“Hace muchos años, una periodista de ABC, Ana Muñoz, sufrió un cáncer que derivó en una rápido y traumático cambio en su aspecto físico. Mi hermana Pepa se volcó con el caso, le realizó una peluca de pelo natural con el fin de devolverle su apariencia anterior, y se ocupó personalmente de los cuidados de su piel. Aquel gesto, por trivial que pudiera parecer desde fuera, supuso para Ana una tregua que la devolvía a una normalidad necesaria para su trabajo y le permitía algo tan justo como ser ella y no su aspecto, quien revelase su condición de enferma. Fue entonces cuando comprendí la importancia que tiene la imagen en estas personas, y abrí el primer centro especializado en la atención estética integral de pacientes con cáncer”.
Son palabras de Ángela Navarro, pionera en hacer que muchas mujeres lograran algo tan sencillo –y tan complicado- como mirarse en un espejo, y verse como eran antes de que la enfermedad entrara en sus vidas. Hoy ya son muchos los centros volcados en conseguir estos mismos objetivos. Para Celia Catalán (Majadahonda, Madrid), Backstage Beauty (Barcelona) o Cáncer & Beauty (Valencia) el papel de la esteticista es muy importante en la rápida recuperación de estas pacientes.
Porque si traumática es la caída del cabello, no menos lo es la huella que la quimioterapia deja en la piel. Nuestra epidermis, el cuero cabelludo y las uñas son las principales vías de eliminación de los tóxicos de los fármacos, y esto provoca desde picores (dificultando el descanso durante la noche y provocando irritabilidad), hasta granos dolorosos y bultos purulentos.
Según la farmacóloga María Unceta-Barrenechea, creadora de lalínea oncológica María D’Uol, también puede aparecer sensibilidad en la piel, llagas en nariz, ojos o boca, inflamación del tejido alrededor de las uñas, grietas en la yema de los dedos o en la planta de los pies, descamación, sequedad en los ojos, ampollas en las manos… Cuando aparecen estos síntomas, lo habitual es que se administren corticoides, antihistamínicos o cremas con lidocaína. Pero firmas como la suya, se han propuesto prevenirlos o darles solución con cosméticos suaves.
“Lo fundamental (y lógico) que deben tener los cosméticos son ingredientes naturales muy calmantes, muy nutritivos, como rosa mosqueta, aceite de amaranto, manteca de karité, urea, árnica montana y vitamina E o extractos botánicos como la manzanilla, flor de sauco y el té verde, que son descongestionantes y equilibran el ph”, cuenta Diana Montoya, esteticienne formada en los cursos oncológicos que realiza la firma Natura Bissé para centros de belleza. “No deben incorporar parabenos, perfume, parafinas, siliconas, alcoholes o derivados del petróleo”, añade. “A la hora de limpiarse la piel, mejor leche limpiadora y tónico que los productos jabonosos, y para el cuerpo, las cremas con urea, que hidratan, nutren y dan confort”. Los masajes siempre que sean suaves, y con aceites o manteca de karité; los drenajes, solo si el médico los prescribe; y los baños nunca de agua caliente.
En cuanto a los efectos de la radioterapia, similares a los de una quemadura solar (eritema, manchas, dermitis…), María D’Uol aconseja paliarlos con extracto de centella asiática, la planta en la que los tigres de Sri Lanka se restriegan para curar sus heridas.
Más allá de la piel
“Verse favorecida es clave”, afirma Paz Herrera, experta en imagen. “A muchas mujeres ya no les sienta bien la ropa que se ponían antes porque el tono de su piel se aclara”.
¿Qué prendas favorecen más? Ni muy oscuras (“marcan las líneas de expresión”), ni colores pastel (“acentúan la palidez de la piel”), ni tonos muy vivos o saturados.
A la hora de maquillarse, la maquilladora Ángeles Naharro, recomienda labiales suaves y bases de maquillaje de poca cobertura y sin químicos para que la piel no sufra una reacción. Las pestañas se pueden acentuar delineando sutilmente la parte superior e inferior y las uñas se pueden esmaltar, pero mejor solo para ocasiones especiales y con esmaltes que no incluyan formaldehido.
Afrontar la caída
Después de la noticia en sí, el impacto emocional ante la idea de perder el pelo, es devastador. No importa cuán advertidas estén, en cuanto el cabello empieza a caerse, es siempre una conmoción.
¿Por qué sufre el cabello con los tratamientos oncológicos? Los médicos de Svenson explican que es por la acción de los diferentes fármacos. “La quimioterapia actúa sobre el ciclo celular de las células cancerígenas y, como efecto secundario, puede atacar otras células del organismo, como es el caso de los folículos”.
La radioterapia actúa de un modo similar, pero aplicada localmente. “Trata de irradiar el tejido cancerígeno que se encuentra en profundidad, y en su paso por las diferentes capas de la piel puede lesionar las células de los folículos pilosos”, indican estos expertos. “El tratamiento quimioterápico conlleva la pérdida temporal del cabello que se recupera meses después de terminar el tratamiento, y la radiación, puede dar lugar a una inflamación y lesión profunda del folículo, en algunos casos, irreversible”, advierten.
¿Qué cuidados podemos adoptar?
• Adelantarnos a los cambios. La caída se produce a partir de la 2a o 3a semana de tratamiento. Por eso, en Svenson recomiendan cortarse previamente el pelo para acostumbrarse poco a poco a la nueva imagen.
• Una correcta higiene. Utilizar siempre un champú suave, lavar el cabello con agua templada (nunca con agua caliente) y no frotar el cuero cabelludo. El uso de mascarillas ayudará a hidratar el pelo.
• Máxima protección. Se debe evitar exponer el cuero cabelludo al sol y al frío, y en caso de hacerlo, usar siempre protección solar y aplicar crema hidratante.
• Dieta equilibrada. La propia enfermedad así como los tratamientos oncológicos pueden ir asociados a déficits alimentarios y al incremento del gasto metabólico. Esto puede redundar negativamente en la salud del pelo, por lo que es importante tratar de mantener una dieta equilibrada durante el proceso.
¿Cómo elegir la peluca adecuada?
Los doctores de Svenson aconsejan que la primera medida sea encargarla antes de comenzar a perder totalmente el pelo, para poder realizarla del mismo color y textura que el propio cabello. De este modo el cambio será mínimo. Sus pelucas son de cabello 100% natural (también hay sintético, si se prefiere), con variedad de colores, adaptables a todos los estilos y ajustables (tienen varias tallas). Su contorno es recortable, para dar naturalidad a la línea de nacimiento del cabello y a la zona de las patillas. Y, muy importante, tienen una base fina, transparente y transpirable, que se ajusta perfectamente a la piel. ¿Más? Sus varillas metálicas extraíbles en la zona de la nuca y las patillas, permiten mantener la peluca incluso durante pruebas médicas magnéticas.
Además, aplican descuentos de hasta un 60% a los pacientes en tratamiento que necesitan una peluca oncológica, y un 10% adicional para aquellos que provienen de las asociaciones con las que tienen acuerdos especiales. Información: 900 100 246.
Mercedes Garrosa, directora del Centro Capilar Tizho´s advierte de que cada vez hay mas timos con las pelucas low cost. “Se aprovechan de un paciente vulnerable”, cuenta. Sus consejos para acertar:
-Si van a cobraros 1.000 o 1.200 euros comprobad que la peluca sea de pelo natural, no dejéis que os ‘cuelen’ una ‘made in China’, fabricada masivamente y ya cortada.
–Si es de pelo sintético –fabricada por millones de unidades- no paguéis más de 500 euros, como mucho. Y tened en cuenta que con la peluca sintética no se puede usar el secador y se peina con dificultad, al contrario de lo que sucede con la de pelo natural.
– Para que una peluca pase absolutamente desapercibida, debe ser de cabello natural europeo, (el de mayor calidad), haber sido realizada en función de un molde o croquis, y cortada imitando exactamente el corte, color, lugar donde nace la raya y hasta los remolinos que tenía la paciente.
-Que haya que quitarse la peluca por la noche es un mito. “Pueden estar siempre puestas, pegadas al cuero cabelludo, y nunca hemos tenido problemas en 40 años”.
–No os compréis los mil y un productos que os intentarán vender para la peluca, que serán mucho más caros que los habituales: ni existen champús, acondicionadores, mascarillas ni serums específicos para pelucas. Usad los mismos que usabais para vuestro pelo natural.
PD: Este articulo se publicó en ABC de Salud el 15 de Octubre 2016 y lo reproduzco para los lectores de este blog interesados en el tema.
Tratamientos