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Blogs Bukubuku por Emilio de Miguel Calabia

Extraños paralelismos (1)

Emilio de Miguel Calabia el

El Sudeste Asiático ha sido la cenicienta de la Historia mundial. Tradicionalmente ha existido el prejuicio de que era una región poco interesante, que se había limitado primero a copiar de la civilización india y más tarde de la china. Se negaba a sus habitantes todo rasgo de creatividad e iniciativa; simplemente se habían dejado influir por civilizaciones foráneas y punto.

El Sudeste Asiático aparecía también como una suerte de callejón sin salida en un extremo de Eurasia, una región que se cocía en su propia salsa, ajena a lo que pasaba en el resto del continente.

Para rematar, tampoco se les ocurría a los historiadores que los distintos países del Sudeste Asiático hubieran podido tener una evolución paralela y compartida a semejanza de lo que sucedió con los países europeos, que compartieron grandes movimientos como la Reforma o la revolución industrial. En esta tendencia a estudiar cada país compartimentadamente y no tratar de rastrear dinámicas comunes, ha influido la gran variedad y dificultad de los idiomas de la región. Es casi imposible que alguien pueda dominar a la vez los idiomas necesarios para comprenderla: el vietnamita, el khmer, el thai, el birmano y el laosiano; ah, y unas gotitas de mon, tampoco vienen mal.

Victor Lieberman en “Strange Parallels. Southeast Asia in Global Context, c. 800-1830” ha asumido el desafío de escribir una Historia unificada de los pueblos del Sudeste Asiático y de ponerla en relación con lo que sucedía en el resto de Eurasia. Lieberman centra su estudio en el Sudeste Asiático continental, al que divide en tres grandes áreas: la occidental, que comprende la cuenca del río Irrawaddy que es el eje de la actual Myanmar; la central que comprende la cuenca del Chao Phraya y la zona del Tonlé Sap, que corresponde esencialmente a las actuales Tailandia, Camboya y Laos; y la oriental, que corresponde al actual Vietnam. La parte oriental se distingue de las otras dos porque no está articulada por un valle fluvial, sino que consiste en una larguísima y estrecha franja costera delimitada al oeste por una serie de sierras.

La conclusión general que Lieberman extrae de su estudio, es que en el período considerado el Sudeste Asiático continental en su conjunto pasó de manera bastante sincronizada por una sucesión de etapas de construcción estatal, que eran sucedidas por etapas de descomposición. Una peculiaridad es que las etapas de descomposición tienden a ser cada vez más breves y menos profundas, mientras que los estados que surgen de la misma tienen a ser más fuertes y estructurados. Procesos similares se dan en otras regiones de Eurasia, que son considerados en el segundo volumen.

En torno al 900 surgieron en las tres regiones consideradas lo que podríamos denominar los estados seminales. Éstos fueron: Pagan en el valle del Irrawaddy, Angkor controlando parte de la cuenca del Chao Phraya, el Tonlé Sap y la desembocadura del Mekong, Dai Viet en la cuenca del Río Rojo, en el norte del actual Vietnam, y Champa en la costa sur de Vietnam; Champa más que un estado centralizado, fue una confederación laxa de ciudades que compartían los mismos fundamentos étnicos y culturales. Lieberman los considera como estados seminales porque proporcionaron la base cultural, política, religiosa y administrativa de los subsiguientes imperios.

Lieberman aduce como causas de la emergencia de estos estados seminales las siguientes: 1) Las condiciones climáticas del período 900-1300, con un régimen de lluvias muy favorable, ayudaron al desarrollo agrícola; 2) Nuevos conceptos administrativos y religiosos, que se difundieron por la región procedentes principalmente de la India (esto en el caso del Sudeste Asiático; en otras partes de Eurasia esos nuevos conceptos tuvieron orígenes distintos); 3) Enfermedades epidémicas tradicionales se convirtieron meramente en endémicas por efecto de la progresiva inmunización de las poblaciones; 4) Los beneficios de la organización y pacificación traídas por estos estados.

Los rasgos comunes que Lieberman encuentra a estos estados seminales son: 1) La adopción de conceptos estatales indios que ayudaron a estructurar las nuevas formaciones políticas. En el caso de Dai Viet la influencia esencial fue la china; 2) Un círculo virtuoso en el que un régimen de lluvias favorable y la pacificación traída por las nuevas formaciones estatales contribuyen a la colonización de nuevas tierras para la agricultura y, con ello, a un crecimiento demográfico, que a su vez impulsa nuevas roturaciones; 3) El aumento en importancia de los edificios religiosos. Por un lado proporcionaban legitimación ideológica a los regímenes y por otro contribuían al desarrollo agrícola y al control administrativo. El lado negativo era que detraían tierras al control real directo. Un efecto de todo lo anterior fue la tendencia de estos estados a expandir su órbita de influencia.

Hacia finales del siglo XIII estos cuatro estados seminales comienzan su declive. Las razones serían: 1) El paso a unas condiciones climáticas más secas que agravaron el hecho de que la presión demográfica había llevado a que se explotasen tierras menos productivas; 2) El incremento del comercio marítimo que potenció las zonas costeras en detrimento de los estados seminales que estaban situados más al interior; 3) Las invasiones mongolas en los casos de Pagan y Dai Viet y la irrupción de los pueblos thais en los casos de Pagan y Angkor; 4) La institucionalización de los estados seminales era imperfecta y predominaba el gobierno indirecto, lo que favoreció que en los momentos de crisis los señores locales se independizaran.

La crisis y desintegración de los estados seminales traería un período de fragmentación que duraría aproximadamente de 1350 a 1480. Los principales acontecimientos políticos en este período fueron: 1) La emergencia de un reino mon independiente en la costa birmana, que, estimulado por el auge del comercio marítimo, rivalizaría con el interior birmano; 2) La irrupción de los pueblos thais. En Birmania los shan se establecieron en valles de alta montaña al norte y este del Irrawaddy. Hasta mediados del siglo XVI fueron un actor político a considerar en el interior de Birmania, pero culturalmente sus aportaciones fueron menores; más bien fueron los shan los que incorporaron elementos culturales birmanos. En la cuenca del Chao Phraya, los thais crearon diversos estados y fueron erosionando el dominio khmer sobre esa zona. La culminación de este proceso llegaría en 1431, cuando tropas de Ayuthaya saquearan Angkor; 3) La pugna entre Champa y Dai Viet, que estaba en los inicios de la expansión vietnamita hacia el sur. Hasta las décadas de los 70 y 80 del siglo XV Champa aún sería capaz de resistir la presión de Dai Viet y hasta de contraatacar.

 

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