(Parag Khanna con el traje, y la pose, de ir a comerse el mundo)
Pero dejemos la Historia a un lado y centrémonos en el presente. ¿Cuál es el panorama que ofrece Asia en el siglo XXI, que hace que Khanna salive de placer? Enumeraré los hechos que definen ese panorama:
1) Asianización de Asia: Rusia es cada vez más una potencia asiática y menos europea; Turquía mira crecientemente hacia Asia; otro tanto hace Israel… Asia cada vez está más interconectada: Asia Central se va convirtiendo en el enlace entre el extremo oeste chino y Rusia y Oriente Medio; Pakistán va a ser la vía de acceso de China al Mar Arábigo… Cierto que los lazos de los países asiáticos con China están creciendo, pero también están creciendo los lazos entre ellos.
2) Tendencia a un orden multipolar en Asia: Khanna piensa que la geografía hace de Asia un continente multipolar. El futuro orden geopolítico en Asia no será norteamericano, ni chino. China aprendió de la experiencia histórica de Japón que una potencia en ascenso no puede ser demasiado agresiva y “no está interesada en compartir Asia con EEUU, pero aprenderá a cogestionarla con sus colegas asiáticos”. EEUU por su parte ha aprendido los riesgos de la sobreextensión. Y el resto de los países asiáticos han entendido el valor de la autonomía estratégica e intentan tenerla.
El orden geopolítico del que habla Khanna no es el que yo observo desde Bangkok. Lo que yo veo es una China que va haciéndose hegemónica, como EEUU se hizo hegemónico en su día en el continente americano, y como todas las potencias en ascenso se comporta con un grado de arrogancia y chulería que sus vecinos no aprecian demasiado. El Sudeste Asiático se asemeja cada vez más a la Centroamérica y Caribe de comienzos del siglo XX. Asia Central, soviética hasta hace dos días, ha empezado a bascular hacia China, sin que quepa adivinar si llegará hasta el final del basculamiento. Incluso en el sur de Asia, donde India es el hegemón regional, la influencia de China se hace sentir en lugares como Sri Lanka, Nepal o Pakistán. Pero bueno, me fiaré de Khanna y me sentaré a esperar los gozosos tiempos de la cogestión del continente.
3) Económicamente, Asia es un caso de éxito y de integración creciente. En las últimas décadas el crecimiento económico asiático ha dejado pequeñito el del resto de los continentes. Asia representa aproximadamente el 34% del PIB global en términos reales y el 28% del consumo global. Entre las 20 mayores economías, siete son asiáticas (ocho si contamos Rusia): China, Japón, India, Corea del Sur, Indonesia, Turquía y Arabia Saudí. Asia representa el 33% del comercio de bienes y el 23% de los flujos de capital. En 2019 los 10 países de ASEAN, China, Japón, Corea, Australia y Nueva Zelanda concluyeron el Partenariado Económico Comprensivo Regional (RCEP, por sus siglas en inglés), un bloque comercial que engloba a un tercio de la población mundial y al 29% del PIB mundial.
Asia ha logrado ese éxito económico aplicando sus propias reglas, igual que el milagro japonés no debió nada a modelos foráneos. Algunas de las reglas son: un regionalismo abierto; mercados regulados; uso de zonas económicas especiales para atraer capital y tecnología extranjera; economías orientadas a la exportación; apertura gradual al comercio internacional, para proteger las industrias nacientes; intervención del Estado en la economía; controles de capital; control nacional sobre industrias clave. Es un modelo que está funcionando y que protegió a las economías asiáticas de los efectos más dañinos de la crisis de 2008. Creo que a medio plazo Occidente acabará aplicando muchas de estas recetas.
El auge económico de Asia tiene algunas consecuencias para Occidente, en las que no pensamos tan a menudo. Los diez mayores tenedores de bonos del Tesoro norteamericano son países asiáticos. Los países asiáticos también han sido grandes inversores en EEUU. Pero todo esto podría estar cambiando, los flujos de inversión asiáticos están dirigiéndose cada vez más hacia Asia y los bonos del Tesoro norteamericano empiezan a ser menos interesantes. Más grave es que las economías asiáticas han empezado a utilizar más monedas distintas que el dólar en sus intercambios y que China ha iniciado el proceso de internacionalización del renminbi. Una de las grandes fortalezas de EEUU en el período posterior a la II Guerra Mundial ha sido la posesión de la divisa internacional de referencia. Pues bien, parece que esa ventaja podría tener los días contados.
4) Aparición de Afroeurasia: África ha estado estrechamente vinculada a Europa desde el siglo XIX. Las potencias europeas se repartieron el continente y cuando llegó la descolonización, vino el neocolonialismo y Europa siguió siendo el referente político, económico y cultural. Esto ha cambiado. Desde comienzos del siglo XXI, los países africanos han comenzado a mirar cada vez más hacia Asia. Entre 2002 y 2012 el comercio entre ambos continentes aumentó en casi un 2.000%. De entre los 10 principales inversores en África en el período 2013-2017, cuatro fueron economías asiáticas: China, Singapur, Hong Kong y la India. Se estima que hay medio millón de chinos residiendo en África; suelen estar vinculados a los grandes proyectos de infraestructuras que financia China en el continente y al comercio. Las inversiones asiáticas en África van dirigidas en muchos casos a proyectos de infraestructura que contribuirán a la integración del continente y a vincularlo con mercados exteriores, especialmente los del Océano Índico.
5) Asianización de Iberoamérica: Lo mismo que ha ocurrido con África, está sucediendo con Iberoamérica. Desde la emancipación, el continente miró sobre todo hacia EEUU y Europa. Esto está cambiando. El primer indicio fue la creación de APEC, la Cooperación Económica de Asia-Pacífico, que vinculó comercialmente las dos orillas del Pacífico. Hoy China es el principal socio comercial de Perú, Chile, Brasil y Uruguay y otros países asiáticos ya han entrado en el juego: Japón, la India, incluso Vietnam.
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