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Blogs Bukubuku por Emilio de Miguel Calabia

Las cinco generaciones de radicales tailandeses (2)

Emilio de Miguel Calabia el

La modernización y occidentalización de Siam fue obra de los reyes Mongkut (1851-1868) y Chulalongkorn (1868-1910). Fue un proceso dirigido desde arriba por los reyes y sus motores fueron diversos: 1) La constatación de la superioridad occidental, sobre todo en los dominios científico y económico; 2) La necesidad de preservar la independencia de Siam, para cual era necesario mostrar que el país estaba civilizado. El modelo que tenían más próximo y que fue el que les inspiró fue el de las colonias europeas en la región, especialmente el Singapur británico y la Batavia holandesa. Hay quien ha sugerido que la modernización siamesa comportó un colonialismo interno, por el que Bangkok trató a sus provincias casi como potencia metropolitana. Con la modernización la sakdina decayó; ahora lo que importaba no era el acceso a la tierra y a la mano de obra, sino al capital. Aunque la sakdina fuera extinguiéndose por obsolescencia, la idea de una sociedad jerarquizada y estamentalizada persistió. En el proceso de adaptación de las prácticas occidentales, una cosa que no se importó fue la monarquía constitucional con esa cosa tan enojosa que es la democracia.

La segunda generación de radicales tailandeses fue la primera generación de tailandeses que se vieron influidos intelectualmente por Occidente. Aunque apreciaban las reformas tecnológicas y científicas que se iban introduciendo en el país, sentían que el sistema político y social debía cambiar.

El primero de estos radicales fue Tienwan Wannapho (1842-1919), un hombre inquieto, que durante una temporada fue marino mercante y viajó ampliamente y que leía cuanto libro occidental caía en sus manos. Tienwan atacó la sakdina, utilizando argumentos budistas y fue uno de los primeros en pedir el establecimiento de un sistema parlamentario.

En 1885 un grupo de príncipes y nobles que se habían formado en Europa dirigieron una petición al Rey Chulalongkorn para pedirle el establecimiento de un sistema parlamentario y una monarquía constitucional. Los dos puntos principales de su argumentación eran que el sistema de gobierno absoluto era demasiado caprichoso y que la reforma política era la única manera de que Siam pudiera evitar que se lo comieran entre Francia y el Imperio británico. Chulalongkorn, que apenas acababa de consolidar su poder después de un inicio de reinado complicado, respondió que el país no estaba preparado porque faltaban administradores capaces y emprendió la vía opuesta: una mayor centralización y homogeneización del país. La respuesta de Chulalongkorn tenía algo de interesada, pero también tenía su pizca de verdad. La modernización y la educación moderna apenas habían alcanzado a una capa muy pequeña de la población.

Otro radical perteneciente a esta generación y que destaca por su originalidad es Kert Bunnag, más conocido por su título de Phraya Suriyaniwat. Phraya Suryaniwat pertenecía a una familia de rancio abolengo que llevaba generaciones prestando servicio a la Monarquía en posiciones de influencia y poder. Phraya Suriyaniwat tuvo una educación cosmopolita: estudió en una escuela británica en Penang y luego en Calcuta, que era entonces la capital del Raj británico en la India. Apenas con 20 años ya estaba ocupando posiciones de importancia en la Administración. A los 22 le enviaron a la Embajada de Siam en Londres y de allí pasó a la de Berlín. Más adelante fue Embajador de su país en París, Roma, Madrid y San Petersburgo.

La originalidad de Phraya Suriyaniwat estribó en que fue el primer tailandés en proponer reformas económicas de tinte socialista. Sus ideas están recogidas en “Sapsart”, una colección de artículos suyos. Su punto de partida era que los campesinos, que representaban la mayoría de la población, no habían conseguido adaptarse al nuevo capitalismo. Sus propuestas desde el punto de vista moderno nos parecerían moderadamente socialdemócratas, pero en Siam molestaron a muchos. En concreto proponía: 1) La formación de cooperativas campesinas que se especializasen en aquellos productos en los que fuesen más competitivas y que se asociasen para negociar desde una posición de fuerza con los compradores de sus productos; 2) La creación de un banco estatal, cuyo objetivo fuera concede préstamos a los campesinos a un interés bajo; 3) Un sistema de educación obligatoria universal, dado que se daba cuenta de la importancia de contar con una población formada. Phraya Suriyaniwat era crítico con la propiedad privada y la ventaja desmedida que tenían los capitalistas frente a los obreros, pero no abogaba por la abolición de la propiedad privada, porque entendía que era un incentivo necesario para que la gente se esforzase. La idea encorajinó tanto al Rey Vajiravudh (1910-1925), que no sólo le costó a Phraya Suriyaniwat su carrera profesional, sino que durante unos años se prohibió enseñar economía en Siam.

Las reformas del Rey Chulalongkorn habían modernizado el país sin democratizarlo mínimamente, porque ése no era el objetivo. El objetivo, que se consiguió, fue evitar que Siam cayese víctima del colonialismo europeo como les había ocurrido a sus vecinos. Su sucesor, Vajiravudh, estudió en el Reino Unido y en su juventud viajó ampliamente por Europa, EEUU y Japón. Vajiravudh fue un modernizador a su manera. Era un entusiasta de los avances tecnológicos occidentales, pero sus instituciones le entusiasmaban mucho menos, especialmente la democracia, que entendía que no era aplicable a Siam. Su ideal era la Monarquía absoluta y una de las fuentes de legitimidad que le encontró fue un intenso nacionalismo. A su muerte en 1925 dejó un país que había normalizado su estatus internacional, después de haber participado en la I Guerra Mundial en el bando correcto y de haber entrado en la Liga de Naciones. Pero también dejó un país con serios problemas financieros y grupos de descontentos que habían estudiado en el extranjero o, al menos, se habían visto influídos por las ideas occidentales y que querían cambiar las cosas. Estos integrarían la tercera generación de radicales tailandeses.

En 1927, cinco jóvenes tailandeses que habían estudiado en Europa formaron el Partido Popular y, entre sus objetivos, se fijaron el derrocamiento de la Monarquía absoluta. Sus líderes eran Pridi Banomyong, un jurista, que sería la gran figura del radicalismo tailandés, y Plaek Phibulsonkkram, un oficial de artillería cuya principal función era reclutar a otros oficiales para el partido.

En 1932 el Partido Popular dio el golpe que derrocó a la Monarquía absoluta y entonces se vio que lo único en lo que los golpistas estaban realmente de acuerdo era en que había que dar un golpe. Pridi, que había estudiado a Marx y a Engels, quería un cambio radical en la sociedad tailandesa. El coronel Phraya Song Suradet, el principal portavoz del ala militar del Partido, quería quitar de las posiciones de poder a los príncipes y a los nobles y colocar en su lugar a gente de valía como, por ejemplo, él mismo. Había miembros del Partido que prácticamente querían que todo cambiase para que todo quedase igual y cuya principal preocupación era salvar la Monarquía en su nueva modalidad constitucional. Otros tenían inclinaciones parafascistas y su idea del nuevo régimen era que el Partido Popular se constituyese en un partido único.

Entre toda esa caterva, el único que tenía las ideas claras para el futuro de Tailandia era Pridi. Pridi era el único de todos ellos que había estudiado economía y era consciente de que el cambio político, para que fuera real, debería ir acompañado de una reforma económica. En línea con los tiempos, Pridi propuso que el gobierno se hiciese cargo de la economía y que las empresas privadas fueran reemplazadas por asociaciones de cooperativas. El gobierno dirigiría la necesaria industrialización del país. Para garantizar que todos pudiesen trabajar y evitar el parasitismo, proponía que el gobierno funcionarizase a los trabajadores; de este sistema quedarían exentos los profesionales. Defendía la creación de una red de protección social. Se trataba del típico plan bienintencionado de un teórico que no conoce las realidades de la política.

El plan fue atacado por todas partes. El Rey Prajadhipok (1925-1935) hizo notar que el plan requería unas competencias planificadoras y estadísticas que faltaban en Tailandia. Los miembros más conservadores del Partido Popular objetaron que la realización del plan requeriría 50 ó 100 años y el gasto de sumas inmensas. El Ministro de Defensa consideró que no era realizable.

A toro pasado, Pridi reconoció que le había faltado la didáctica. No había sabido vender su plan a una clase política a la que todo lo que oliera remotamente a comunismo le repelía. Tampoco había calibrado que los elementos conservadores mantenían mucho poder, a pesar del golpe de 1932. No obstante, Pridi conseguiría algunos éxitos, que cabe calificar más de reformistas que de cambio radical: creación de un banco central, fortalecimiento del Estado de Derecho, creación de empresas estatales, abrogación de los tratados desiguales con las potencias occidentales y fomento de la agricultura. Aunque Pridi considerase que había fracasado al no haber conseguido promover la reforma del sistema socioeconómico que pretendía, sus logros fueron notables.

A la larga los radicales perdieron. El Rey abdicó en 1935. Los elementos conservadores y el Ejército comenzaron a cobrar cada vez más importancia y, finalmente, en 1938 Phibulsonkkram estableció una dictadura militar de corte fascista, que duró hasta 1945 cuando, en el contexto del final de la II Guerra Mundial y ante unos aliados victoriosos, tener dictaduras fascistas parecía de mal gusto.

Las razones de la derrota de los radicales son variadas. La primera, que ya he apuntado, fue que minusvaloraron la fuerza de los elementos más conservadores. Tampoco supieron apreciar que las FFAA habían venido a la política tailandesa para quedarse y no lograron consolidar la alianza inicial entre la parte civil y la parte militar del Partido Popular. Tampoco supieron crearse una base popular de poder. El nivel educativo de las masas era muy bajo. Las capas de la población capaces de entender el mensaje de los radicales y apoyarlo eran muy reducidas. La inmensa mayoría de la población vivía en el campo fuera de Bangkok y lo que allí sucedía les pillaba muy lejos.

 

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