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Blogs Un poco de silencio, por favor... por Israel Viana

El paraíso perdido de Efterklang

El paraíso perdido de Efterklang
Efterklang, de izquierda a derecha: Christian Brauer, Mads Rasmus Stolberg y Casper Clausen
Israel Viana el

Como un pequeño viaje a «Piramida», el pueblo fantasma de la isla noruega de Spitsbergen que da nombre a su último disco. Algo así fue el concierto que Efterklang dio ayer en el Teatro Lara de Madrid. Y no es que yo haya estado físicamente en Spitsbergen, pero sí los tres músicos daneses, que se perdieron durante nueve días por aquellos parajes perdidos para grabar más de mil sonidos, que se convirtieron en la base sobre la que después compondrían los temas. Y las sensaciones que uno se imagina experimentar en un sitio así, y que quedaron registradas en el documental «The Ghost of Piramida», deben ser muy parecidas a las que yo viví ayer durante su actuación.

Paisajes de extrema soledad que encajan a la perfección con el concepto musical de Efterklang, extraño y sencillo a la vez, preciosista y aparentemente tranquilo, hasta que se retuerce como una culebra, y en el que encajan a la perfección las exquisitas y elegantes voces de sus miembros, encabezadas por un Casper Clausen con pinta de estudiante de Oxford resabido.

En el documental, él y sus dos compañeros de viaje, Christian Brauer y el multiinstrumentista consumado Rasmus Stolberg, aparecen percutiendo sobre todos los materiales que encuentran a su paso en este pequeño pueblo abandonado y construido alrededor de unas minas de carbón, en cuya época de esplendor gozaba de todo tipo de lujos, incluido un teatro de 400 asientos para una población de apenas mil habitantes. Acompañados de un vigilante encargado de ponerles a salvo de los osos polares –según contaba ayer Clausen entre las risas del público–, se puede ver a los tres músicos daneses sacando sonidos de los enormes tanques de combustible o de las largas empalizadas de madera que se encontraron en el camino.

Tras la actuación de los sevillanos I Am Dive, lo cierto es que Efterklang comenzaron algo fríos con «Hollow Montain» y «Apples», las canciones que abren «Piramida», quizá demasiado apegados a ese estilo nórdico que desde hace unos años nos llega desde países como Islandia con grupos como Sigur Rós. Pero, por suerte para este tiempo odioso que nos ha cogido por sorpresa en plena primavera, ellos nos son tan fríos como parecen y poco a poco fueron metiéndose al respetable en el bolsillo, con un Casper muy espontáneo, dicharachero y bromista con el público, en el que aparecieron desde cartas de amor sorpresa traídas por la banda desde Nueva York para algún asistente, hasta regalos por parte del público e historias de Piramida.

Todo sonaba perfecto, como suele ser habitual en el Lara, un sitio que parece ser especial para Efterklang (y toda banda que pasa por allí). Da gusto que un teatro así se haya recuperado para los conciertos. «Stop Aside», «Frida Found a Friend», hasta llegar a las sublimes «Sedna», «Black Summer» y un «The Ghost» con un acelerón final con el que todo el todo el mundo entró en calor.

Pero faltaba lo mejor. Acabaron la primera parte con la increíble «Modern Drifts», que abre su disco «Magic Chairs» (2010), con esos pianos contagiosos y esas baterías entrecortadas con las que el público que llenaba el teatro acabó de pie aplaudiendo al ritmo de Casper, en una fiesta que no decayó hasta el final. Y cayó después «Raincoats» y, para acabar, la mejor guinda del pastel, «Alike», interpretada a capela con Casper Clausen cantando por el pasillo central de salida, mientras Rasmus Stolberg y el batería ocasional realizaban la percusión con una serie de cacharros de metal esparcidos en el suelo, y Christian Brauer poniendo la melodía con un pequeño órgano.

Un final brillante y mágico para este grupo que tiene, sin duda, algo especial. Una banda en la que los opuestos parece atraerse, con ese fino sentido del humor frente a una estética fría y distante, como si lo bonito y lo feo cupieran en el mismo cajón.

Y a modo de anécdota para lo más curiosos, cayó en mis manos el papel donde habían escrito a mano las canciones de la noche (ver foto abajo), y detrás se econtraban escritas a máquina las exigencias del grupo con respecto a la organización, en las que especifica que tres de sus miembros son vegetarianos que comen pescado, y los otros seis, «omnívoros a los que les gustan los vegetales, el pescado y cualquier cosa». Entre las peticiones, una plancha con su tabla de planchar (ni una arruga vi, eso sí), 10 cruasanes y nueve copas de yogur «no muy dulces» para el desayuno de las 10.00 horas. Y para el resto del día, 20 cervezas de la mejor calidad («preferiblemente de cervecerías locales»), una botella de güisqui Jameson, otras dos de buen vino blanco y tinto, seis latas de cerveza de jengibre y, «por favor, nada de dulces y chocolate barato lleno de azúcar… a excepción de los viernes». Y siempre especificando que, «a ser posible, se utilicen productos orgánicos y locales».

 

Lista de las canciones que Efterklang interpretó en el Teatro Lara de Madrid, el 30 de abril de 2013
Artistas
Israel Viana el

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