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El imperio que nació de un ataque de celos (5)

Emilio de Miguel Calabia el

El 1 de septiembre de 1939 comenzó la II Guerra Mundial. El 22 de junio de 1940, la Francia derrotada firmó el armisticio con los alemanes y nació la república semiindependiente de Vichy. Indochina quedó en una posición extraña. La metrópoli no estaba en condiciones de asistirla militarmente. Británicos y norteamericanos no estaban por la labor de ayudarla. Los japoneses habían olido a muerto y presionaban. Y, finalmente, Siam, convertida en Tailandia veía una coyuntura de oro para recuperar lo perdido treinta años antes.

Aquel mismo junio los japoneses exigieron que se les permitiese tener una comisión en Indochina que comprobase que no se suministraban armas a los chinos a través de la frontera. A ese movimiento le siguió la firma de un acuerdo el 30 de agosto de 1940 por el que Japón se comprometía a respetar la integridad territorial de Indochina a cambio de que ésta otorgase una serie de facilidades logísticas al Ejército japonés. En septiembre, mediante un nuevo acuerdo, Francia permitió el uso de tres aérodromos en Tonkin al Ejército del aire japonés, el establecimiento de 6.000 soldados japoneses al norte del río Rojo y que Japón pudiera abastecer a sus ejércitos en el sur de China desde Tonkin. En mayo de 1941 Francia aún se vio forzada a hacer concesiones económicas a Japón. En julio los franceses tuvieron que aceptar que tropas japonesas entrasen en Indochina y tuviesen  acceso irrestricto a todo el territorio, lo que incluía que lo pudieran utilizar de plataforma para atacar Malasia y Birmania. Y, finalmente, en mayo, aceptaron que Indochina no pudiera entablar relaciones con países terceros que pudieran ir en contra de Japón. Por una suerte de justicia poética ahora eran los franceses los que descubrían lo incómodo que es que alguien se aproveche de tu debilidad para imponerte tratados que lentamente van socavando tu soberanía.

En enero de 1941 los tailandeses se sumaron a la rebatiña. Las tropas tailandesas entraron en Camboya y ocuparon la orilla derecha del Mekong, frente a Luang Prabang. Los japoneses impusieron un armisticio a ambas partes. En el Tratado de paz que se firmó en mayo, Francia cedió a Tailandia las provincias de Battambang y Siem Reap en Camboya y los territorios de Paklay y Bassac en Laos.

El gobernador de Indochina, el almirante Decoux se encontró en una posición imposible: Francia había perdido todo su prestigio ante las poblaciones colonizadas; carecía de fuerzas para oponerse a los japoneses; veía inerme cómo los japoneses fomentaban los movimientos nacionalistas; los comunistas, pasito a paso y en silencio, iban ganando posiciones. Decoux probó a cambiar el collar del perro: la Unión indochina se convirtió en la Federación indochina. Decoux, además, trató de revitalizar las monarquías indochinas, haciéndolas más visibles para las poblaciones. En el caso de Laos el truco le salió relativamente bien; el monarca Sisavang Vong era pro-francés. En Annam funcionó menos bien. El emperador Bao Dai era bastante incompetente, carecía de carisma y por efecto de las fuerzas combinadas del nacionalismo y del comunismo la imagen de la monarquía había empezado a deteriorarse. En Camboya fue el caos. El incombustible e impredecible Norodom Sihanouk, que no conocía otra lealtad que a sí mismo (y a veces ni eso), jugueteó entre nacionalistas, japoneses y franceses de una manera que enloqueció a todos. Y en esto fue ayudado por Son Ngoc Thanh, un político de origen vietnamita y partidario de la independencia, que era tan complicado de tratar como el propio Norodom.

En agosto de 1944 el régimen de Vichy, al cual respondía la Indochina francesa, cayó. De repente la Indochina francesa se encontró en el limbo, que es el lugar políticamente más incómodo en el que uno puede encontrarse. Vichy ya no existía, pero Indochina no había optado por aliarse a la Francia libre. No mantenía relaciones con ningún Estado y tenía un acuerdo de defensa común con Japón. En el interior, los grupos de oposición crecían y lo único que salvaba al gobernador francés era que estaban desunidos.

Esa situación tan irregular terminó el 9 de marzo de 1945. Ese día los japoneses dieron un golpe de mano por el que se adueñaron de Indochina. Las tropas francesas fueron internadas y los funcionarios coloniales encarcelados. Hubo masacres y crueldades. Los japoneses implantaron su propia administración y su primer movimiento fue pedir a los monarcas indochinos que denunciasen sus tratados con Francia y declarasen la independencia en el marco de la Esfera de Co-prosperidad del Asia Oriental. Bao Dai siguió las instrucciones japonesas al dedillo, desde el momento que se enteró de que no tenían intención de sustituirle por su primo. Sihanouk también siguió a los japoneses con entusiasmo. Únicamente en Laos Sisavang Vong se resistió.

En estos momentos de caos, uno de los acontecimientos más singulares fue la ayuda que EEUU prestó a los comunistas vietnamitas. Roosevelt era un anticolonialista rabioso y, empezada la guerra, se había negado a que Indochina volviese a la soberanía francesa; incluso en esos momentos finales de la guerra se negó a dar cualquier tipo de ayuda a Francia. El Viet Minh astutamente disimuló su comunismo e incluso buscó mejorar sus relaciones con el gobierno nacionalista de Chiang Kai Chek.

Su muerte el 12 de abril de 1945 implicó un cambio en la política norteamericana. Truman, casi desde el inicio, se reveló como un anticomunista decidido. No obstante, los cambios en la política norteamericana no se harían notar hasta el otoño de 1945. Entretanto los norteamericanos ayudaron a Viet Minh ha difundir su propaganda por el norte del país, propaganda que el Viet Minh había sanitizado para que no sonase demasiado a comunista. Aparte, otro beneficio que el Viet Minh sacó de esa colaboración fue que presentarse junto a los norteamericanos le ayudó a subrayar su pátina nacionalista, mientras obviaba su carácter comunista.

El 20 de agosto el emperador Bao Dai lanzó un llamamiento patético a las potencias aliadas para pedirles que reconocieran la independencia de Vietnam; era el llamamiento de un perdedor. Casi al mismo tiempo el Viet Minh se había apoderado de Hanoi y proclamó la independencia, una independencia mucho más realista que la de Bao Dai. El 23 de agosto Bao Dai comprendió que había perdido la partida y abdicó.

 

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