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Blogs A tu Aire por Manuel Ángel Cuenca y José Luis Grau

El ‘espíritu aviador’

¿Qué es el 'espíritu aviador' del que tantas veces oímos hablar?

El ‘espíritu aviador’
Pilotos del Ala 12 del Ejército del Aire en el ejercicio Ocean Sky 2020
José Luis Grau el

Escuchamos en no pocas ocasiones de boca del jefe de Estado Mayor del Ejército del Aire, hablar del ‘espíritu aviador’. También se refieren a ello otros altos mandos de nuestra fuerza aérea cuando quieren poner en valor una actuación exitosa llevada a cabo por hombres y mujeres que forman parte de ella. Pero, ¿qué es el ‘espíritu aviador’?

Vamos a explicarlo recurriendo a una serie de ejemplos, para lo cual no tenemos más que estar atentos a algunas de las más populares misiones que nuestros aviadores llevan a cabo diariamente en el desempeño de su actividad laboral, y otras, que no gozan de tanta popularidad, pero son igualmente importantes.

‘Espíritu aviador’ es ese sentimiento del corsario del 43 Grupo cuando se levanta con las primeras luces del alba, se viste el mono de vuelo y comienza la inspección de su apagafuegos CL-215 o 415, todo ello con una sonrisa dibujada en el rostro. Y con corsario nos referimos a cada uno de los miembros de la tripulación, es decir, piloto, copiloto o mecánico de vuelo, y a todos los que se quedan en tierra pero sin cuyo trabajo ese avión no podría realizar su misión. Todos son conscientes de lo que les espera durante las próximas diez o doce horas a bordo de ese avión: cargas y descargas de agua a más de 40 ºC de temperatura sobre bosques y montes quemados; vuelos a muy baja altura para soltar el agua en el momento preciso, en el punto justo, con el fin de hacer el mayor daño posible al fuego; tomas de agua en embalses imposibles y playas, en ocasiones, llenas de bañistas, eso sí, adoptando las máximas medidas de seguridad. Pese a todo ello, ahí está esa sonrisa.

Avión apagafuegos del 43 Grupo tomando agua

‘Espíritu aviador’ es cuando un piloto de caza de alguna de nuestras alas de combate pone en el aire su F-18 o Eurofighter en menos de quince minutos, porque ha saltado una alarma por posible violación del espacio aéreo nacional. Ese piloto, los mecánicos y el resto de personal que están en alerta 24/7 para que esa misión se realice con seguridad y pleno éxito, realizan su misión con esa misma sonrisa en sus caras.

Despegue de F-18 del Ala 15 de la base aérea de Zaragoza

‘Espíritu aviador’ es despegar un avión de transporte C-295 o A400M desde una pista de tierra en algún país del continente africano como Gabón o Senegal para transportar ayuda humanitaria a víctimas de países en situación de guerra civil. El calor, la humedad, el polvo y el hecho de llevar varios meses destacados en unas tierras tan lejanas no son obstáculos para que esas sonrisas aparezcan de nuevo en el momento en el que el avión empieza a tomar altura. Y se echa mucho de menos a la familia.

A400M del Ala 31 despegando desde la base aérea de Zaragoza

Pero el ‘espíritu aviador’ está también en las personas que se encargan de que funcionen todas las comunicaciones de ese destacamento o de cualquier base aérea o acuartelamiento en España. O de los que se ocupan de toda la logística, la seguridad o la administración. O de los que  llevan a cabo la repatriación desde Sierra Leona de un misionero español enfermo de Ébola, dando cada uno lo mejor de sí mismo para intentar salvarle la vida, una vida que ya ha empezado a escapársele. Podríamos poner cientos de ejemplos.

La Unidad Médica Aérea de Apoyo al Despliegue está capacitada para actuar en ambientes NBQ

Todo eso es el ‘espíritu aviador’, inherente a todos los hombres y mujeres del Ejército del Aire. Algo que llevan dentro desde el preciso momento en que sienten la llamada o el deseo de pertenecer a algo tan grande, desde que lo sienten, no como un trabajo, sino como una vocación, una necesidad de servir. Es darlo todo en beneficio de una sociedad sin esperar nada a cambio, aunque emociona sentir las muestras de reconocimiento por parte de ella, ese feed back cada vez más perceptible gracias a las redes sociales.

Es célebre la frase atribuida al pensador chino Confucio que dice “Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida”. Eso es lo que sienten los aviadores. No entienden su labor como un trabajo, asumen sus misiones con absoluta normalidad, como una parte más de su vida. Y a pesar de que la responsabilidad no les permite olvidar que muchas veces se juegan la vida, les resulta imposible disimular esa sonrisa de la cara. 

Eso es el ‘espíritu aviador’. 

 

Más sobre el Ejército del Aire del autor:

El valor de un equipo

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