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EOD del Ejército, nuestros hombres tranquilos

EOD del Ejército, nuestros hombres tranquilos
El sargento primero Gallardo, un EOD del Ejército de Tierra, durante los ejercicios Interdict 2012 / IGNACIO GIL
Esteban Villarejo el

Artificieros, desactivadores de explosivos, Tedax (como se les conocía antes), operadores EOD (siglas inglesas de «Explosive Ordnance Disposal) o EOR («Explosive Ordnance Reconnaissance») son algunos de las denominaciones de los especialistas del Ejército de Tierra para neutralizar los explosivos. «Hombres tranquilos» que actúan como cirujanos: cables, alicantes, cañones de agua, cinta aislante, traje EOD9 o rodillos son algunas de sus herramientas.

Tal era el caso de los tres legionarios que fallecieron ayer en la base de la Brigada de la Legión en Viator (Almería): el brigada Antonio Navarro García, el brigada Manuel Velasco Román y el sargento José Francisco Prieto González, todos ellos pertenecientes a la Bandera de Zapadores de la Legión. Todos ellos curtidos en la guerra de Afganistán.

Un zapador legionario junto a un especialista estadounidense en los ejercicios Interdict 2012 en San Gregorio (Zaragoza) / IGNACIO GIL

 

Precisamente, a finales del mes de octubre pasado ABC tuvo la posibilidad de comprobar de primera mano el trabajo que estos zapadores de La Legión que, como otros cuerpos especializados en estos menesteres como el Mando de Ingenieros, estaba preparándose para el repliegue en la guerra de Afganistán, el escenario más exigente en cuanto a la lucha contra artefactos explosivos improvisados (IED, en el acrónimo inglés). Aquella experiencia fue en las maniobras «Interdict 2012», que se celebró en el campo de maniobras de San Gregorio (Zaragoza).

Efectivamente los IED son la principal causa de muerte entre las fuerzas de la OTAN en Afganistán. Este año han provocado la muerte de 24 de los 43 fallecidos (el 55%), otros años ese porcentaje fue superior.

Bicis-bomba, motos-bomba, burros-bomba, minas-trampa (HOAX, en el argot castrense) o una garrafa de gasolina rellena de nitrato amónico con algún tipo de combustible unida con un cable de transmisión a un detonador que bien puede ser una caja de cerillas vacía son algunas de las amenazas a las que hacen frente nuestros operadores EOD en escenarios como Afganistán (en Líbano el trabajo suele ser más de desminado). Por ejemplo, el último fallecido en la guerra de Afganistán, el sargento David Fernández Ureña murió mientras trataba de desactivar una bomba.

Vehículo «RG-31» con rodillo incorporado para hacer detonar posibles explosivos en la Ruta Lithium, el mes pasado en Sang Atesh, Afganistán / JAIME GARCÍA

 

Los operadores EOD son una especialidad desconocida. Aunque, como siempre, el cine de Hollywood los ha dado ha conocer (en su versión norteamericana) en películas como la oscarizada «The Hurt Locker» (En tierra hostil). Pero esta especialidad seguirá creciendo, dado que en los nuevos conflictos asimétricos contra el terrorismo global el IED se ha convertido como la principal arma tanto contra la población civil como contra los militares.

Labores contra los IED localizados, limpieza de rutas con vehículos preparados para ello como los «Husky» o rodillos en los RG-31 e investigación en este campo en laboratorios y locales como el del trágico suceso de ayer -España cuenta con el Centro de Excelencia de la OTAN en la lucha contra IED, en Hoyo de Manzanares (Madrid)- son algunas de las labores y “contraarmas” con las que cuentan estos “hombres tranquilos”.

Precisamente la I Premio Sabino Fernández Campo -de ABC y BBVA, que quiere recordar así la memoria del que fuera Jefe de la Casa Real de Su Majestad el Rey otorgando un tributo de la sociedad civil a la militar- concedió su primer galardón al Centro Internacional de Desminado de la Academia de Ingenieros de Hoyo de Manzanares.

La labor de los operadores EOD, sigilosa, está siempre ahí. No importa los escenarios, en cada patrulla, en cada convoy… ellos abren el paso. Llegan, observan, aseguran, diagnostican, manipulan y… desactivan la bomba. Conducen los vehículos especialistas. «Fuego, fuego, fuego» gritan en el momento final para advertir a sus compañeros que se aproxima una deflagración.

Vehículo Husky del Ejérctio de Tierra, que detecta las minas con un panel georadar, a su paso por Sang Atesh / JAIME GARCÍA

 

Su materia prima (explosivos) es muy delicada y arriesgada. A veces se suceden los accidentes. Como ayer en el caso de los brigadas Navarro y Velasco y el sargento Prieto. Como en 2011 le sucedió a otros cinco militares en Hoyo de Manzanares: el sargento primero Sergio Valdepeñas, el sargento Mario Hernández y el cabo Miguel Ángel Díaz Ruiz del Ejército de Tierra; y al sargento primero Víctor Manuel Zamora y al  cabo primero Javier Muñoz Gómez, de la Armada. Son los últimos artificieros Caídos junto al sargento Ureña en Afganistán. A ellos, mi más sentido reconocimiento.

¿Cuál es la principal característica que deben tener los operadores EOD?, pregunté al sargento primero Gallardo durante el ejercicio «Interdict 2012». «Cabeza fría, tranquilidad y preparación», respondió. En épocas de guerras más sucias, ellos son nuestros hombres tranquilos.

Un desactivador del Ejército muestra un IED empleado por la insurgencia afgana con una garrafa de gasolina / IGNACIO GIL

 

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