Emilio de Miguel Calabia el 04 ene, 2024 (Thondup con su reina norteamericana) Andrew Duff en “Sikkim. Requiem for a Himalayan Kingdom”, a quien sigo en esta entrada, comenta lo que el oficial político indio Apa Pant (el Oficial Político cumplía una función similar a la de los residentes británicos en sus protectorados: la de supervisar la política local, asegurando que no se hiciese nada que fuese contra los intereses de su país, y servir de enlace entre el Estado ante el que estaba acreditado y el Raj) pensaba de Thondup: “… su ego a veces le impedía comprender los límites de lo que era conseguible (…) Thondup creía firmemente que su posición en Sikkim era mucho más que el gobierno mundano; se veía como el protector de la integridad del país y de la fe budista allí.” Estas palabras resumen muy bien lo que era Thondup y ayudan a entender lo que pasó durante los 25 años siguientes. En 1957 su mujer Sanjey Deki murió. Sanjey procedía de una buena familia tibetana y alguien la describió como “una muñeca de porcelana”. Sanjey había sido un apoyo emocional muy importante para Thondup, que era más vulnerable de lo que trataba de mostrar. La muerte de Sanjey abrió el camino a una de las hermanas de Thondup, la princesa Coocoola, que disfrutaba con los manejos políticos. Coocoola era atractiva y no tenía nada de la modestia de las mujeres de cultura tibetana. Apasionada con la causa del Tibet, mantenía relaciones con los agentes locales de la CIA. Otra cuestión política que le quitaba el sueño era la de los inmigrantes. El amor es una fuerza ciega y a menudo estúpida, que casi siempre la lía. Algo así le ocurrió a Thondup. En el verano de 1959 era un viudo tímido de 36 años con tres hijos pequeños. En Darjeeling conoció a Hope Cooke, una norteamericana 17 años más joven, que Duff describe como “aventurera, ingenua y nerviosa que estaba haciendo el viaje de su vida”. A nivel personal puede que fuera lo que Thondup necesitaba, pero a nivel político… La presentación en sociedad de Hope fue en 1961. El inicio no fue muy auspicioso. Hope no estaba acostumbrada al alcohol. Bebió más de la cuenta y acabó vomitando en el recibidor. Ésa sería casi la metedura de pata más inofensiva y simpática de las que cometió. Hope nunca entendió del todo el terreno minado en el que se había metido. Para empezar estaba la princesa Coocoola, resentida porque le habían arrebatado el papel de primera dama de facto al que aspiraba. En segundo lugar estaban las Regulaciones para los Súbditos Sikkimeses, que abordaba la cuestión de con quién debían casarse los sikkimeses para preservar su identidad nacional. Thondup, al casarse con Hope, se había pasado las Regulaciones por el forro y había abierto una brecha por la que se le podía atacar. Mientras Thondup vivía su romance, la situación geopolítica se le había complicado al pequeño reino. Con el Tibet ocupado por China, Sikkim de repente estaba en primera línea. India decidió estacionar tropas en el pequeño reino. Por si fuera poco, estaba el problema de los refugiados tibetanos. Gangtok, la capital, dejó de ser el lugar apartado e idílico que había sido hasta entonces. A perro flaco todo son pulgas. Justo cuando la situación geopolítica se había complicado, apareció un nuevo líder en el país, Kazi Lhendup Dorji, que pertenecía a la familia de Khangsarpas, que albergaba una vieja enemistad con los reinantes Namgyals. También Kazi tenía una esposa occidental, Elisa-Maria Langford-Rae a la que, desgraciadamente, le encantaba la política y salvar a la parte de la Humanidad que le tocase más próxima. Y lo más próximo en esos momentos eran los sikkimeses. Kazi creó un partido, el Sikkim National Congress. Posiblemente las motivaciones últimas de Kazi fueran tocar poder y hacerles la cusca a los Namgyals. Su mujer, en cambio, se lo tomó como una cruzada mesiánica personal: acabar con el feudalismo y llevar la democracia a Sikkim. El 27 de mayo de 1964 Nehru murió. Nehru siempre había sentido simpatía por Sikkim, hasta el punto de que en varias ocasiones había dicho que le gustaría jubilarse allí. Nehru había trabado amistad con el joven Thondup y siempre había estado dispuesto a escucharle, cuando tenía alguna queja que hacer. Thondup sintió que había perdido a un mentor y a un protector. Durante los funerales, le dijo a Hope: “No sé lo que le espera a Sikkim ahora.” La ceremonia de la coronación de Thondup en 1965 fue causa de desencuentros con el gobierno indio, que quería poner sordina al acontecimiento, ya que no quería que el estado de protectorado de facto de Sikkim fuese cuestionado. La situación geopolítica con China y con Pakistán no estaba para muchas bromas. A regañadientes y justo antes de la ceremonia, la India aceptó que se utilizasen los antiguos títulos de Chogyal (rey) y Gyalmo (reina). El joven diplomático indio y amigo de Thondup advirtió desde el primer momento algunos de los errores que se iban a cometer en la coronación. Thondup y su reina prestaban más atención a dónde sentarían a los huéspedes extranjeros que a la élite sikkimesa. Hope se estaba comportando como una reina de cuento de hadas, fantasiosa y caprichosa. Aun así la coronación fue un éxito y le dio mucho relumbrón al país. El problema es que se olvidaron de incluir a la minoría nepalí. Historia Tags Andrew DuffElisa-Maria Langford-RaeHope CookeIndiaJawaharlal NehruKazi Lhendup DorjiPalden Thondup NamgyalPrincesa CoocoolaSanjey DekiSikkimSikkim National Congress Comentarios Emilio de Miguel Calabia el 04 ene, 2024