Cristiano Ronaldo (Funchal, 5-2-1985) ha madurado como persona en el Real Madrid. Llegó con 24 años y ahora, a punto de cumplir 28, se ha erigido también en un líder fuera del campo. Hasta ahora lo era dentro, por sus goles y su excelso rendimiento. Hoy ya se implica en lo que es el Real Madrid, en el poder de persuasión, en la comunicación del mensaje ideal, en dar una imagen de unión del grupo y en el objetivo de demostrar que es un gran jugador y que puede hacer grupo con su liderazgo futbolístico. Ahora, CR7 es un líder de la plantilla también por sus opiniones. Sus palabras tras la exhibición frente al Celta fueron lo mejor que se ha escuchado en el Real Madrid desde hace tiempo. El portugués pide a la afición, ruega, que no silbe a Mourinho y que anime al equipo para poder conquistar la Champions y la propia Copa del Rey. Manifiesta que ya han expresado su postura en el caso de la porteria y que ahora toca ayudar para obtener títulos. Señala que esa división de opiniones respecto al entrenador se centra en el asunto de Íker y que ya han expuesto su posición. Ahora toca remar juntos para ganar. Como ocurrió en la segunda Liga conseguida con Capello, cuando nadie creía en el milagro. Casillas, el capitán, ha declarado que el mensaje de CR7 es el del Real Madrid. Corrobora esa visión. Pide también unidad para alcanzar los éxitos. Cristiano y Casillas coinciden. Dos leyendas vivas. Eso quiere decir mucho. Si los dos líderes concuerdan, la unión puede llevarles a obtener sus objetivos. Cristiano lleva el número siete y adquiere galones de Raúl. Sus pensamientos importan e influyen en el grupo. Está implicado. El Madrid ha ganado otro partido, este fuera del césped. Cuidado. Algo está cambiando.
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