Síntoma de los tiempos, el vídeo se volvió viral. Tanto extrañaba que ciudadanos corrientes vitorearan a unos militares españoles en la cola de un «check in» de aeropuerto que así sucedió. Y los aplausos se volvieron noticia en España: «La espontánea y emocionada despedida que Chile brindó a la UME», se leía en los titulares
«¡Gracias! ¡Bravo! ¡Gracias!», clamaba una mujer agradecida ante el paso del contingente de la Unidad Militar de Emergencias, que se había desplazado quince días antes, en febrero de 2017, para arrimar el hombro ante la oleada de 105 incendios que arrasaba el país andino.
Como esta misma semana en el infierno Pedrógao Grande, en Portugal, aquella era una misión más de una unidad militar joven -impulsada en 2005 por el Gobierno de Zapatero– y cuya creación estuvo rodeada de gran polémica tanto en el seno militar («no estamos para ser bomberos», decían algunos con recelo) como fuera (servicios forestales, de emergencias 112 y de bomberos temían por la injerencia en su profesión).
Pasado el tiempo necesario y consolidada con el paso de otro «color» en el Ministerio de Defensa -los ministros Pedro Morenés y María Dolores de Cospedal han mantenido y reforzado su labor- no cabe duda de que la UME, como tantas otras unidades militares de las Fuerzas Armadas, se ha ganado un prestigio internacional y un cariño nacional que tuvo en el terremoto de Lorca (2011) uno de sus puntos de inflexión.
«Nuestra actuación en Lorca fue importantísima para dar a conocer de un modo más explícito nuestra labor. En Lorca estuvimos seis meses, montamos un campamento, realizamos nuestra misión de un modo profesional y sentimos el cariño de la población. Luego volvimos en años sucesivos con una inundación y un incendio. Lorca y la UME están unidas ya para siempre», explica el actual general jefe de la UME, el teniente general Miguel Alcañiz, quien destaca el papel de «cohesión nacional» que esta unidad militar desempeña en España cuando acude a la llamada (y socorro) de una comunidad autónoma.
3.500 militares en la UME
Aunque no todos los gobiernos autonómicos recurren a la UME diligentemente y a veces no lo quieren hacer público, los diferentes cuerpos de emergencias y de policías autonómicas sí colaboran fluidamente con los militares. Por ejemplo, por el cuartel general de Torrejón de Ardoz (Madrid) pasan frecuentemente Mossos d’Esquadra y agentes de la Ertzaintza para adiestrarse ante amenazas químicas o nucleares.
La UME la componen ahora 3.500 militares. Todos ellos pasaron al menos cinco años en alguno de los tres ejércitos (Tierra, Armada o Aire) o cuerpos comunes. Tras pasar unas pruebas físicas, psíquicas y un entrenamiento específico deben realizar un curso básico en emergencias.
Su columna vertebral son los cinco Batallones de Intervención de Emergencias, cada uno con áreas geográficas de influencia según su base principal: Torrejón de Ardoz (Madrid), Morón de la Frontera (Sevilla), Bétera (Valencia), Zaragoza y San Andrés de Rabanedo (León). Todos ellos con apoyo del 43 Grupo del Ejército del Aire (con aviones apagafuegos Canadair o Bombardier) y el Batallón de Helicópteros de Emergencias del Ejército de Tierra.
Amenazas NRBQ
Pero la UME no solo apaga fuegos. Inundaciones, nevadas, terremotos o rescate de personas son otros de sus cometidos en los que se han fajado estos últimos doce años. Desde su mando ahora también se quiere potenciar su acción frente a las amenazas tecnológicas y medioambientales (nucleares, radiológicas, biológico o química… las NRBQ) para las cuales también dispone de un grupo de intervención específico.
«La UME es la influencia del buen hacer de la milicia que genera confianza a la sociedad a la que sirve», quiere destacar el general jefe Alcañiz que, subraya, ante todo «somos militares» y «cuando nos ven llegar en los pueblos hay una sensación de alivio en la población, así nos lo transmiten».
El modelo de la UME como unidad de reacción ante emergencias ha generado el interés en 55 países que han visitado las instalaciones del cuartel general para estudiar su modus operandi: «Se está convirtiendo en una referencia de la marca España militarmente hablando», defiende el general de la UME.
Cinco han sido las misiones internacionales donde han participado estos soldados de uniforme rojo-amarillo: los terremotos de Haití, Nepal y Ecuador y los incendios de Chile y Portugal.
En España, además del terremoto de Lorca, destacan sus intervenciones en agosto de 2012 ante una oleada de incendios que obligó a movilizar a 1.200 efectivos, las inundaciones del pasado invierno en Los Alcázares (Murcia), el incendio de Andratx (Mallorca) o el rescate de personas atrapadas en sus vehículos durante una nevada en la autovía A-67.
382 misiones desde 2007
Desde su inicio de operaciones en 2007, la UME ha llevado a cabo un total de 382 intervenciones, según datos oficiales: 292 fueron ante incendios (76%), 41 se realizaron en inundaciones o rescates en seísmos (10%), 28 en tormentas invernales (7%) y 3 ante riesgos tecnológicos y medioambientales, cuya capacidad se quiere potenciar en los próximos años. Otras 14 intervenciones responden a emergencias de otra naturaleza.
La cabo primero Eva María Garrido Hens lleva diez años sirviendo en la unidad. Fue enviada a las misiones de Haití o Nepal, siendo especialista en búsqueda y rescate urbano. «Cuando nos encontramos en una misión de ayuda nos sentimos en nuestro fortín», resume su experiencia. Un sentir que discurre con el lema de la unidad: «Para servir».
«No olvidemos que somos soldados»
Esta semana 103 soldados de la Unidad Militar de Emergencias acudieron a la llamada de Portugal para mostrar su buen hacer en extinción de incendios en el sector C adjudicado a las tropas españolas: en el municipio de Cernache do Bonjardim.
El teniente Armando Ledo, madrileño de 40 años, estuvo coordinando los trabajos que se desarrollaron 24 horas al día en dos turnos ininterrumpidos. El viernes fueron relevados por otro contingente. «Esta es una unidad bastante exigente con misiones que requieren alto compromiso y riesgo. Nunca hay que olvidar que somos soldados, y se exige una vocación militar», explica el teniente al reflejar el espíritu de la UME.
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