Se presenta como militar de profesión y deportista aficionado, una afición que le ha llevado a alcanzar las metas más altas en el deporte militar. Hablamos del capitán del Ejército del Aire Eduardo Carrillo Martínez-Osorio, piloto de aviones de transporte y actual campeón mundial de pentatlón aeronáutico. Además, este título le ha valido para ser designado Atleta militar del año por el Consejo Internacional de Deporte Militar (CISM).
La importancia de esta designación radica en el organismo que la otorga. El capitán Carrillo lo explica de esta manera: “El deporte militar a nivel mundial está dirigido por el CISM, entidad encargada de gestionar los campeonatos del mundo y juegos mundiales militares de aquellas disciplinas deportivas consideradas deporte militar, además de todo lo relacionado con el mismo. Anualmente concede el título de CISM Athlete of the Year a un hombre y una mujer que hayan sido campeones del mundo en sus respectivas disciplinas deportivas ese año. Los candidatos se someten a una votación online abierta al público y, adicionalmente, a una votación del comité del Consejo, de donde salen elegidos los que serán nombrados atletas militares del año”.
Pero es importante además porque en el año 2021 se celebraron hasta diez campeonatos del mundo militares (ciclismo, triatlón, lucha, pentatlón aeronáutico…), por lo que en la votación masculina había diez candidatos a obtener este reconocimiento. Esto hace que el capitán Carrillo valore mucho más, si cabe, este reconocimiento. Así, nos cuenta que “recibir el premio de Atleta militar del año 2021 supone para mí no sólo haber sido elegido por el comité internacional en su votación, sino principalmente haber recibido el enorme apoyo en la votación abierta de todo mi entorno. Soy consciente de que no sólo mis amigos y familia me han apoyado, sino que me he sentido respaldado por todo el Ejército del Aire y las Fuerzas Armadas: mis compañeros del equipo de pentatlón aeronáutico, unidades, promociones de la Academia General del Aire (AGA), compañeros de diferentes ámbitos y cuerpos, e incontables participantes que han contribuido desde el anonimato. El verdadero valor que tiene para mi este título no es el premio como tal, sino el haberme sentido, de alguna manera, el abanderado del deporte militar español a nivel mundial, y el incalculable valor que tiene para mí el cariño, apoyo y respaldo que he sentido durante las últimas semanas”.
Un reconocimiento que cierra un círculo que se abrió en 2011 cuando ingresó en la Academia General del Aire de San Javier, donde se forman los futuros oficiales del Ejército del Aire. Aunque la vocación le viene desde muy pequeño, cuando admiraba las formaciones de soldados, los aviones militares, todo lo relacionado con el camuflaje, pero sobre todo, el ejemplo de su padre, también oficial del Ejército del Aire. Y decimos que cierra un círculo porque en ese momento desechó la idea de dedicarse al deporte de manera profesional en beneficio de su otra gran pasión.
Y es que el deporte y la profesión militar comparten algunos valores que este joven piloto lleva grabados a fuego en su ADN. Valores como el compañerismo, el esfuerzo, el afán de superación, la solidaridad, etc. Luego, valora distintos aspectos de cada uno de ellos, sus puntos fuertes. Del deporte, donde ha encontrado su filosofía de vida, “ya que me permite tener un objetivo a largo plazo por el que entrenar y luchar, formar parte de un equipo que trabaja unido, aprender de los altibajos emocionales, vivir experiencias y sentir emociones inigualables, y poder crecer como persona, conocerme mejor y madurar como deportista”. Y del Ejército del Aire “la profesionalidad de sus hombres y mujeres, el manejo de la más moderna tecnología, su alta flexibilidad y el dominio aéreo. Todo, al servicio de la sociedad”.
Y aunque en un principio iba para paracaidista, la instrucción de vuelo le hizo descubrir “lo apasionante de ser piloto”. Instrucción que recibió en su paso por la AGA, “donde conocí a infinidad de grandes personas entre las que ahora se encuentran algunos de mis mejores amigos, me brindó la oportunidad de vivir grandes experiencias, iniciarme en el deporte militar y crecer enormemente como persona y como soldado de España”.
En su todavía corta carrera militar ha volado los C-295 del Ala 35 de la base aérea de Getafe, donde formó parte de la Escuadrilla de Operaciones Especiales Aéreas y participó en numerosos ejercicios y misiones, viviendo la parte más operativa de su profesión, especialmente por gran número de países de África. Y ahora vuela los Falcon 900 del 45 Grupo de Fuerzas Aéreas, donde trabaja en la actualidad.
En su deporte, uno de sus fuertes es la orientación. Estamos seguros de que sus éxitos no acabarán aquí y esa fortaleza, junto a la gran pasión que le pone a todo, le ayudarán a alcanzar otros muchos retos en el futuro. Seguramente los que se proponga.
El valor de un equipo