un relato histórico como podría parecer a primera vista. Se trata antes que nada de un panfleto político. César no escribió “La Guerra de las Galias” porque se aburriese, ni porque quisiera informar a los historiadores del futuro de lo que sucedió en las Galias, ni porque le gustase escribir, ni porque quisiera martirizar a los futuros estudiantes de latín. César escribió “La Guerra de las Galias” para que en Roma no se olvidasen de él, para que los ciudadanos romanos fuesen conscientes del pedazo de líder que tenían al otro lado del Rubicón. “La Guerra de las Galias” es pura propaganda del líder y tal vez sea una de las poquísimas obras propagandísticas que se pueden leer incluso dos mil años después con placer.

 

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