En algún lugar del interior de mà mismo, ‘Infiltrados’ y ‘La vida de los otros’ se tocan. Y como la casualidad es algo a tener cerca (por si se necesita), diremos que es obra del azar el que se haya premiado como las dos mejores pelÃculas éstas que hablan, allá en el fondo, de algo parecido. ¿en qué lado estoy?, ¿con quién?, ¿a quién sirvo?, ¿qué siento al servirle?… Todo ello forma un ramillete de sentimientos difÃciles de explicar y de conocer para cualquier persona.
Naturalmente, el hecho de que al protagonista de ‘La vida de los otros’ no se le ‘note’ cómo, ni cuándo, ni por qué cambia sutilmente (cambia sin cambiar) de territorio no es más que el reflejo de la propia realidad: nadie sabe cuándo, ni cómo, ni por qué ocurre eso, y el retratarlo no es más que una groserÃa argumental. ¿Alguien ha visto alguna vez la gota precisa que colma un vaso?… Lo normal es ver que el vaso se ha colmado, y que un contÃnuo goteo ha sido el indefinido culpable.
Hay varias preguntas al respecto de estas dos pelÃculas de difÃcil respuesta, si es que hay alguna:
¿Cuánto tiempo puede estar uno en el otro lado que no es el suyo sin ‘contaminarse’?
Y cuando se contamina, ¿por qué lo hace?, ¿Por convicción ética?, ¿por interés personal?, ¿por falta de defensas contra el factor ambiental?…,
¿Y si en vez de contaminarse, aguanta…?
Con cierto impudor pego la TERCERA de hoy de ABC en la que tangencialmente también se habla de esto: