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Fratelli Figurato: el culto de lo popular

Fratelli Figurato: el culto de lo popular
Diego Moreno Bermejo el

Dos hermanos napolitanos y una selección de pizzas que se alejan de lo común. Qué más necesitábamos para acercarnos a conocer a Riccardo y Vittorio Figurato, dos jóvenes italianos que decidieron dejar de lado su carrera en el mundo del marketing para abrir un local en Madrid, encender un horno y ponerse a hacer pizzas como locos. En resumen, la experiencia fue un éxito.

Todo comenzó en su local de Alonso Cano, 37. De pie, nada más entrar, me presentaron a los Figurato y ellos no tardaron ni dos minutos en demostrar que estaban ahí porque realmente querían estar. Me explicaron los procesos de investigación con temperaturas que llevan a cabo para que su pizza sea mejor y me contaron cómo era su carta. Tres bloques de pizzas (de la tradición, frescas y no convencionales) y cuatro pizzas por sección. Así, en la parte tradicional encontramos desde la Marguerita hasta una Diávola de León, con chorizo casero español. En la parte de las frescas puede degustarse un Calzone vegetal o una de Rúcula fresca y Coppa. Y en las que tienen bajo lo que ellos denominan como “el sello Figurato” vemos la de Mortadella y pistachos (¡qué pizza!), la de Calabaza y panceta o la Rock’n Roll, con panceta, aceite de pesto, mozzarella y albahaca fresca.

Es importante señalar que hay un doble proceso en la elaboración ya que muchas de ellas tienen ingredientes que se añaden después de que la pizza salga del horno. Además, en Fratelli Figurato son esenciales las harinas. Gracias al trabajo de fermentación, de al menos 36 horas, las pizzas son bastante ligeras y no pesan después en el estómago. Cada una puede cocinarse con harina tradicional, integral o cinco cereales. Por cierto, el precio de las pizzas va de los 6.90€ a los 10.90€.

Interior de Fratelli Figurato.

 

Además de las pizzas, en la carta pueden encontrarse los “Piccolinos”, pequeños aperitivos de mortadella de Bologna, nduja picante de Calabria, finocchiona de Toscana o pecorino de trufa servidos con tarallucci, unas mini roscas de pan del sur de Italia. La carta sigue con un par de ensaladas y varios postres como el tiramisú o el cannolo típico de Sicilia. ¿Y para beber? Aquí entra en juego otra persona. Su tío Constantino, somelier experimentado y enamorado de los vinos que se recorre Italia para traer los caldos que mejor acompañan a las pizzas. Una experiencia de maridaje que se sale de lo común.

Y ahora llega el turno de lo que probamos nosotros. Nos dejamos recomendar y el resultado fueron dos pizzas, la de mortadella y la de crema de calabaza, maridadas con un tinto Lacryma Christi (sí, ese que sale en El Conde de Montecristo). Así que vamos por partes.

La primera, mi preferida, con una masa tradicional. Lleva crema de ricotta y pesto, mozzarella y al salir del horno le añaden lonchas de mortadella de Bologna, trocitos de pistachos tostados y hojas de albahaca. Una delicia. No se me ocurre otra forma de resumirla. Una pizza cremosa, con una masa ligera y un sabor sorprendente. Yo, al menos, no había probado una pizza de este tipo hasta ahora.

¿Mi nueva pizza preferida entre todas las pizzas?

 

En segundo lugar la de calabaza y panceta. Con una crema de calabaza asada, mozzarella, panceta crujiente y al salir del horno trocitos de nueces y hojas de albahaca. En esta ocasión con masa integral. El resultado es otra mezcla espectacular, algo más salada que la anterior pero igual de original para lo que estamos acostumbrados en España.

Otra maravilla, con calabaza

 

El resumen de la visita no puede ser más satisfactorio y, por tanto, altamente recomendable. Sobre todo para aquellos días en los que te apetece una buena pizza de verdad. Recuerda llamar para reservar ya que, de momento, están en un local que no es demasiado grande y se llena. Y además de estar lleno entra gente constantemente para probar sus pizzas. Ahí entra en juego la ingeniería para no dejar a nadie sin probar lo que en definitiva es un producto popular que a mi, un mediodía de miércoles, me hizo salivar.

 

PD: Tengo que reconocer que he escrito el artículo en plural para que parezca que no soy un devorador de pizzas. Pero lo cierto es que fui solo a conocer a los Figurato. Eso sí, la pizza que no me pude acabar se la llevé a Tito ¿o a Ape? y me consta que dio buena cuenta de ella. Con lo que a él le gusta la calabaza, ¡cómo no le iba a llevar un buen trozo!

 

 

Cocina tradicional
Diego Moreno Bermejo el

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