ABC
| Registro
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizABC
Blogs Bukubuku por Emilio de Miguel Calabia

Kissinger en la Casa Blanca (2)

Emilio de Miguel Calabia el

Después de Vietnam lo que más preocupaba a los decisores norteamericanos era la URSS. Kissinger tenía una visión de la URSS que se revelaría profética. Veía que era una gran potencia con muchas inseguridades. Podía entorpecer la hegemonía norteamericana, pero no cabía esperar que la desplazase. EEUU era consciente de la debilidad económica de la URSS y de la necesidad que tenía de comerciar con EEUU

Los principales temas que le importaban a EEUU con respecto a la URSS eran: 1) El desarme. Las disquisiciones de Kissinger sobre las negociaciones con los soviéticos sobre el tema de las armas estratégicas son bastante técnicas y complicadas. Se trata de un tema que le interesaba y que dominaba. Las negociaciones terminaron con el acuerdo SALT I, que se firmó en Moscú en mayo de 1972; 2) El estatus de Berlín, que era un tema que sobre todo interesaba a Alemania. En septiembre de 1971 se alcanzó el Acuerdo Cuatripartito que permitió una mejora de las relaciones entre Berlín Oriental y Berlín Occidental; 3) La demanda soviética de que se celebrase una conferencia sobre la seguridad en Europa. El objetivo soviético era ver reconocido de iure su predominio sobre Europa Oriental, que había quedado resquebrajado tras la Primavera de Praga de 1968; 4) Oriente Medio. El objetivo principal de EEUU era desprestigiar a la URSS ante sus aliados árabes radicales (para Kissinger era árabe radical todo el que no aceptaba la guía de EEUU) y la manera de hacerlo era demostrarlo que tenía cero influencia sobre el curso de los acontecimientos; 5) No dar nunca la impresión a los aliados europeos de que los norteamericanos y los soviéticos habían creado un condominio para dirigir las relaciones internacionales globales.

El gran momento de las relaciones soviético-estadounidenses en este período fue la Cumbre de Moscú de 1972, uno de esos momentos en los que el ego, la Historia y las relaciones internacionales se encuentran. A Nixon le atraía ponerse la medalla de haber sido el primer presidente norteamericano en visitar Moscú. Eisenhower había planeado un viaje a Moscú durante su último año de presidencia. El viaje fue cancelado cuando los preparativos estaban muy avanzados y Eisenhower se quedó muy frustrado. En 1969 los soviéticos volvieron a promover la celebración de una cumbre con el presidente Johnson e incluso siguieron con la idea después de la derrota electoral de Johnson y antes de la toma de posesión de Nixon, una idea tan peregrina que no salió adelante. Con estos antecedentes no es de extrañar que, cuando los soviéticos volvieron a proponer la celebración de una cumbre, Nixon y Kissinger titubearan y no estuvieran seguros de si se trataba de una añagaza. No lo era y Kissinger relata los complicados preparativos de la cumbre y la preocupación porque ocurriese algún incidente internacional en alguna parte que la frustrase

La gran jugada geoestratégica de la presidencia de Nixon fue el establecimiento de relaciones con China. Aunque Kissinger niegue que iba contra la URSS, la realidad es que algo de eso había. EEUU aprovechó la división del campo comunista para acercarse a China. Pero también había razones objetivas para el acercamiento. El propio Nixon dijo que no se podía dejar aislado a un tercio de la Humanidad y que un pueblo inventivo como el chino sin duda estaba llamado a jugar un papel muy importante en las relaciones internacionales.

El proceso que llevó al establecimiento de relaciones internacionales daría para el argumento de una novela de intriga. Desde hacía quince años EEUU y China habían mantenido contactos discretos a nivel de sus respectivos Embajadores en Varsovia. Los temas de esos contactos eran siempre los mismos: Taiwán, las demandas norteamericanas de compensaciones por las nacionalizaciones que se llevaron a cabo y las deudas fallidas, los esfuerzos chinos por recuperar bienes chinos en EEUU que llevaban congelados desde 1949, la liberación de norteamericanos que estaban detenidos en China… Llevaban ya 134 reuniones de este tipo y no habían avanzado un solo paso. En la reunión número 135 los norteamericanos decidieron cambiar un poco el guión y pasaron a los chinos el mensaje de que EEUU no se uniría a la URSS en contra de China y que estaba preparado para considerar el envío de un emisario para negociar directamente en Pekin o la recepción de un emisario chino en Washington.

Había tantas cosas que podían frustrar el acercamiento chino-norteamericano, desde la opinión pública norteamericana hasta los manejos de la URSS, que el secretismo era necesario. El contacto entre los dos países se realizó vía Pakistán y mientras los primeros contactos indirectos avanzaban penosamente, EEUU mandó varios globos sonda a China: autorizó los viajes “legítimos” de ciudadanos norteamericanos a China, se permitió la exportación de bienes no estratégicos producidos en otros países… Se trataba de gestos que no podían rechazarse, pero que tampoco hacía falta que fueran reconocidos. China reciprocó liberando a dos norteamericanos que llevaban años detenidos en el país.

Fue entonces cuando se produjo el famoso caso de la diplomacia del ping-pong. El equipo de ping-pong norteamericano había acudido a Nagoya para participar en un campeonato mundial de la modalidad. Allí se hicieron muy amigos del equipo de ping-pong chino. En su inocencia no fueron conscientes de que estaban siendo utilizados en una partida de ajedrez diplomático internacional y de que los chinos tenían instrucciones de hacerse amiguitos de ellos. Los chinos, para sorpresa de todos, invitaron al equipo norteamericano a China. El acercamiento estaba en marcha.

La historia del viaje secreto de Kissinger a Peking daría para una novela de espías. Primero Kissinger pidió al Embajador de EEUU en Pakistán, Joseph Farland, que viajase a EEUU bajo cualquier pretexto personal sin darle más detalles de lo que se trataba. Una vez en EEUU le pusieron al corriente del acercamiento en curso a China y lo que se esperaba de él en términos logísticos. El 1 de julio Kissinger salió de Washington. El destino real era Pekín, pero se creó una cortina de humo. Lo que se dijo fue que Kissinger iría en visita de inspección a Saigón, Bangkok, Nueva Delhi e Islamabad. En Islamabad tenía que estar 48 horas. Allí pretextaría que sufría un fuerte dolor de estómago y el presidente pakistaní Yahya le prestaría su casa de campo para que descansase. Toda esta pantomima era para sacar 24 horas durante los que Kissinger pudiera estar desaparecido de manera creíble, mientras que en realidad se encontraba en China conversando con Zhou Enlai. Éste y otros ejemplos incluidos en las memorias muestran el gusto de Kissinger por el secreto.

 

Historia

Tags

Emilio de Miguel Calabia el

Entradas más recientes