En el Barcelona y en la prensa barcelonista en general hay tantas ansias de mal para el Real Madrid, su enemigo genético, que se inventan mentiras con tal de intentar evitar lo inevitable. Los dos últimos años de grandes éxitos blancos han hecho mucho daño psicológico. Desde los medios de desinformación azulgranas se ingenian mentiras para intentar llegar a creérselas. La última bomba de aire descomprimido es que Isco se había negado a renovar con el Real Madrid y que todavía podría irse a otro club. Hablemos claro: Isco ha firmado con el Real Madrid un nuevo contrato por cinco años, desde 2017 a 2022. Se acabó la tontería.
El nuevo acuerdo del malacitano anula el anterior, que finalizaba en 2018, y mejora ostensiblemente su ficha. La duplica. El andaluz tenía ofertas suculentas de la Premier y ha decidido continuar en el Real Madrid, que es donde ha triunfado. Que es donde ha dado el salto de calidad y de sacrificio que una figura necesita para dejar de ser un buen jugador y convertirse en un gran futbolista.
Francisco Alarcón ha sido un suplente de lujo durante cuatro años y medio. Jugaba constantemente y no tenía puesto fijo porque su clase quedaba muchas veces diluida ante los rivales fuertes, cuyos marcajes anulaban sus virtudes. Le faltaba esfuerzo físico, presión defensiva, rendir también sin balón y dar el salto adelante para pasar de los pases geniales al disparo letal. Necesitaba ser resolutivo para ser completo. La titularidad que se ganó la temporada pasada, con la segunda Champions consecutiva y la Liga como premios, fueron su confirmación. Ahora da goles y los marca. Decide cuando el Real Madrid lo necesita. Triunfa en el equipo blanco y en la selección española. Será jugador del club madrileño hasta 2022. Hasta los 30 años. Sus mejores años los dará en el equipo. Ya los está ofreciendo.
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