Emilio de Miguel Calabia el 04 oct, 2019 La Historia tradicionalmente se ha contado desde el punto de vista de las jerarquías. En “The Square and the Tower” Niall Ferguson trata de contar los principales episodios de los últimos quinientos años a partir de las redes. Hasta la invención de la imprenta, las redes que predominaban eran las jerárquicas, que se caracterizan porque todo el poder fluye desde el nodo de arriba, mientras que la información fluye de abajo hacia arriba; no habiendo apenas contactos horizontales entre los nodos subordinados, el resultado es que toda la información converge en el nodo supremo, que la redistribuye a sus subordinados a su capricho. Las redes horizontales aparecen con la imprenta, que permitió el intercambio horizontal de información de manera rápida y extensa entre los nodos subordinados. Desde entonces, según Ferguson, habría habido en Occidente tres períodos distintos: entre el siglo XVI y finales del XVIII, las redes triunfaron sobre los sistemas jerárquicos; tras el Congreso de Viena los sistemas jerárquicos recuperan su primacía y la mantienen hasta después de la II Guerra Mundial; ya desde los sesenta, y de manera más acelerada desde la irrupción de las nuevas tecnologías de la información, vuelven las redes a usurpar exitosamente el poder a los sistemas jerárquicos. La mejor parte del libro es al comienzo, cuando da algunas nociones rápidas de lo que son las redes y cómo funcionan. Después el libro va para abajo. El resto del libro consiste en rápidos y breves capítulos dedicados a hechos históricos, en los que de capón mete alguna referencia a las redes. Otras veces, ni eso. Da la sensación de que ha escrito el libro a partir de ensayos incabados que tenía y que ha ido juntado hasta que el libro ha tenido la extensión en páginas que le había pedido la editorial. Una ventaja es que Niall Ferguson es muy ameno y, hasta cuando trabaja a desgana, entretiene y se lee rápido. Como dije, los primeros capítulos me han sido muy útiles para aprender algo sobre las redes, que me pregunto cómo he podido vivir hasta ahora ignorándolo todo al respecto. La primera lección es que las redes tienden a la homofilia, esto es, se forman por afinidades, ya sean étnicas, de ideología política, de aficiones, de religión o de cualquier otro elemento que lleve a crear conventíllos. La importancia de un nodo viene dada por tres rasgos: su grado de centralidad, que son el número de vínculos que emanan de él y mediría la densidad de sus relaciones sociales; su centralidad entre nodos relevantes mide la cantidad de información que pasa por ese nodo. No mide la cantidad de contactos, sino su calidad. Por poner un ejemplo, en la red del Real Madrid, cuenta más tener diez contactos y que dos de los diez sean Florentino Pérez y Zidane, que tener como contactos a los 400 miembros de la peña madridista de Moratalaz; la centralidad per se mide cuantos pasos tiene que dar el nodo para entrar en comunicación con todos y cada uno de los demás nodos de la red. Indica el grado de aislamiento o de integración del nodo concreto en la red. Un elemento muy importante en las redes son los vínculos débiles, esto es, los nodos que tienen relación con redes heterófilas. Son estos vínculos débiles los que permiten la propagación rápida de las noticias y las ideas y evitan que cada red homófila sea un mundo en sí misma. Cuando se habla de noticias que se vuelven virales, se tiende a pensar en la manera en que se propragan los virus. Las redes transmiten la información de manera un poco más imperfecta a como los virus se transmiten. La clave está en la estructura que tenga la red. Hay algunos nodos, que funcionan como porteros y que pueden determinar si una información se disemina o no. A continuación hace falta que haya una masa crítica de adoptantes tempranos. No importa tanto el número como el hecho de que se trate de personas con un alto grado de centralidad, esto es, influencia, en la red. Otra idea importante es que las redes evolucionan y que lo que empezó como una red igualitaria en la que todos los nodos valían más o menos lo mismo, puede transformarme con celeridad pasmosa en una red jerárquica. Un ejemplo lo podemos tener en Podemos, valga la redundancia. También una red jerárquica puede descomponerse con rapidez, a poco que emerjan nuevos nodos que le hagan la competencia al nodo supremo. Un ejemplo sería la manera en que cayó el dictador rumano Nicolae Ceausescu. Una vez aprendido todo lo anterior en las primeras 49 paginas del libro, los que sigue es un batiburrillo muy entretenido de hechos históricos, que puede servir para presentarse a “Saber y ganar”. Lo que he aprendido de ese batiburrillo: Que la mezcla de mulato con indio produce un “calpamulato” y la de mestizo con español de pura cepa una “castiza”. De las tres páginas y media que dedica a cómo las redes españolas sustituyeron a las incas y aztecas, media página (en torno al 15% del capítulo) la dedica a cómo los españoles tenían catalogadas todas las posibles mezclas raciales en sus dominios. Que en la I Guerra Mundial los alemanes fracasaron en su intento de suscitar una jihad global en los imperios británico y francés, aprovechando su alianza con el Imperio Otomano. Los ingleses, en cambio, tuvieron mucho más éxito agitando el nacionalismo árabe en contra de los otomanos. Que murieron menos personas en el mítico asalto al Palacio de Invierno que marcó el inicio de la revolución rusa que en el rodaje por Eisenstein de la película sobre el acontecimiento diez años después. Que en la famosa red de espías que los soviéticos consiguieron formar a partir de miembros de la élite formados en Cambridge bebían como cosacos para aliviar el estrés y eran dados a la promiscuidad, preferentemente homosexual, y que, a pesar de ayudar a los soviéticos, tenían claro que la vida en la URSS era insufrible. Que el pensador exiliado Isaiah Berlin y la poetisa rusa Anna Ajmatova tuvieron un encuentro muy bonito en el que conectaron como pocas veces consiguen conectar los seres humanos, el 14 de noviembre de 1946 en Leningrado. Lo dicho, un libro que durante 49 páginas me ha enseñado sobre las redes y en las 400 restantes me ha proporcionado anécdotas y chascarrillos para lucirme en las cenas con los amigos. 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