Emilio de Miguel Calabia el 14 may, 2024 (Esto fue lo que quedó de Ayutthaya después de que hubieran pasado los birmanos por allí) El reino de Ayutthaya terminó en 1767 con el drama de la conquista y destrucción de la ciudad por los birmanos. Esta conquista dejaría una herida indeleble en la psique tailandesa, mucho más que la conquista de 1569. En lo sucesivo se vería a los birmanos como a enemigos hereditarios y los tailandeses temerían sus cualidades marciales. La conquista de Ayutthaya introdujo uno de los leit-motivs que ha influido desde entonces la manera que tienen los tailandeses de verse: Ayutthaya cayó porque los tailandeses estaban divididos. Este mito histórico tiene bastante de realidad. Los años finales de Ayutthaya habían presenciado una sobreproducción de élites nobiliarias, la nobleza había aumentado su poder y la pobre institucionalización del reino había hecho imposible la reconducción de la situación. La postración de Tailandia fue sorprendentemente breve. En 1782, una vez expulsados los birmanos, se estableció una nueva dinastía, los Chakri, que gobernaría hasta el día de hoy. La dinastía Chakri retomó las instituciones y la visión imperial de Ayutthaya y se vio como la potencia hegemónica en la cuenta del Chao Phraya y regiones colindantes. Si acaso, la nueva dinastía trajo un papel más exaltado del rey y una mayor militarización de la sociedad. Rama I, el primer rey de la nueva dinastía, llevó a cabo una política exterior imperialista. Tailandia se había recuperado del desastre de 1767 y venía con hambre atrasada. Participó en los conflictos vietnamitas de finales del siglo XVIII, intervino en la política camboyana y se anexionó las provincias de Siem Reap y de Battambang, derrotó varios intentos de invasión birmanos. Digamos que la política exterior de Rama I tuvo mucho de continuidad con respecto a Ayutthaya. Su hijo Rama II ascendió al Trono en 1809 y fue un monarca de otro jaez. Preocupado por la literatura y la cultura, su reinado fue pacífico. Durante el reinado de Rama II los occidentales volvieron a hacerse presentes en Tailandia tras un paréntesis de 100 años. A finales de 1821 llegó a Tailandia la misión Crawfurd, que denota un interés creciente británico por la región. Sus objetivos principales eran estudiar las políticas y los intereses de Tailandia hacia los Estados del norte de Malasia, a los que los británicos les habían echado ya el ojo, y ver la actitud de Cochinchina con respecto a Francia. La visión del propio Crawfurd tenía sobre Tailandia no podía ser más denigrante. Aparte de verla como un país tan sólo un poco menos bárbaro que Malaya, consideraba que no era un vecino peligroso: su poderío naval era casi inexistente y su fuerza humana se concentraba en el centro, en la cuenca del Chao Phraya. La orografía y la escasez de población hacían que montar un ataque contra las posesiones británicas en Malaya resultase un reto mayor. La misión resultó un desastre. El choque cultural y la creencia británica en su propia superioridad impidieron un entendimiento. Los británicos querían que el rey tailandés renunciase a los monopolios reales y los tailandeses querían armas británicas. En 1824 comenzó la primera guerra anglo-birmana. Desde finales del siglo XVIII el reino de Ava (imperio birmano) había estado en modo expansión y ello le llevó a chocar con los británicos en la frontera nororiental de la India. A los birmanos les había faltado el contacto prolongado y de cierta intensidad con Occidente que habían tenido los tailandeses, de manera que conocían peor sus prácticas. Los birmanos no eran conscientes de cuánto les aventajaban los británicos en tecnología militar, en tácticas modernas y en logística; no se habían dado cuenta de que en la guerra moderna los números y el valor no bastan. Aun así, la guerra fue muy peleada y resultó muy costosa para los británicos. La guerra terminó en febrero de 1826 con la derrota de Ava. Para los tailandeses, que consideraban que Ava era la segunda potencia en poderío en la región, por detrás únicamente de China, fue un golpe. Rama III, que en vida de su padre Rama II, había encabezado la facción anti-británica en la Corte, se apresuró a aproximarse a los británicos, pero sus esperanzas de verse recompensado con algunos de los territorios birmanos conquistados por los británicos no se vieron colmadas. Consciente del poderío británico, Rama III se mostró más accesible cuando Henry Burney, un agente de la Compañía Británica de las Indias Orientales fue a Bangkok a negociar un Tratado comercial. El Tratado Burney de 20 de junio de 1826 reconoció en sus cláusulas que Ligor, Merdilony, Kedah, Pattani y Phuket pertenecían a Tailandia. Por su parte Tailandia reconocía la soberanía británica sobre Penang, Malacca y Singapur. Tailandia asimismo reconocía la posesión británica de los territorios birmanos anexionados en 1826. Perak quedaba en un estado de indefinición; por un lado se afirmaba que su sultán lo gobernaría independientemente, pero por otro se reconocía el tributo tradicional que entregaba a Tailandia. Los derechos de los comerciantes británicos y tailandeses eran los mismos. Sería el último tratado igual que Tailandia firmaría en mucho tiempo. Rama III entendía perfectamente cómo estaba cambiando el mundo. En 1851, en su lecho de muerte, dijo: “No habrá más guerras con Vietnam y Birmania. Sólo las tendremos con Occidente. Tened cuidado y no perdáis ninguna ventaja frente a ellos. Cualquier cosa que propongan estudiadla bien antes de aceptarla. No confiéis ciegamente en ellos.” Historia Tags AyutthayaBirmaniaDinastía ChakriGuerra anglo-birmanaMisión CrawfurdRama IRama IIRama IIIRelaciones internacionalesTratado Burney Comentarios Emilio de Miguel Calabia el 14 may, 2024