El Real Madrid perdió la Copa de Europa en 1981 ante el Liverpool con dieciséis jugadores formados en la cantera de la vieja ciudad deportiva, ahí, al lado de La Paz, donde hoy brillan cuatro grandes torres que se ven desde 100 kilómetros de distancia.
Aquel Real Madrid repleto de chavales estuvo a punto de ganar la Copa de Europa y después, al perderla, por un solitario gol de Kennedy en un partido muy igualado, pasó a ser denostado, menospreciado, vilipendiado. Nunca lo he entendido. En vez de elogiar a un equipo formado por chicos, se les atacó y sufrieron el mayor de los desprecios.
Se les llamó el equipo de los García cómo si llamarse García, González o Rodríguez fuera algo malo, despectivo.
Claro, como no eran extranjeros, se les despreció con el apelativo de los García, por García Navajas, por García Cortés, por Pérez García. por García Hernández. Y ese era el mérito. La mayoría eran jugadores de la cantera. Allí estaban también Sabido, San José, Del Bosque Gallego, Miguel Ángel, García Remón, Rincón, Pineda, Isidro y tantos otros jóvenes criados en la ciudad deportiva.
Con esos mimbres, Luis de Carlos, Boskov y Santisteban intentaron reeditar los grandes éxitos del Real Madrid, que tres lustros antes ganó con Velázquez, Pirri, De Felipe y Grosso la sexta Copa de Europa.
Boskov y Santisteban tuvieron mucho mérito con llegar a la final al mando de un equipo en plena remodelación. Santisteban sabe bien que podrían haber ganado la final si no hubieran jugado lesionados Cunningham, Stielike y Juanito. El extremo británico había estado cinco meses mal y tuvo que jugar mermado. No se encontraba en condiciones de rendir. El alemán Stielike había sufrido un tirón una semana antes y saltó al campo roto. Y Juanito sufrìa sus sempiternos problemas de rodilla.
Cuando todo el mundo, incluido Pelé, que se lo dijo a Agustín Rodríguez unos días antes, daba como favorito al Liverpool, los blancos mantuvieron el pulso al conjunto inglés y pudieron ganar si Camacho hubiera aciertado en aquella vaselina. No ocurrió y un error defensivo permitió a Kennedy marcar el gol pocos minutos antes del final. Todos esperaban la prórroga y los penaltis, como dice Santillana, pero ese año fue el de la mala suerte, como bien sabe Santisteban. Se perdió la Liga en el último segundo tras ganar en Valladolid porque Zamora marcó el gol para la Real Sociedad en Gijón. Y la Champions fue el remate de un año de infortunio para un equipo que rozó la Champions y la Liga y se quedó sin nada.
No se lo merecían estos chavales No se lo merecían Boskov y Santisteban. Pero de la historia de estos golpes también se aprende. Ahora el Real Madrid persigue su decimotercera Copa de Europa y aprendió de aquellas derrotas.
Lo que yo revindico es el apoyo a aquellos chavales que con 21 años fueron a reeditar el éxito del Real Madrid en la Copa de Europa. Yo reivindico y estoy también orgulloso, como espetan estos muchachos que entonces eran imberbes, que estos chicos estuvieron muy cerca de hacer historia.
Yo revindico a Boskov y a Santisteban, que hicieron una magnífica labor en plena revolución de la plantilla, cuando estos chicos eran el relevo de García Remón, de Miguel Ángel y de Benito. Yo les revindico porque les han sacrificado y les han insultado llamándoles los García. Yo revindico a estos García y a los González como Santillana.
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