ABC
| Registro
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizABC
Blogs Tiro al blanco por Tomás González-Martín

Florentino Pérez y Sergio Ramos, es la hora de hablar a solas, cara a cara, a calzón quitado

Es el momento de negociar sin la presión de la competición. No hay que esperar a ver cómo reaparece el capitán, porque si la recuperación no fuera bien, sino lenta, el club siempre ha tenido la elegancia histórica de conceder un año más de contrato. Ese acuerdo se puede firmar ya. Y si rinde bien, ya se añadirá otro año más adelante. pero ese pacto haría que el futbolista se sintiera protegido en el campo hasta 2022 como mínimo. Lo sucedido hasta ahora ha sido perjudicial para las dos partes y sobre todo para el equipo. El Real Madrid piensa que el jugador se quiere ir. El defensa cree que el club no le quiere renovar. Es hora de demostrar quien tenía razón

Florentino Pérez y Sergio Ramos, es la hora de hablar a solas, cara a cara, a calzón quitado
Tomás González-Martín el

FP versus SR. El número uno de la marca Real Madrid frente al número cuatro del equipo. El jefe de la empresa frente al jefe del vestuario. Florentino Pérez y Sergio Ramos: es la hora de hablar. Ahora es la hora. Solos, como hicieron hace seis años. Sin intermediarios ni versiones sesgadas o malentendidas. Es la hora de negociar a calzón quitado el futuro de Ramos. El jugador tiene 50 días para recuperarse, tras la artroscopia, y nadie les molestará. No hay presión de partidos en esas conversaciones. El presidente sale ya del confinamiento, superado el positivo asintomático, y pueden verse cara a cara.

Las dos partes, club y capitán, asumen que la operación quirúrgica del jugador concede el tiempo necesario para llegar a un acuerdo o declarar que no habrá renovación. Serán el presidente y el jugador, solos, quienes deben negociar. Es la hora de demostrar ahora, señalan los dos polos opuestos de la barrera, si es verdad que el jugador no quiere renovar, como presagian en el Real Madrid,  o si es verdad qué es el club el que no quiere que renueve, como augura el futbolista.

Ya no valen más estrategias que retrasen el asunto. A la entidad no le ha gustado nada que Ramos no liderara la rebaja del diez por ciento a todos los jugadores, porque no estaba de acuerdo con ella. Hoy, la mitad de la plantilla ya la ha aceptado, pero no todos, empezando por Ramos y Lucas que no han renovado. Esa oposición a firmar la reducción de los emolumentos de todos los profesionales ha retrasado las conversaciones, porque la empresa considera prioritaria esa rebaja.

Piensa el Real Madrid que la plantilla no valora que esta temporada no producen lo que ganan, pues las fuentes de ingresos están cerradas, no entra más dinero que el de la televisión. Por esa se ha bajado el presupuesto de los 822 millones a los 617. Y se auguran unas pérdidas de 60 millones que la casa quiere eliminar con traspasos a final de curso.

Ya, no al final de la temporada, Florentino Pérez y Ramos son los que deben negociar a solas el futuro del capitán y dejarlo pactado para cuando reaparezca a finales de marzo. Algunos dirán que la entidad debe esperar a ver cómo Ramos regresa a los campos para atacar esa negociación. No. La elegancia histórica del club concede un año más a un futbolista cuando una lesión frena gravemente su carrera. Ese año se puede firmar ya y acabar con una telenovela que ha afectado al equipo de manera perjudicial. Después, si se confirma que el capitán rinde como siempre, se puede añadir otro año sin problema, pero el jugador ya se sentiría respaldado contractualmente, que es un dato fundamental, porque ha jugado con el máximo riesgo, sin tener ningún futuro firmado.

Hay un hecho claro: si Ramos hubiera renovado antes y la entente hubiera sido cordial, habría conseguido que toda la plantilla rubricara la nueva rebaja salarial del diez por ciento, que suponen 45 millones de euros de ahorro empresarial. Ramos y el club están pujando por cuatro millones de divergencia. 

Serán ellos dos, Florentino y Sergio, sin René Ramos y sin José Ángel Sánchez, los que deben hablar y decidir definitivamente. La diferencia económica es muy poca. La diferencia de feeling es muy grande. Comienza el capítulo final.

Otros temas
Tomás González-Martín el

Entradas más recientes