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La radiación ultravioleta en la cabina de los aviones puede producir cáncer

La radiación ultravioleta en la cabina de los aviones puede producir cáncer
Teresa de la Cierva el

 

El trabajo perjudica seriamente la salud. No sólo la mental (sin comentarios), también la física. Y en el caso de los pilotos y azafatas, la de la piel. El doctor Julián Conejo Mir, presidente de honor de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) y jefe de servicio del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla (además de mi vecino en Sanlúcar), me contó hace unos años que, en este colectivo, se había detectado una cifra mucho mayor de cánceres de piel que en otros. Al principio se pensó que podía deberse a que los fines de semana, entre vuelos, abusaban del sol allí donde viajaban, pero va a ser que no era ese el motivo… Un grupo de autores norteamericanos ha alertado de que en un metanálisis que han realizado (y publicado) se observa que la incidencia de melanoma en pilotos y azafatas es ¡el doble que en el resto de la población!

Y el pasado mes de junio, en el II Congreso de Sanidad Militar, un equipo de reconocidos dermatólogos (los doctores Vidal-Asensi, Aguilera Arjona. Gálvez Aranda, Valero Criado, Cumplido Tercero, Montes Torres, Alcántara Nicolás y Luelmo Granados) ha presentado un estudio que demuestra que los altos niveles  de radiaciones ultravioletas en las cabinas de los aviones en vuelos a gran altura suponen un riesgo potencial para el personal de cabina.

Los simples pasajeros podemos estar tranquilos porque el doctor Santiago Vidal-Asensi, cabeza del estudio, cuenta que el riesgo es alto solo para pilotos y azafatas, que permanecen durante muchas horas a más de 10.000 metros. Por poner un ejemplo, en un vuelo de 7 horas, la dosis de radiación puede alcanzar el doble de una sesión de bronceado en cabinas de UVA. De ahí que la conclusión del estudio sea que los pilotos de avión tienen un riesgo potencial para desarrollar diferentes patologías cutáneas, incluido cáncer de piel, y que la fotoprotección para ellos tiene que ser una herramienta muy necesaria, por no decir obligatoria.

Los demás, no estamos en situación de riesgo. Pero si es interesante saber que en la zona delantera de los aviones (primera clase o business) se reciben muchos más rayos que en el resto (un consuelo para los que volamos en clase turista) y que, como toda medida es poca frente al cáncer, conviene que bajemos las ventanillas durante los vuelos largos y diurnos.

 

Y en el coche, ¿qué?

También hay que tener cuidado, sobre todo cuando el sol pega durante mucho tiempo en un costado. Porque el cristal normal, como los de las ventanillas laterales y posteriores de los coches, bloquea las radiaciones UVB pero no las UVA, mientras que los laminados, como los de los parabrisas, sí filtran la mayor parte de estas.

¿Lo mejor? Los cristales tintados, que reducen hasta 3,8 veces los rayos UVA respecto a los no filtrados. Según la doctora Aurora Garre (y según el IV Estudio CinfaSalud, avalado por la Academia Española de Dermatología y Venereología), los más eficaces son los cristales laminados tintados de gris, que solo permiten pasar el 0,9% de las radiaciones UVA. “En el caso de coches ya fabricados, es recomendable colocar películas plásticas sobre los cristales no laminados o tintarlos, siempre respetando la legislación”, cuenta.

Ya lo sabéis: cristales oscuros, o protección solar en los viajes lagos en coche. Por si las moscas… y los rayos!!

 

 

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