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Dos caminos divergentes: Myanmar y Tailandia (1)

Emilio de Miguel Calabia el

En 1767 Birmania conquistó el reino de Ayuthaya, predecesor de la actual Tailandia. En aquellos momentos, ambos países eran bastante equiparables. Los regímenes políticos (monarquías absolutas donde, sin embargo, el poder del Rey se veía atemperado por los nobles de la Corte y decrecía a medida que uno se alejaba de la capital) y el grado de desarrollo tecnológico eran semejantes. Para ambos el comercio internacional era importante, aunque Ayuthaya obtenía mayores ingresos por su mayor imbricación en el comercio con China y la situación de su capital mucho más próxima al mar. En ambos reinos, la etnia mayoritaria no representaba más del 50% y sus reyes tenían que gestionar sociedades multiétnicas. En ambos casos, durante el siglo XVIII se puso en marcha un fenómeno de asimilación y aculturación de las minorías étnicas que, en el caso de Tailandia ha llegado al siglo XXI. Posiblemente, la pluralidad étnica fuera más difícil de gestionar en el caso birmano, por el mayor número de etnias y su presencia en zonas fronterizas y montañosas adonde el poder del Estado tenía dificultades en llegar.

Estos dos países que tanto tenían en común en 1767, ¿cómo se encuentran en 2019? La economía tailandesa es por PIB la 26ª del planeta; para encontrar dónde está la economía birmana, tenemos que bajar hasta el puesto 73º. En lo que se refiere al Índice de Desarrollo Humano, Tailandia está en la posición 83ª, mientras que Myanmar se encuentra en la 148ª. Si ajustamos el IDH por la tasa de desigualdad, la distancia sigue siendo importante: Tailandia es el 64º y Myanmar el 104ª. La esperanza de vida al nacer en Tailandia es de 74,9 (70ª en la clasificación); los birmanos se despiden un poco antes de este mundo: a los 66,6 de media (129 en la clasificación). La tasa de mortalidad infantil en Tailandia, según el CIA WorldFact Book es de 9,2 por 1.000 nacidos vivos; en Myanmar es de 35,8. Podría aducir muchos más ejemplos, pero creo que el patrón se ve claro: Tailandia aventaja abrumadoramente a Myanmar en todos los indicadores. La pregunta es: ¿qué ha pasado? Mi respuesta es muy clara: Lo que ha pasado entre medias es el Imperio británico.

El Imperio británico conquistó Birmania en tres guerras: 1824-26, 1852-53 y 1885. La segunda fue especialmente importante, porque tras ella el Imperio ocupó toda la costa, dejando a Birmania convertida en un estado enclaustrado que dependía para su comercio de Inglaterra. Es más, al separarla de las grandes rutas comerciales, le vedó una fuente importante de ingresos. En estas condiciones, el Rey Mindon (1853-78), por muy occidentalizador y modernizador que fuera, no disponía los recursos necesarios para modernizar el país. No hay más que comparar su situación con la de los monarcas tailandeses contemporáneos, Mongkut y Chulalongkorn, a los que el colonialismo británico permitió mantener una independencia precaria, y cómo aprovecharon la oportunidad para modernizar Tailandia.

En sus esfuerzos por socavar la soberanía birmana, los británicos y sus agentes establecieron vínculos especiales con algunas de las etnias que vivían en las fronteras, sobre todo con los Karen, que habían sido convertidos al cristianismo, con los Mon y con los Shan. La Monarquía birmana, en sus últimos años, sin apenas recursos hubo de enfrentarse a unas minorías celosas de su independencia y a las que, además, los británicos habían dado alas. En esas condiciones, imposible pensar en una integración nacional y en continuar con el proceso de birmanización que había ido progresando a lo largo del siglo XVIII.

En 1885, tras su victoria en la Tercera Guerra Anglo-Birmana, los ingleses depusieron al último Rey del país y lo mandaron al exilio. Birmania pasó a ser gobernada como una provincia más del Raj británico de la India. De un plumazo la Monarquía, la administración birmana, el patrocinio estatal de la Sangha quedaron borrados. Los birmanos lógicamente se resistieron y hubo movimientos insurgentes en el norte del país hasta 1890, que fueron reprimidos por los británicos con gran brutalidad. No se puede insistir lo bastante en la disrupción que supuso para Birmania la aniquilación de su sistema socio-político. De los países del Sudeste Asiático fue el que tuvo un paso más traumático de la independencia al período colonial.

Los británicos gobernaron Birmania como una provincia más del Raj británico de la India. Como en la India, los puestos altos de la Administración estaban ocupados por ingleses y los nativos sólo tenían acceso a los puestos subalternos. A diferencia de la India, aquí los birmanos ni tan siquiera tenían acceso a los puestos subalternos, ya que éstos estaban ocupados por indios. Los británicos no tuvieron nunca demasiada consideración por la cultura y el modo de vida de los birmanos. Promovieron el cristianismo y despreciaron a la Sangha, a la que dejaron de dar apoyo oficial, sin tener en cuenta el inmenso peso social que tenía.

La economía birmana se orientó hacia la exportación de arroz, sin tener en cuenta la demanda del mercado doméstico. No teniendo los birmanos capitales ni estando acostumbrados a funcionar en una economía moderna, los chettiars indios fueron quienes asumieron el control del crédito en la colonia. Puede decirse que indios e ingleses fueron los grandes beneficiarios de la integración de Birmania en el Imperio británico. Los birmanos se quedaron a dos velas. Peor todavía. Los ingleses importaron trabajadores agrícolas de la zona de Chittagong, lo que deprimió los salarios del campo.

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