Emilio de Miguel Calabia el 07 ene, 2024 (Thondup y Hope en plan matrimonio burgués convencional norteamericano) Tras la coronación, Hope se entregó en cuerpo y alma a la causa de Sikkim con esa mezcla de entusiasmo, optimismo y torpeza de la que sólo los norteamericanos son capaces. Hope emprendió toda una serie de iniciativas para hacer valer el patrimonio cultural de Sikkim y, de paso, subrayar su identidad única. Asimismo fomentó las visitas de dignatarios y personalidades norteamericanas al país. El 19 de enero de 1966 la hija de Nehru, Indira Gandhi, se convirtió en Primera Ministra de la India. Thondup pensó que le había tocado la lotería. Gandhi había visitado Sikkim acompañando a su padre en un par de ocasiones. Las relaciones con Thondup en esas visitas habían sido cordiales y cabía pensar que sintiese la misma simpatía por Sikkim que había sentido Nehru. Además, Gandhi asumió el poder desde una posición de debilidad: muchos dudaban de su valía y tenía que hacer frente a una grave crisis económica. Thondup pensó que se le abría una ventana de oportunidad para revisar el Tratado de 1950. Thondup comenzó a trabajarse a los medios para preparar el terreno y justo en ese momento el entusiasmo atolondrado de Hope creó una crisis diplomática. Hope publicó en la revista del Instituto de Tibetología de Gangtok un artículo titulado “La teoría sikkimesa de la posesión de la tierra y la concesión de Darjeeling”. Su argumento era que en 1883 Sikkim arrendó Darjeeling a los británicos, no lo concedió, y que se podía argüir que debía ser devuelto a Sikkim. Ingenuamente Hope creía que su artículo era un poco provocador desde la erudición y suponía que atraería sobre todo el interés de los expertos. Sí, sí. El artículo terminó encima de la mesa de Indira Gandhi justo en un momento en el que le crecían los enanos. Thondup siguió con su campaña para mostrar que Sikkim poseía una identidad internacional propia. Creó un foro de estudio compuesto por expertos que elaboró una serie de argumentos para mostrar la identidad propia de Sikkim. El modelo que tenían en mente era el de Bhutan que, efectivamente, presentaba muchas similitudes con el caso de Sikkim. Lo malo es que Thondup tenía al enemigo en casa; los Kazis mostraban cada vez más malestar; para ellos, que se apoyaban en el electorado nepalí, la cuestión de la identidad y de la relación con la India era secundaria. Lo que les importaba más era el fin de la Monarquía absoluta y la llegada de una auténtica democracia. Y a pedirlas se dedicaban no con el ímpetu de los demócratas convencidos, sino de los resentidos, que creen que les están hurtando la parte del pastel que les tocaba. Como político Thondup era limitado y manejaba muy mal los tiempos. En 1967 volvió a lanzar la campaña para la revisión del Tratado de 1950, justo en el momento en el que Indira Gandhi acababa de sufrir un varapalo en las elecciones y una coalición liderada por los comunistas se había hecho con el control del gobierno de Bengala Occidental y había aparecido una insurgencia maoísta fomentada por Pekín. La campaña de Thondup fue muy mal recibida en la India por lo inoportuna. Además llegó en un momento en el que las tensiones entre China y la India volvían a agudizarse y la importancia geopolítica de Sikkim volvía a crecer. Al año siguiente Indira Gandhi visitó Gangtok. La visita fue cordial y, aunque no se llegó a ningún acuerdo relevante, parecía que las relaciones bilaterales habían quedado bien encarriladas. Luego se vería que ése había sido el momento cúspide de las relaciones indo-sikkimesas. A partir de ahí todo sería cuesta abajo. El punto de inflexión lo traería un artículo incendiario publicado por el diario pro-independentista “Sikkim”. El artículo amenaza con que si no se revisaba el Tratado de 1950, Sikkim podía verse empujada al extremo de iniciar una insurgencia. Pocos días después un grupo de escolares marchó por las calles de Gangtok portando banderolas que decían cosas como “Fuera los indios de Sikkim” y “Queremos la independencia”. El tiro les salió por la culata. La India se cerró a la revisión del Tratado en tanto no cesaran esos incidentes. Duff establece una comparación de cómo hacían las cosas los bhutaneses que, es cierto, desde el punto de vista del Derecho Internacional lo tenían un poco mejor que los sikkimeses. Los bhutaneses se habían trabajado a los indios con paciencia y mano izquierda, de manera que sus demandas de mayor autonomía no chirriaban. Su actitud hacia la India era colaboradora y eran hábiles en evitar los irritantes. La situación era tan distinta que el Foreign Office británico no tuvo empacho en afirmar que si Bhutan solicitaba ingresar en Naciones Unidas, creía que reunía las condiciones. Preguntado lo mismo sobre Sikkim, afirmó que carecía del estatus soberano que le permitiera el ingreso. Habría podido añadir quiénes eran los responsables de que careciera de ese estatus. Historia Tags Andrew DuffBhutánDarjeelingHope CookeIndiaIndira GandhiPalden Thondup NamgyalSikkim Comentarios Emilio de Miguel Calabia el 07 ene, 2024