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El declive del imperio portugués en Asia (1)

Emilio de Miguel Calabia el

Una de las grandes sorpresas históricas es que Portugal, un país con un millón de habitantes en 1500, lograra controlar las redes comerciales del Océano Índico durante varias décadas del siglo XVI. Esta hazaña la consiguió básicamente por dos factores: 1) Una tecnología naval y una potencia de fuego naval mayores que las de los Estados de la región; 2) Un cierto desinterés por el control del mar por parte de algunos Estados del Indo-pacífico, empezando por el imperio mogol de la India y siguiendo por el imperio Ming chino. Su comercio transcurría principalmente por rutas terrestres; 3) La ausencia de rivales europeos. Precisamente el declive del imperio portugués comenzó cuando ingleses y holandeses hicieron su aparición en el Índico.

Portugal creó el tipo de imperio que le permitía su baja demografía. Se basaba en enclaves y fortalezas que le permitían controlar las principales rutas comerciales del Índico, así como en la participación en el mercado chino y el acceso a las especias de las Molucas. Los principales puntos de apoyo del imperio eran: 1) Ormuz: Les permitía controlar el acceso al Golfo Pérsico. Su posición allí era precaria y la pudieron mantener en tanto la Persia safavida se desinteresó de la zona. Cuando los safavidas volvieron a mirar hacia el mar, las cosas se les complicaron, y mucho, a los portugueses.; 2) Daman y Diu: Les permitían controlar el comercio marítimo del Estado de Gujarat, en el oeste de la India; 3) Goa, situada en la mitad de la costa occidental de la India. Fue la capital del Estado da India, el lugar desde el que se dirigía el vasto imperio portugués en Asia. También era un puerto en el que se intercambiaban bienes procedentes de Arabia y Persia con los producidos en el Deccán; 4) Cochin: En la costa malabar de la India, era un importante centro para el comercio de las especias. De hecho fue inicialmente la capital del imperio asiático portugués, hasta que en 1530 la reemplazó Goa; 5) Ceilán: Desde muy pronto los portugueses advirtieron la importancia geopolítica y económica de la isla. Entre 1505, que llegaron a Ceilán, y 1658, en que fueron expulsados por los holandeses, los avatares de los portugueses en la isla fueron variados. Nunca llegaron a controlarla en su totalidad; 6) Malaca: Cuando la conquistaron los portugueses, era un importante centro comercial en el mundo malayo y en partes del Sudeste Asiático. Con la conquista portuguesa perdió algo de su importancia, pero aun así siguió siendo un punto esencial del despliegue portugués. Por un lado aseguraba la ruta que enlazaba Macao con Goa y por otra era un trampolín hacia las islas de las especias; 7) Ternate: Era el enclave en las Molucas desde el que se aseguraba el control de las especias que producían las islas; 8) Macao: Desde aquí Portugal llevaba el comercio con el importantísimo mercado chino; 9) Nagasaki: Su papel era similar al de Macao, pero en este caso en relación con el mercado japonés.

Para la segunda mitad del siglo XVI, Portugal ya había empezado a desarrollar un esquema triangular en su imperio. Asia proporcionaba las especias, que se vendían en Europa con un buen margen de beneficio. Asia también proporcionaba textiles baratos, que se vendían en la costa oriental africana. África, sobre todo la parte de Angola, proveía al imperio de esclavos que se utilizaban en las explotaciones agrarias brasileñas, que fueron adquiriendo cada vez más importancia.

También hacia la segunda mitad del siglo XVI comenzaron a aparecer los primeros nubarrones en el imperio de Asia. En primer lugar estuvo la cuestión demográfica. Brasil se convirtió en el principal destino de los portugueses que querían emigrar. Con respecto a Asia Brasil ofrecía dos ventajas clave. La primera era la facilidad del viaje. El trayecto de Lisboa a Goa tomaba entre seis y nueve meses y se realizaba en navíos sobrecargados. La tasa de mortalidad entre los pasajeros podía alcanzar el 50%. Y eso en los navíos que llegaban, porque la proporción de navíos que no llegaban era tan elevada, que hubo años que llegó al 50%. La travesía a Brasil, en cambio, tomaba unas cuantas semanas; se hacía en navíos más pequeños y en condiciones que permitían el traslado de familias. La segunda ventaja que ofrecía Brasil es que el comercio asiático era un monopolio de la Corona, mientras que en Brasil los portugueses tenían libertad de empresa. Mientras que para finales del siglo XVI se estima que había unos 12.000 portugueses en toda Asia, a los que habría que añadir los mestizos de asiático-portugués, en Brasil cabe aventurar un mínimo de 30.000 portugueses (no hay acuerdo sobre las cifras, pero esa cifra indica el mínimo probable), a los que habría que añadir mestizos y esclavos.

En segundo lugar, cada vez se hacía sentir más la escasez de recursos. El mantenimiento de las rutas en el Indo-pacífico requería una cantidad de barcos que empezaron a faltar a partir de 1540. Ello hizo que los portugueses se vieran obligados a cerrar varias rutas. A esto hay que añadir el coste del mantenimiento de las fortalezas; Portugal tenía más de las que podía mantener en buen funcionamiento y, además, estaban demasiado desperdigadas.

Tal vez como reflejo de todas estas dificultades, la Corona portuguesa comenzó a hacerse preguntas: ¿debía seguir la Corona involucrada en el comercio? (al final acabaría abandonando su implicación en el comercio); ¿dónde debía ponerse el énfasis, en Asia, en el norte de África o en Brasil? (Nunca se dio una respuesta clara a este dilema. Hubo momentos en la segunda mitad del siglo en el que el norte de África se convirtió en el principal foco de interés de la Corona. A la larga sería Brasil el que acabaría convirtiéndose en la prioridad del imperio portugués); ¿y si se adoptaba una estrategia de creación de un imperio territorial a la manera de los españoles? (esto se intentó en Ceilán, pero sencillamente Portugal carecía de medios para una estrategia tan ambiciosa).

El tercer elemento que apareció fue un cambio en la geopolítica del Indo-pacífico. Durante los años fundacionales del imperio, lo esencial de la política exterior portuguesa en Asia había sido: 1) La guerra a los otomanos que, tras la incorporación del imperio mameluco, se habían asomado al Mar Rojo; 2) El buen entendimiento con los safavidas persas y con Vijayanagara en el sur de la India; 3) El mantenimiento a distancia de la China Ming, evitando los choques. Era una política que respondía bien a la situación existente. Tal vez cabe echar en falta que no hubieran desarrollado relaciones diplomáticas más intensas en el mundo malayo y en el Sudeste Asiático continental.

 

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