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Blogs Bukubuku por Emilio de Miguel Calabia

El mundo es duro para las potencias medias (1)

Emilio de Miguel Calabia el

Hay un dicho en el Sudeste Asiático que dice: “Cuando los elefantes se pelean, la que sufre es la hierba”. Traducido a términos geopolíticos: “Cuando las superpotencias se pelean, las potencias medias están jodidas”.

En el último medio año Japón y Corea han publicado sus estrategias de defensa nacional. Resultan interesantes por ver cómo dos potencias medias situadas en un vecindario incómodo afrontan la situación.

Toda estrategia debe comenzar analizando cuán es el entorno en el que se va a aplicar. Comenzaré pasando revista a la visión que tienen del escenario geopolítico actual cada una de las dos estrategias. Ambas destacan:

+ La aceleración del tempo geopolítico y la rapidez con la que se producen los cambios.

+ La diversificación de las amenazas a la seguridad y la aparición de nuevos peligros: las pandemias, el cambio climático, la destrucción de los ecosistemas, la inseguridad alimentaria, las vulnerabilidades de las cadenas de suministros, el riesgo de ataque a infraestructuras críticas. A ello se añade que la guerra entre Estados, que parecía ser fenómeno en trance de desaparición por lo destructivo y lo costoso de los armamentos, ha resurgido y ha adquirido un nuevo carácter gracias a las nuevas tecnologías: ciberataques, fake news, drones… La división de la comunidad internacional impide que podamos trabajar juntos para hacer frente a estas amenazas.

+ La economía se ha convertido en un campo de batalla más: uso del acceso al mercado y de la restricción de exportaciones clave (alimentos, energía, tierras raras, tecnología) como herramientas de coerción; concesión de préstamos en condiciones tales que provocan que el prestatario caiga en la “trampa de la deuda”; vuelta del proteccionismo, que está llamado a provocar disrupciones mayores en las cadenas de suministros.

Pasando ya al terreno regional, ambas estrategias concuerdan en que el Indo-pacífico se ha convertido en una región de gran importancia geopolítica y que es el lugar clave en el que se desenvuelve la rivalidad entre China y EEUU. Resulta interesante que ninguna de las dos estrategias elabora lo suficiente esta cuestión, que sin embargo es el subtexto bajo el que hay que leerlas. La Estrategia de Corea del Sur apunta a la actitud de algunos de los actores regionales ante esta rivalidad: 1) ASEAN: Sus países adoptan una aproximación pragmática y defienden la centralidad de la Asociación en la región como una manera de mantener su autonomía estratégica; 2) India está manteniendo una sabia política relaciones graduadas con todas las potencias: cooperación económica selectiva con Rusia y China e integración en el Quad y el IPEF (Marco Económico del Indo-pacífico), impulsados por EEUU; 3) Australia participa en el Quad y el AUKUS y ha ampliado su colaboración con países que comparten los valores democráticos en ASEAN y entre los Estados insulares del Pacífico.

Ambas estrategias prestan especial atención a dos actores: China y Corea del Norte. La Estrategia japonesa adicionalmente se refiere a Rusia. La ocupación de las islas Kuriles tras la II Guerra Mundial, la ausencia de un Tratado de paz, las actividades navales de Rusia en las proximidades de Japón, la militarización de sus territorios del Noreste, la creciente coordinación militar con China y la invasión de Ucrania que ha mostrado su disposición a utilizar la fuerza militar si hace falta para alcanzar sus objetivos son otras tantas razones para que Japón se muestre preocupada. Razones no le faltan.

El auge de China es otro motivo de preocupación. China no oculta su objetivo a largo plazo de reemplazar a EEUU como el hegemón mundial. La modernización de sus FFAA y el mayor gasto en defensa son otras tantas pruebas. China ha mostrado su disposición a cambiar el status quo unilateralmente y dispone de los medios para ello.

Un motivo extra de preocupación es el alineamiento entre China y Rusia. Una de sus consecuencias es que el dossier norcoreano se haya vuelto intratable. Corea del Norte ha acelerado su programa nuclear en 2022 y no tiene razones para renunciar a él. El arma nuclear es una cuestión de prestigio para el régimen y una garantía de seguridad. Se dice que uno de los argumentos del régimen norcoreano para no abandonar su programa nuclear es el recuerdo de lo que sucedió con Gadafi; la idea es que si hubiera dispuesto de armas nucleares las potencias occidentales no se habrían atrevido a ir contra él. Por otra parte el régimen de sanciones no puede funcionar sin la colaboración de Rusia y China, sus dos vecinos en su frontera septentrional.

 

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