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Blogs Bukubuku por Emilio de Miguel Calabia

Un pequeño reino himaláyico (1)

Emilio de Miguel Calabia el

Sikkim es un pequeño reino himaláyico, que tiene fronteras con la India, Nepal, China y Bhután. Si alguien lo busca en el mapa, no lo encontrará por la sencilla razón de que desapareció en 1975, al mismo tiempo que los norvietnamitas entraban en Saigón. Como es de imaginar la desaparición de Sikkim recibió mucha menos atención que la caída de Saigón.

Los problemas de Sikkim fueron, como en tantas otras partes del mundo, un resabio del colonialismo británico, que fue dejando bombas de relojería a medida que se retiraba. La India británica comprendía dos tipos de territorios muy distintos. Por un lado estaban los territorios que el Raj británico administraba directamente. Por otro, estaban los Estados principescos, cuyos príncipes habían firmado tratados con el Raj británico, por los cuales conservaban su soberanía, cediendo las cuestiones de relaciones exteriores y defensa al Raj. Generalmente el Raj se ocupaba también de las obras públicas y la recolección de impuestos en su favor. Digo “generalmente”, porque no había dos tratados iguales, aunque todos tendieran a seguir el mismo esquema.

Sikkim era un caso especial por varios motivos: era un reino budista, mientras que los Estados principescos o bien eran musulmanes o bien hinduistas, tenía frontera con Tibet y la manera en que accedió al Raj británico fue un poco diferente.

En 1816 los británicos estaban luchando con los gurkas de Nepal y advirtieron el valor geoestratégico de Sikkim. Sikkim, que había sufrido en el pasado las depredaciones de los gurkas recibió con los brazos abiertos a los británicos. En 1817 Sikkim y el Raj firmaron el Tratado de Titalia, por el que los sikkimeses recuperaron varios territorios y aceptaron el arbitraje británico en caso de nuevos conflictos con los gurkas. En 1835 los británicos se hicieron con la ciudad sikkimesa de Darjeeling de manera torticera y sin contrapartida. Once años después el Raj reconocería lo irregular de la anexión, pero para entonces Darjeeling se había convertido en un centro comercial importante y no había ninguna intención de retrocederlo a los sikkimeses. Los británicos aceptaron pagar una compensación anual por Darjeeling, aunque al poco utilizaron la excusa de una controversia con Sikkim para discontinuarla.

En 1888, tras una breve guerra fronteriza con Tibet, el Raj firmó un convenio con China, por el cual el Raj reconocía los derechos de China sobre el Tibet y reconocía el protectorado británico sobre Sikkim. El problema es que Sikkim y el Raj nunca habían firmado un tratado de protectorado. Pero el Raj no solía preocuparse por esas menudencias legales. Sikkim comenzó a ser tratado como un protectorado de facto.

En 1946 una comisión del gobierno británico viajó a la India para hablar de su futuro tras la independencia. El Maharajakumar de Sikkim, Palden Thondup Namgyal, advirtió al momento el peligro. Desde 1935 Sikkim estaba representada en la Cámara principesca con los maharajás de los Estados principescos. Corría el peligro de recibir el mismo trato que estos Estados, que era el de que eligiesen integrarse en la India o en Pakistán.

El futuro primer ministro indio, Nehru, veía con simpatía a Sikkim y a Bhután y a comienzos de 1947 impulsó una resolución que declaraba que no eran Estados indios y que su futuro debería ser determinado de manera separada. Thondup había logrado una gran victoria, pero había un pero. Bhután y el Raj británico habían firmado en 1910 un Tratado de amistad, que daba fuerza a su reclamación del estatus de sujeto de Derecho Internacional. Sikkim no había firmado ningún Tratado semejante y desde 1888 había sido tratado como un protectorado.

La independencia de la India fue cualquier cosa menos un asunto nítido. Uno de los principales problemas que surgió fue que los dos mayores Estados principescos, Hyderabad y Cachemira, no deseaban integrarse ni en la India ni en Pakistán, sino ser independientes. De pronto la independencia de los periféricos Bhután y Sikkim se convirtió un problema. Si ellos no se integraban en la India, ¿por qué debían integrarse los otros? Bhután podía alegar que era un sujeto independiente, pero ¿y Sikkim?

La India bastante tenía con los problemas derivados de la Partición. El 27 de febrero de 1948 la India y Sikkim firmaron un acuerdo que estipulaba que los arreglos existentes continuarían hasta que se hubiera firmado en su debido momento un Tratado. Hubo un sector de la población sikkimesa que no se tomó el acuerdo bien: el Sikkim State Congress (SSC) en el que los inmigrantes nepalíes tenían mucho peso. Los nepalíes hindúes, que eran inmigrantes relativamente recientes en el país, no estaban tan involucrados con el mantenimiento de la identidad separada de Sikkim. De hecho no pocos de ellos querían la integración en la India.

La cuestión de Tibet colocó a Sikkim en el centro de las preocupaciones internacionales. Una pequeña y complicada gesta para un país de 7.096 km2. El Raj británico había apoyado la independencia de facto del Tibet para que le sirviera de colchón con China. El gobierno indio estaba dividido entre los realistas que querían continuar con la política del Raj con respecto a Tibet y los idealistas encabezados por Nehru que aspiraban a una federación asiática en la que China y la India serían socios. La invasión china del Tibet en 1950 convirtió a Sikkim en un Estado tapón entre China e India que la segunda no se podía permitir perder.

El 14 de diciembre de 1950 la India y Sikkim firmaron un Tratado que convirtió de facto a Sikkim en un protectorado de la India. Sikkim mantendría el poder de gestionar sus asuntos internos, mientras que la India asumiría su defensa y garantizaría su integridad territorial. La India podría estacionar tropas en el reino, mientras que Sikkim renunciaba a tener tratos con potencias extranjeras. Para los indios el Tratado representaba la reconfirmación de su protectorado sobre Sikkim; más aún, algunos de ellos lo veían como la concesión de un poco más de tiempo al reino antes de su incorporación a la India. El SSC lo veía de manera similar. El único que discrepaba era el optimista de Thondup, que pensaba que la India, al firmar un Tratado con Sikkim, había reconocido su estatus diferenciado.

 

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