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Blogs De bacterias y batallas por Gonzalo López Sánchez

¿Cómo se queman las calorías?

¿Cómo se queman las calorías?
Gonzalo López Sánchez el

Aunque no se vean, sabemos que están ahí, en algún lugar dentro de la grasilla y del aceite de la galleta de apariencia más inofensiva. Nos persiguen. Nos acechan. Cruzas la esquina y ¡plaf!, una caloría. Pero, ¿qué son en realidad? ¿Cómo se queman?

Explicarlo no es una tarea sencilla, porque requeriría estudiar un par de carreras y contar cómo funciona el metabolismo de las células… ¡Ah!, el metabolismo, ese guirigay de transferencias de energía, de proteínas y cascadas de reacciones… De todo ese complicado mejunje depende al final que todo funcione, que las raíces de un árbol crezcan o que nos crezca un michelín más de la cuenta. ¿No es hermoso?

Para intentar explicar qué pasa con las calorías en nuestro cuerpo, hablé con varios bioquímicos y un nutricionista llamado Luis Alberto Zamora España. Es vocal de comunicación de ADINMA, la Asociación de Nutricionistas-Dietistas de Madrid, y diplomado en Nutrición Humana y Dietética. Así que sin más os dejo con él:

 

Luis Alberto Zamora FOTO: Linkedin

P. Se suele hablar incorrectamente de calorías cuando nos referimos a kilocalorías, ¿no?

R. La unidad de energía de los alimentos y la nutrición es la caloría. Y estas calorías las encontramos en miles en los alimentos, es decir, la energía se mide en el orden de kilocalorías. Cuando hablamos de forma generalizada de la energía de los alimentos se habla indistintamente de calorías o kilocalorías. Aunque es verdad que el término más correcto son kilocalorías.

 

P. ¿Cómo se calculan las calorías que tiene un alimento? 

R. Cuando se quiere saber las kilocalorías que nos aporta un alimento se determina, mediante pruebas de laboratorio, la cantidad en gramos de cada uno de los macronutrientes o principios inmediatos: hidratos de carbono, lípidos y proteínas.

Una vez conocida la cantidad de estos nutrientes, se calcula su conversión en kilocalorías gracias al conocimiento que tenemos de que 1 gramo de hidratos de carbono aporta 3’75 Kcal., 1 gramo de grasa 9 Kcal., y un gramo de proteína 4 Kcal. De esta manera, sabiendo cuántos gramos de cada uno de los nutrientes que aportan energía contiene el alimento sabemos calcular las calorías que nos aporta una vez es digerido y metabolizado en el organismo.

 

P. ¿Las eficiencias metabólicas de las personas son las mismas? Es decir, ¿puede ser que alguien extraiga más calorías de una misma cantidad de alimento que otra persona?

R. De forma general, las rutas metabólicas de utilización de los nutrientes son las mismas para todas las personas, y todas las personas extraen la misma cantidad de kilocalorías de los nutrientes. Es decir, todas las personas sacan un rendimiento general de 9 kilocalorías por cada gramo de grasa que consumen.

Si bien es verdad que esto es un concepto más teórico que práctico, ya que por estudios clínicos sabemos que en el proceso de extracción de energía de los alimentos influyen más situaciones más allá del propio metabolismo de los nutrientes, existiendo personas que son capaces de “extraer” más energía de los alimentos que la teórica estudiada en el laboratorio.

Actualmente una de las vías más estudiadas es la influencia del patrón de flora intestinal, es decir, de las bacterias que habitan en nuestro intestino, en la fermentación de la parte “no digerible” de los alimentos (la fibra alimentaria) y el aporte de ácidos grasos de cadena corta (grasa) como producto resultante de esta fermentación. Concretamente se ha estudiado el papel de bacterias de la familia de los firmicutes, de la misma manera que se ha buscado la intervención clínica a través de probióticos (aportar bacterias vivas al organismo, ya sea a través de los alimentos o de otras vías como formatos farmacéuticos) para conseguir equilibrar la flora hacia un patrón “adelgazante”. O lo que es lo mismo, intentar disminuir la cantidad de bacterias “sobre-fermentadoras” de la fibra, limitando el aporte de energía extra a través de esos ácidos grasos resultantes de la fermentación que llevan a cabo en el colon. Estudios con determinadas cepas de bacterias de la familia Lactobacillus rhamnosus, muestran resultandos alentadores a este respecto, abriendo una nueva vía de tratamiento del sobrepeso y obesidad para aquellas personas que, tradicionalmente, han sido “resistentes” a los tratamientos dietéticos tradicionales.  

 

En la vida no hay atajos ni trucos mágicos. Para quemar las calorías hay que moverse FOTO: Richard Taylor

 

P. ¿Cómo se queman las calorías? (Si se puede, contestar en pocas líneas)

R. Las calorías que diariamente consumimos son consumidas por el organismo fundamentalmente por tres vías: el metabolismo basal, el efecto termogénico de los alimentos y la actividad física.

El metabolismo basal es la cantidad de energía que gasta un cuerpo por el simple hecho de mantenerse vivo. Esta energía varía en función de determinadas variables como puedan ser de la edad, el sexo, el peso y la altura. Los tejidos que componen nuestro organismo también tienen diferentes gastos de energía por mantenerse vivos. Sabemos que el metabolismo basal de la parte magra (músculo y vísceras) de nuestro cuerpo gasta muchas más calorías que la parta grasa (tejido adiposo). Este hecho es el que marca la diferencia funcamental entre hombres y mujeres, siendo mayor el gasto metabólico en los hombres.

Por otro lado, y de forma sumatoria al gasto energético diario, hay que tener en cuenta el gasto propio de la digestión de los alimentos. Es decir, cuántas calorías se gastan por digerir y asimilar los alimentos y así conseguir más energía para mantenernos vivos. Los alimentos ricos en proteínas poseen un efecto termogénico mayor, ya que, por decirlo de una forma simplificada, el cuerpo necesita un “esfuerzo” mayor en su digestión.

En último lugar hay que sumar al gasto diario el propio a la actividad física, más allá del deporte o el ejercicio. Cada vez que utilizamos nuestro cuerpo estamos “quemando” energía, de forma que cuanta más actividad física hagamos, mayor es el gasto. Esta es la parte más variable del gasto total de energía y es la que tendremos que aumentar (evitando ser una persona sedentaria) si queremos mantener un peso saludable y evitar el sobrepeso y la obesidad.

Las mitocondrias son las centrales de energía de las células. “Queman” nutrientes y producen ATP, una moneda energética

 

P. ¿Cuánto puede pasar entre que se ingiere un alimento y se aprovecha su energía?

R. El tiempo de utilización de los alimentos se puede medir en el tiempo que podemos pasar sin necesidad de comer. Normalmente un ser humano presenta sensación de hambre cada 3-4 horas. Es decir, cada 3-4 horas podemos decir que hemos “utilizado” los alimentos, ya sea porque hemos quemado su energía o porque hemos almacenado el sobrante, y tendremos que repetir una toma de alimentos en mayor o menor medida, en una u otra composición determinada.

 

P. ¿Se puede decir que cada célula extrae la energía que necesita, a través de los nutrientes que circulan por el torrente sanguíneo?

De forma muy generalizada cada célula utiliza la glucosa que constantemente tenemos en sangre en condiciones normales para extraer energía para sus funciones vitales. Existen excepciones como es el caso de las neuronas que, debido a su grado de especialización funcional, necesitan de otra célula para el aprovechamiento energético: las células gliales.

P. ¿Cuáles son los nutrientes básicos de los que se extrae energía? (Por ejemplo glucosa, que se supone que es la única que aprovechan las neuronas)

R. El nutriente básico de aporte energético a las células corporales es la glucosa. La sangre contiene una proporción de glucosa disponible para ser utilizada de forma más o menos constante. Hecho que se encarga de regular el páncreas a través de la secreción de dos hormonas fundamentales: la insulina y el glucagón. Alteraciones en este equilibrio darán como resultado hipoglucemias o hiperglicemias, comprometiendo el aporte de energía celular en el primero de los casos.

En caso de que no existiera azúcar (glucosa) en la sangre, las células quemarían otros nutrientes, dando como resultado la aparición en sangre de cuerpos cetónicos y los síntomas asociados característicos de la cetosis, como es el aliento a almendras amargas.

Para que exista presencia de azúcar en sangre el cuerpo utiliza sus reservorios de hidratos de carbono, principalmente en hígado, y una vez agotados comenzaría a utilizar sus reservas de grasa del tejido adiposo para generar glucosa y mantener ese nivel en sangre constante.

 

P. ¿Se puede decir que hay tres rutas principales para extraer energía, la de los azúcares, lípidos y proteínas?

R. El cuerpo tiene 3 rutas metabólicas a través de las cuales es capaz de conseguir energía. En primer lugar utilizará los “azúcares” o hidratos de carbono como fuente de energía. Una vez que haya acabado con su reservorio de hidratos de carbono (almacenado en forma de glucógeno en el hígado y músculos), comenzará, poco a poco, a quemar las grasas almacenadas en el tejido adiposo corporal. En caso de que llegara a utilizarse la mayoría de este reservorio graso, o en grandes demandas de energía que superen la capacidad del cuerpo de “transformar” la grasa en glucosa, comenzaría a utilizar las proteínas, de las cuales NO existe reservorio, extrayéndolas de los músculos corporales.

 

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