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SwaSwara, un oasis ayurvédico en la playa más bucólica de la india

De una a tres semanas bastan para resetear nuestro organismo

SwaSwara, un oasis ayurvédico en la playa más bucólica de la india
Teresa de la Cierva el

Voz interior. Eso es lo que significa SwaSwara y, escuchar la mía fue lo que me movió a hacer una escapada a este resort de ayurveda, perdido en mitad de la nada, en el sudoeste de la India (desde España hay que volar a Goa y luego recorrer 180 kms hasta Gokarma, que en las carreteras indias se traduce en 3.30 horas de coche). Tenía ganas de hacer un détox físico, mental y hasta tecnológico, y no he podido escoger un destino mejor.

 

 

Para empezar, porque no el típico hotelito hippy ayurvédico como algunos de los que conocí en el sur, en Kerala. Éste es un resort médico, que forma parte del grupo CGHEarth (tienen también CGH Earth Ayurveda y un hospital naturópata, Prakriti Shakti, en las colinas de Panchalimedu), que ya es una garantía.

 

Además, está ubicado sobre la maravillosa (y desierta) playa de Om (muy apropiado el nombre) rodeado de naturaleza “salvajemente” cuidada (se ven más jardineros que terapeutas) y con un magnifico lago (en época de monzones se recoge ahí el agua, y luego abastece la zona durante el resto del año) y una flora y una fauna únicas.

 

 

Tanto es así, que los árboles y plantas están señalados con carteles indicando las distintas variedades, y uno de los planes estrella es hacer bird watching (observación de pájaros) al amanecer o atardecer. Eso si, está tan abierto a vida natural que convives con monos (yo no los vi pero me aconsejaron guardar los cosméticos dentro del neceser porque los “roban”), renacuajos (la ducha está al aire libre, y algunos “príncipes encantados” me acompañaron en varias ocasiones), lagartijas y demás insectos de la zona.

 

 

El alojamiento es en unas villas en dúplex (la parte de arriba es una salita de lectura con un ventanal al lago), con un patio interior y la ducha abiertos al cielo, para aprovechar el poder sanador del entorno natural.

 

 

La habitación es el único lugar cerrado, con puertas mosquiteras, ventilador y aire acondicionado. Y por sacarle un pero, me pareció que el cuarto era el único espacio sin encanto de todo el lugar.

 

 

A Swaswara no se puede ir de turista. Hay que “ingresarse” y el mínimo son 5 noches, para seguir el programa Swa Wellbeing, que es una iniciación al ayurveda para sentirse mejor. Lo más habitual es pasar de 7 a 10 noches con el programa Rejuvenation, que busca mejorar todos nuestros males más habituales: estrés, insomnio, dolores musculares y todo tipo de afecciones del estómago, la piel, los ojos o la respiración. Incluso se puede ir a adelgazar o reducir la celulitis. Pero lo ideal es la estancia de 14 a 21 noches para hacer el Ayurveda Detox and Panchakarma, una depuración completa, que no es muy agradable (incluye enemas medicados, vómitos, purgas…) pero limpia el organismo de tal manera, que se queda completamente vacío de “venenos”. “A estrenar, como el de un bebé”, como me aseguraba el doctor Varun Firoz, el director médico. La elección de uno y otro programa dependerá de las necesidades de cada persona, la disponibilidad de tiempo y lo saneado que tenga el bolsillo (una semana, con todo incluido, cuesta aproximadamente 4000€)!!!

(Para no enrollarme demasiado con las descripciones de cada uno, os dejo el enlace a mi entrevista  en “Es la mañana de Federico Jimenez Losantos” a Mónica Concellón, una experta en la materia, en el que hablamos sobre qué es el Ayurveda y de estos programas)

 

El primer día se tiene una consulta muy extensa con alguno de los doctores (si tenéis alguna dolencia o enfermedad conviene que aportéis vuestros informes médicos, o los enviéis por mail antes de vuestra llegada), y durante toda la estancia, las terapias empiezan y terminan con unos minutos con él, para controlar los avances o poner remedio a los posibles problemas ya que, como nuestros organismo no están acostumbrados, pueden darse bajadas de tensión, dolores de cabeza, estreñimiento, taquicardias…

 

Yo he seguido el programa Rejuvenation (se llama así porque busca nuestro rejuvenecimiento a nivel celular, eliminando el estrés, el peor enemigo del envejecimiento de nuestras células), y en 7 días se supone que me he quitado 7 años de encima (y 700 gramos).

 

Todos los tratamientos empiezan con un rezo por parte de la terapeuta, seguido de un masaje con aceite caliente de cabeza y hombros sentada en una silla -no sé por qué, ya que es más incómodo para ambas-, y a continuación, la terapia que haya pautado el médico, que se repite durante 3 días seguidos, “porque el primero sirve para preparar el cuerpo, el segundo para limpiarlo y el tercero ya empieza a curarlo, me explicaba Firoz. “Por eso para toda cura ayurvédica el mínimo (aunque no es suficiente) son 3 días, y los masajes sueltos, no sirven de casi nada”.

 

Los 3 primeros días mi terapia matutina fue “Udwartana”, un masaje muy vigoroso -casi una friega- con un polvo de hierbas en seco (al contrario que nuestras exfoliaciones, que suelen ser húmedas) que me dejaba todo el cuerpo oliendo a curry y canela (al terminar te tienes que duchar con agua muy caliente para eliminar el excedente, pero sin usar  jabón, solo una pasta exfoliante a base de lentejas naranjas). La idea siga beneficiándose del poder desintoxicante de esas plantas (es la versión natural de nuestra “mesoterapia”).

 

Por la tarde me tocaba “Dhanyamla Dhara”, en el que las dos terapeutas vertían por todo mi cuerpo, con una tetera, agua muy caliente infusionada con hierbas (también se hace con aceite), muy despacito, haciendo círculos y en varios “pases”. ¿Su objetivo? Hacer sudar al cuerpo para limpiarlo de toxinas y favorecer la circulación sanguínea y linfática  para seguir con el proceso de depuración.

 

 

Los 3 últimos días tuve una combinación de “Patra Pinda Sweda” (masaje en el cuerpo con bolsas con hierbas medicinales o arroz cocido y aceites terapéuticos)

 

 

y “Shiro Dhara” (vertido de aceite terapéutico caliente por la frente durante media hora, seguido de un masaje de cabeza, cuello y hombros), que elimina todos los dolores relacionados con el sistema nervioso, la parálisis facial, migrañas, dolores de cabeza… Después de este tratamiento (es el “top” en el ayurveda) no me dejaban hacer ninguna tipo de actividad, y menos exponerme al sol o nadar porque hay que dejar “trabajar” a las plantas.

 

¿Cómo es la dieta? Vegetariana y absolutamente personalizada, excepto para las personas que van a seguir el Swa Wellbeing, que pueden comer a la carta, con pescado, postre ¡e incluso vino! Para seleccionar los menús se basan en el análisis del médico de nuestra constitución. Según el ayurveda, las personas tenemos tres “doshas” (marcan nuestra personalidad), relacionados con los 5 elementos (aire, tierra, espacio, fuego, agua): Vata, son personas de aire+espacio; Pitta, las de fuego+agua; y Kapha, las de tierra+ agua.

 

Todos tenemos los 3, pero en mayor proporción dos de ellos, y predominando siempre uno. Yo, por ejemplo, soy Vata Kapha, que significa que soy predominantemente Vata, con “ascendente” Kapha y un poco de Pitta. Esto lo determina el médico después de analizar el perfil de cada paciente tras un cuestionario exhaustivo sobre datos físicos (preguntan cosas como de qué color tenemos la lengua, cómo es la temperatura de nuestras manos y pies…), gustos, hábitos, aptitudes etcétera. Al ser Vata, mi dieta tenía que incluir un 75% de alimentos dulces (leche, cereales, carnes…), ácidos (yogur, queso, tomate) y picantes (comidas especiadas, pimientos, jengibre); y un 25% de astringente (judías, lentejas, algunas manzanas…) y amargo.

 

 

La comida está bastante buena (si os gustan los platos exóticos y especiados, claro!) aunque escasita (parte de la gracia es comer poco), y reconozco que después de una semana allí, soñaba con “pecar” con un buen plato de macarrones con chorizo y queso parmesano hasta arriba. Para beber, solo está permitida el agua, que se toma templada para facilitar la digestión, e infusionada con una hierba o especia diferente cada día. En el ayurveda TODO es caliente: el agua, los masajes, las duchas después de los tratamientos y la comida (lo crudo se digiere peor, y aquí el objetivo es favorecer la digestión).

 

 

En cuanto a las actividades que se pueden hacer durante el resto el día, las más necesarias para las “curas” son el yoga (practican la modalidad Hatha y hay dos sesiones, una a las 7 de la mañana y otra a las 5 de la tarde, y si el tiempo lo permite, se practica en los jardines o en la playa), el Pranayama (ejercicios de respiración, de 6,15 a 6,45), la meditación (a las 6,15 de la tarde), y el yoga Nidra (a media mañana y media tarde, y es como una siesta dirigida). Como veréis, no hay tiempo para aburrirse (ni para estresarse).

 

 

Para fomentar el “digital détox” solo hay wifi en el salón de lectura (en el que se pide silencio) y así el tiempo libre se utiliza en pasear por la playa en la que es raro ver gente, nadar en la piscina (que tiene chorros de hidroterapia) o sencillamente, leer.

 

 

Cuando hace buen tiempo se pueden hacer excursiones en barco, navegar por el río, avistamiento de aves, visitas a Gokarna (que no merece mucho la pena aunque tiene el segundo templo mas antiguo del país, que data del siglo IV) o paseos a la luz de la luna. Como yo he estado en plena temporada de monzones, las actividades han sido más limitadas, y simplemente me he apuntado a las clases interactivas de cocina y de arte (no os enseño el vasito que hice en clase de cerámica, porque estropeo visualmente el post!!), que imparten como parte de la terapia anti estrés, durante todo el año.

 

 

Cosas que he aprendido, que me parecen fáciles de “importar” a mi vida diaria:

El agua antes de la comida adelgaza, durante mantiene el peso (y hace que se saboreen mas los alimentos), y después, engorda.

Levantarse de la mesa con el estómago lleno es malísimo, hay que quedarse siempre con un poco de hambre en las comidas. “El estómago está dividido en 4 partes, 2 de ellas tienen que llenarse con la comida sólida, otra con líquido, y la cuarta con aire (es decir, dejarla vacía) para que se produzca el adecuado movimiento y la correcta mezcla de los alimentos en el estómago”, me explicaba el doctor Thomas Clins, otro de los especialistas del centro.

Las legumbres se pueden tomar sin problema de noche. En nuestra cultura están demonizadas durante la cena pero como ellos no comen carne ni pescado, las toman sin problema como su mayor fuente de proteínas.

No se deben mezclar alimentos crudos con alimentos cocinados (estos últimos les parecen mucho mas saludables) en la misma comida. Eso que hacemos nosotros de tomar gazpacho de primero y paella de segundo, es insano para el ayurveda.

Hay que comer concentrados en cada bocado (ellos comen sin hablar). Nada de ver la tele o leer. “Si comes demasiado lento no sabrás, al terminar, la cantidad que has comido, y si lo haces muy rápido, no sabrás la calidad (ni el sabor) de lo ingerido”, me indicaba el Dr. Clins durante las comidas.

Imprescindible masticar mucho la comida. “No olvidéis que el estómago no tiene dientes”, me insistía Clins.

No debemos tomar la siguiente comida (aunque sea la hora) si no hemos acabado de digerir la anterior. Pero tampoco saltárnosla (eso que hacemos mil veces de no cenar cuando hemos comido mucho al mediodía es fatal para ellos!!). Simplemente, retrasarla.

Conviene tomar infusiones de jengibre porque ayudan a eliminar líquidos. Eso si, mejor entre horas que después de las comidas porque tomar líquido después de comer frena la digestión.

Hay que cocinar sin aceite. Aunque parezca imposible, ellos lo hacen (lo he comprobado en mi clase de cocina). Rehogan los alimentos con agua y aliñan las ensaladas con limón y especias.

No se debe hacer ejercicio intenso hasta 1 o 2 horas después de las comidas, después de practicarlo hay que dejar pasar 30 minutos antes de comer algo, y no hacer nunca deporte si seguimos con el estómago lleno o hemos dormido mal, porque dormiremos peor esa noche.

Aplicarnos aceite de sésamo por todo el cuerpo un día a la semana antes del baño ayuda a eliminar el cansancio y a calmar el estrés.

El baño (o la ducha), siempre con agua caliente (yo llevo toda la vida haciéndolo en agua hirviendo, con sentido de culpabilidad porque para nuestra cultura da flacidez, y resulta que lo hago genial!!). El pelo si se puede lavar con agua templada o fría.

La siesta está permitida solo en verano porque los días son más largos, pero como regla general, no es saludable.

El truco para dormir bien es cerrar los ojos al meterse en la cama, repasar todo lo que hemos hecho durante el día, dejarlo pasar, y con la mente ya limpia y tranquila, el sueño, dicen, llega solo.

 

Lo que me parece imposible de adoptar:

Preparar en casa menús diferentes para cada Dosha de los miembros de mi familia.

Salir de la cama una hora antes de que amanezca (“hace que tengas mucha más energía”). ¡Yo odio madrugar!

No hay que aguantarse (aunque tampoco provocar) los eruptos, los pedos, la sed, el enfado, el sueño, las lágrimas, el vomito y la eyaculación!!! Pues va a ser que no les voy a hacer mucho caso…

 

¡Gracias Mónica Concellón por asesorarme y organizarme este viaje (si alguno está pensando hacerlo, Mónica es una especialista en el tema) y Ana Reino (lleva la comunicación del grupo) por hacerlo posible!

Namasté

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