¿Pero tienen sentido las Exposiciones Universales hoy día, en plena sociedad globalizada de la información; donde los últimos inventos están al alcance de cualquiera en internet y cuando se puede desayunar en Hong Kong y cenar en Berlín? Las últimas citas, en Lisboa (1998), Hannover (2000) y Aichi (2005) demuestran que las Expos andan de capa caída, pero el régimen de Pekín se ha propuesto revitalizarlas a lo grande con la muestra de Shanghái.