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Blogs Real Madrid: Historia y nada más por Luis Prados Roa

Un partido suspendido contra Osasuna

Luis Prados Roa el

Hubo un Osasuna-Real Madrid de Liga suspendido. Fue en la temporada 88-89 y se empezó a jugar. No había alcalde de Vigo en el choque pero el árbitro de llamaba Socorro y, en el minuto 43, decidió marcharse a vestuarios (con los jugadores del Real Madrid) y suspender el partido. Ya no se reanudó el juego aquella fría noche de enero. Por megafonía, se informó al público de que aquello no era el descanso, sino que tenían que irse a casa. La bronca fue monumental, pero sobre todo de la gran mayoría de espectadores hacia la zona del fondo sur, donde habían sido los incidentes. También se dio un problema de fechas, porque el Real Madrid quiso ganar ese partido (perdía 1-0, gol de Pizo Gómez) y alegó un comprometido calendario, entre otras razones, para conseguir los dos puntos en juego sin volver a reanudar la contienda.

Rípodas recrimina a Buyo su actitud en el Osasuna- Real Madrid de la Liga 88-89, con Sanchís y Gallego a la izquierda de la imagen. El guardameta del Real Madrid había sido alcanzado por un cohete. El partido terminó suspendido por el árbitro. FOTO: EFE

 

Había habido incidentes, sí. Durante aquella primera parte, cayeron tantos objetos en la portería de Buyo, que el árbitro había parado el juego y advertido al delegado de campo de que «esto no podía seguir así». Naranjas, entre una mayoría de frutas, tornillos, monedas y bengalas cayeron reiteradamente sobre el área de la portería madridista, además de múltiples petardos. Tras un nuevo petardo, decidió poner fin al encuentro. El árbitro Socorro González puso en el acta que el público «martirizaba al portero Buyo». Pareció que el Real Madrid se había retirado. En la Quiniela, en todo caso, el signo definitivo fue «un Uno». Daniel Zariquiegui, el delegado, admitió que el árbitro había cumplido, ya que le había advertido varias veces.

 

 

El Real Madrid se marchó con el autobús apedreado y…aún invicto en Liga, de regreso a casa. Los jugadores de Osasuna dijeron que abandonarían la AFE si el madridista Míchel, vicepresidente, no dimitía. Míchel dimitió. El presidente Mendoza dijo que Balader, miembro del Comité de Competición, debía dimitir por ser exsocio del Barcelona. Todo era un disparate. El martes se reunió el Comité. Cuatro horas duraron las deliberaciones, entre otras razones porque el Madrid entregó alegaciones a las seis de aquella tarde.

En los periódicos aparecían tres soluciones esa mañana:

1-      Que al Madrid se le diera el partido ganado (petición del Real Madrid).

2-      Que se repitiera, desde el inicio, el partido entero (el entrenador Beenhakker dijo que debía repetirse porque, en el 1-0, Buyo había salido de su portería por culpa de un petardo, de forma que, al rematar Pizo Gómez, estaba descolocado).

3-      Que se reanudara desde el minuto en que se paró. En estadio distinto.

 

El comité de Competición dictaminó la última opción. Se eligió el estadio de La Romareda, a puerta cerrada, con fecha 8 de marzo. Pero el Real Madrid dijo que esa fecha no era propicia, que estaba entre la ida y la vuelta de la Copa de Europa. Aludió que ¡el Celta! tenía también un partido aplazado y que la Real Sociedad, su rival, había recelado de su fecha designada, con argumentaciones análogas. El Comité decía que el caso del Madrid no era el de los donostiarras, ya que los blancos solo tendrían que empezar desde el minuto 43, lo que suponía menor esfuerzo. El Comité de Apelación, el 8 de febrero, ratificó la sanción. Pero aceptó no jugarse el 8 de marzo «si ambos equipos se ponían de acuerdo».

Las relaciones entre directivas eran realmente cordiales (y la de los alcaldes, creo también) y el partido se disputó, finalmente, el 3 de mayo. Para entonces, los de Beenhakker habían administrado una ventaja de 5 puntos, y quedaban ocho jornadas para el final. El Madrid buscó el empate en Zaragoza y Hugo Sánchez, a falta de cuatro minutos, lo consiguió de falta por la escuadra; el balón botó dentro y salió. Fue gol. Sin tecnologías.

 

Los blancos ganaron aquella Liga, la cuarta consecutiva de las cinco que lograron en aquel lustro. Eliminaron al Celta en Copa, e igualmente fueron campeones; doblete que los de Chamartín no han vuelto a repetir (y van 28 años). También el Celta terminó con la imbatibilidad blanca en Liga (única derrota en la jornada 29), y dejó un récord para la historia madridista de partidos oficiales sin perder, batido ahora por el equipo de Zidane.

El Real Madrid visita ahora El Sadar ante Osasuna. Será su enfrentamiento 37 en Pamplona en la historia de la competición, con 14 victorias blancas, 11 derrotas y 11 empates. De las últimas seis visitas, solo una victoria visitante. Y siempre que los rojillos vencieron, se salvaron del descenso.

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