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Blogs De bacterias y batallas por Gonzalo López Sánchez

Lo que Greta Thunberg enseña

Lo que Greta Thunberg enseña
Gonzalo López Sánchez el

La COP25 ya es historia y en España ya no se habla del cambio climático, para alivio de muchos. La que ha sido la cumbre del clima más larga ha culminado con un texto bienintencionado y vacío que ha llamado a los países a reunirse de nuevo el año que viene. Probablemente lo más destacable haya sido la visita de una chica de 16 años llamada Greta Thunberg.

De Thunberg se ha hablado mucho. Se ha escrito sobre el caro sillón de piel de sus padres o sobre los motores diésel del catamarán con el que cruzó el océano para venir hasta Madrid, en lo que son claros intentos de desprestigiar su figura para así atacar su mensaje, recurriendo a la clásica falacia ad hominen. 

Al margen de toda esa profunda y absurda irrelevancia, alimentada por la fiebre del click y del retuit, no se puede negar que Greta Thunberg ha logrado que se hable del cambio climático y del futuro de nuestro planeta. Quizás sin quererlo, ella se ha erigido como líder de un movimiento juvenil de nuevos indignados que no se resignan a heredar un mundo intoxicado e hipotecado: “How dare you?”, espetó en septiembre, ante los líderes mundiales, planteando una pregunta para la que nadie tiene respuesta.

También en septiembre, deslizó un fino taco de papeles en el congreso de Estados Unidos. Se trataba de un informe especial del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático que alertaba de las consecuencias del calentamiento global: “No quiero que me escuchen a mí, quiero que escuchen a los científicos“, dijo ante los legisladores. “Quiero que se unan tras la ciencia y que tomen cartas en el asunto”.

Miles de científicos llevan décadas alertando de los riesgos del calentamiento global. Desde hace décadas, también, sus estudios han ido alertando del potencial “fallo multiorgánico” que podría sufrir nuestro planeta, en el que los ecosistemas, atacados por la deforestación, la destrucción de hábitats, la contaminación o la sobreexplotación, irán cayendo como las fichas de un dominó si seguimos destruyéndolos sin miramientos. Pero en los últimos años solo Greta Thunberg ha conseguido atravesar la barrera y convertirse en una figura reconocible, con un mensaje claro al respecto.

¿Por qué se escucha más a una niña que a un científico con décadas de investigación y publicaciones a sus espaldas? “Thunberg es franca y su indignación es genuina. Ambas cosas son muy poderosas“, ha dicho para Nature Sonia Seneviratne, científica climática del Instituto Tecnológico de Zúrich (Suiza). “Los científicos normalmente no nos molestamos en expresar la verdad con esa simplicidad tan sincera”.

Creo que tampoco se puede subestimar el poder de la imagen. Su figura infantil, pronunciando un discurso en un exquisito inglés, recurriendo a metáforas y emociones y mostrando en ocasiones un enfado sincero, es una potente llamada de atención. Una que me recuerda a la veneración que en su día despertaba Stephen Hawking, aquel hombre invencible, postrado por la enfermedad, totalmente inmóvil, hablando a través de una voz metálica sobre los misterios del universo.

En un momento en el que el flujo de información es abrumador y escasean los líderes y las ideas, una niña de 16 años ha conseguido deslizar un simple pero poderoso mensaje: escuchen a los científicos, nuestro mundo está en peligro.

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