Emilio de Miguel Calabia el 18 ene, 2024 (Éste era el Ejército sikkimés. No parece que provocar a la India fuera buena idea con estas fuerzas Poco después de las elecciones comenzó la elaboración de una Constitución para el país. A mediados de junio se conoció el borrador. Era un documento confuso, pero cabía colegir que otorgaba más poder a la India sobre Sikkim. Y muy ominoso era que al líder de la Asamblea se le denominase Ministro Principal como en los estados indios y no Primer Ministro. La población, incluidos bastantes nepalíes, comenzó a inquietarse. Querían democracia, no la integración en la India. Thondup se negó a firmar la Constitución. Argumentaba, con cierta razón, que la Constitución estaba enmendando un Tratado internacional en vigor, el de 1950. La India no estaba dispuesta a oír tonterías de última hora, cuando ya casi había conseguido lo que quería. Los medios le atacaron como un antidemócrata e incluso insinuaron que podía estar siendo manipulado por alguna potencia extranjera. No había que ser muy listo para adivinar que China era esa potencia extranjera. Thondup decidió jugárselo todo a una visita a Delhi para parlamentar con los decisores indios. Kewal Singh le vino a decir que su única opción era taparse la nariz y firmar la Constitución. Su cita con Indira Gandhi fue aún peor. Indira le recibió con gesto agrio y no quiso atender a ninguna de sus peticiones. Thondup volvió a Gangtok descorazonado. Siguió el consejo de Kewal Singh: el 4 de julio, tapándose la nariz, firmó la Constitución. La India lanzó una operación de encanto con los políticos sikkimeses. Se los llevaron a Delhi, donde los agasajaron y les presentaron a las principales autoridades del Estado. Gandhi les recibió y les aseguró que la particularidad de Sikkim sería respetada y que la India sólo buscaba apoyar el gran proyecto de la introducción de la democracia en Sikkim. No sé si entre los agasajos los políticos sikkimeses se dieron cuenta de un cambio casi imperceptible que había ocurrido. Donde antes la India había hablado de la Constitución de Sikkim, ahora hablaba de la Ley del Gobierno de Sikkim, que la India ayudaría a implementar. De la Constitución, herramienta de un país soberano, se había pasado a la Ley del Gobierno de Sikkim, término que hacía pensar en una región autónoma sometida a Delhi. Voy a transcribir un informe del Alto Comisionado británico que resume muy bien cuál era la situación en ese verano de 1974: “A lo largo de los años el Chogyal ha sido extraordinariamente inepto en el manejo de sus súbditos (…) Un líder más hábil y menos empecinado habría podido no sólo manejar las relaciones con el Gobierno indio, sino haber mantenido a su pueblo tranquilo o de su lado, si acaso mediante ajustes calculados a la necesidad de cambio. De la misma manera el Congreso Sikkimés parece haberse extralimitado para incapacitar o echar al Chogyal incluso al coste de una cuasi integración en la India, quizá bajo la presión de sus elementos más jóvenes y radicales. A la larga esto puede revelarse como un error costoso, ya que podrían encontrarse con que han intercambiado un amo relativamente débil aunque terco, por otro mucho más poderoso y determinado”. En cuanto a las motivaciones del Congreso Sikkimés el informe continuaba: “… puede ser que simplemente estén ciegamente opuestos al Chogyal; o quizás vean un posicionamiento pro-indio prudente, en tanto se hacen con el poder; o es igualmente posible que la India les haya hecho saber tranquilamente que si se va el Chogyal no existe la posibilidad de una república sikkimesa sucesora; el precio de la cabeza del Chogyal es la absorción.” Efectivamente, las cosas ocurrieron como habían pronosticado los británicos. Thondup había vuelto a Gangtok cariacontecido, pero sus asesores jurídicos le hicieron ver que la situación era mucho peor de la que se imaginaba. La nueva Ley del Gobierno de Sikkim incluía un artículo,- el 30-, que establecía que si la Asamblea lo solicitaba, la India estaría prácticamente obligada a permitir la participación y representación del pueblo de Sikkim en las instituciones indias. O sea, que una mera petición de la Asamblea bastaría para que Sikkim se integrase en la India. Y el Kazi era cómplice de los indios. El Kazi pidió la activación del artículo 30. Thondup se enteró por la radio de que Indira Gandhi estaba preparando una enmienda a la Constitución para convertir a Sikkim en un Estado asociado. Muchos en la India expresaron su malestar con las intenciones de Gandhi, pero no pudieron hacer nada ante la mayoría que tenía el Partido del Congreso en la Cámara Baja. También en Sikkim la población se dio cuenta de que lo que había parecido que no era más que la lucha por la democratización del país, había terminado en una amenaza para la existencia independiente de Sikkim. El movimiento para tragarse a Sikkim causó furor en la comunidad internacional. EEUU, que estaba buscando mejorar las relaciones con la India, no se lo echó en cara, pero no entendió qué necesidad tenía cuando ya controlaba la política exterior del país. A Pakistán le sirvió para acusar a la India de imperialismo. En Nepal hubo manifestaciones anti-indias, ante el temor de que ellos serían los siguientes. Los inteligentes bhutaneses permanecieron muy calladitos; la membresía de NNUU les protegía, pero tampoco era cuestión de buscarse problemas. China también lanzó duras diatribas contra China. China llevó el tema a NNUU. Fustigando a la India, fustigaba indirectamente a la URSS, cuya mano veía detrás del movimiento indio. No era cierto, pero cualquier excusa era buena para dar un capón a los ex-fraternales amigos soviéticos. En todo caso, la acción china no fue muy lejos. No había ganas en NNUU de debatir Sikkim. Historia Tags ChinaIndiaIndira GandhiKazi Lhendup DorjiPalden Thondup NamgyalSikkim Comentarios Emilio de Miguel Calabia el 18 ene, 2024