Nuestro encuentro hoy fue con el coronel polaco Artur Bogowicz, mando de la recién creada «NATO Force Integration Unit» (NFIU) en Polonia, cuyo objetivo es preparar en el menor tiempo posible la llegada de tropas de la OTAN en caso de que el país anfitrión (en este caso Polonia) así lo requiera en el Consejo del Atlántico Norte, órgano de decisión política de los 28 estados miembros de la Alianza Atlántica cuyas decisiones se adoptan por unanimidad.
Junto a Polonia, los países bálticos (Estonia, Letonia y Lituania) así como Bulgaria y Rumanía declararon activos sus respectivos NFIU el pasado 1 de septiembre. Eslovaquia y Hungría están en procesos de validación aún y se espera que el próximo año cuenten con este tipo de infraestructura militar diseñada por la OTAN tras la Cumbre de Gales, donde los países del Este exigieron una mayor presencia de la Alianza Atlántica en el flanco Este ante la amenaza de Rusia tras la anexión de Crimea y la guerra en Ucrania.
De este modo, las «NATO Force Integration Units» funcionan como -permítanme la comparación- una especie de «agencia de viajes logística» encargada de activar los mecanismos necesarios para recibir en el plazo más rápido posible tropas aliadas al auxilio de estos países.
«Es el nuevo bebé de la OTAN», nos explica el propio coronel Bogowicz quien enfatiza tras ser preguntado por su tiempo de reacción (algo guardado en secreto por la OTAN): «Solo le aseguro que podemos ser rápidos».
Esta misma semana la NFIU de Polonia se emplea a fondo para recibir en este país, especialmente sensibilizado con la amenaza de la Rusia de Putin, a los 900 militares españoles que participarán estos días en dos ejercicios de la OTAN para verificar esta capacidad de despliegue. Se trata de la denominada «Fuerza de Muy Alta Disponibilidad» liderada este año por España (cuartel de Bétera en Valencia y tropas de la Brilat) y también conformada por otras fuerzas multinacionales.
En total, 42 militares integran la NFIU de Polonia, emplazada en la ciudad de Bydgoszcz, en el centro de doctrina militar Sil Sbrojnych, un emplazamiento que de momento es apropiado pero que, en caso de conflicto real, sería un blanco fácil para fuerzas aéreas. Así lo reconoce el coronel Bogowicz: «Uno de los asuntos a tener en cuenta en el futuro».
PREOCUPACIÓN POR LA GUERRA HÍBRIDA
Pero no todo el trabajo de las NFIU versa sobre facilitar la hipotética llegada de tropas «auxiliadoras» de la OTAN o ejercer una fuerza disuasiva ante Rusia al poner bien claro los emblemas de la OTAN en el flanco Este. La labor de inteligencia es también asumida y coordinada por las NFIU con el cuartel de la OTAN en Brunssum: «Claro que recogemos información sobre guerra híbrida», reconoce el coronel Bogowicz preguntado por esta nueva forma de «guerra» puesta en práctica por Rusia en Ucrania principalmente, hasta el punto de que ya es materia de doctrina y experimentación en otras instituciones militares de la OTAN.
Aunque su definición es un debate aún, entiéndase por «guerra híbrida» el uso de fuerzas no convencionales, así como acciones no bélicas, con el objetivo de desestabilizar un país o acometer una operación militar.
¿Algunos ejemplos de guerra híbrida? Soldados vestidos de civiles o éstos utilizados como soldados (léase Ucrania), un ciberataque a una infraestructura que abastece de electricidad a una central nuclear o, como algunos analistas señalaron en Noruega cuando sucedió de modo real, el «envío» de 5.000 refugiados a la frontera con Rusia el pasado año, un hecho que nunca había sucedido antes (dado el férreo control ruso en la frontera y las buenas relaciones entre Oslo y Moscú) y que causó una crisis humanitaria sin precedentes en el lado noruego. Por cierto, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, es noruego.
¿Son estas unidades de integración de la fuerza de la OTAN un germen de una mayor presencia militar de la OTAN? Todavía es pronto para afirmarlo rotundamente, pero no cabe duda que constituyen unas posibles cabezas de puente. El coronel Bogowicz elude, obviamente, la pregunta que «se encuentra al nivel político y no militar».
Decisiones como esta se discutirán en la próxima Cumbre de Varsovia (8-9 de julio). Los países de Europa del Este, con Polonia como anfitrión y con especial énfasis, pedirán presencia militar de la OTAN en el flanco «cada día del año».
Finalizamos esta historia por nuestro inicio en la NFIU de Polonia. Nos requisan los teléfonos durante la reunión en el interior del edificio. No así las cámaras o tablets. Nada más entrar en el edificio principal un cartel -grande y diáfano- nos recuerda el Artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte:
«Las Partes convienen en que un ataque armado contra una o contra varias de ellas, acaecido en Europa o en América del Norte, se considerará como un ataque dirigido contra todas ellas y en consecuencia acuerdan que si tal ataque se produce, cada una de ellas, en ejercicio del derecho de legítima defensa individual o colectiva, reconocido por el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas, asistirá a la Parte o Partes así atacadas, adoptando seguidamente, individualmente y de acuerdo con las otras Partes, las medidas que juzgue necesarias, incluso el empleo de la fuerza armada para restablecer y mantener la seguridad en la región del Atlántico Norte. (…)».
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