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Blogs Real Madrid: Historia y nada más por Luis Prados Roa

El penalti de Tchouaméni: quién y cómo se aplican las reglas en el fútbol

Las normas del balompié emanan del derecho anglosajón, inspirado en la interpretación del juez. Valorar la jugada es esencial para saber si existe una falta

El penalti de Tchouaméni: quién y cómo se aplican las reglas en el fútbol
Tchouemeni pisa a Lino en el Real Madrid- Atlético y el VAR entendió la acción como penalti. FOTO: AFP
Luis Prados Roa el

¿Por qué el árbitro tiene que decidir si hay intención en una patada o un pisotón dentro del área? La mano voluntaria, ¿la decide el juez? ¿O es mejor poner una lista cerrada de cuándo una mano es falta o no? ¿Qué preferimos? ¿Un pisotón sin querer es falta?

El Derecho inglés, o common low, se distingue por la tradición basada en la decisión de los jueces. Y el fútbol lo inventaron los ingleses. Frente a ello, el derecho romano y germánico abogaba por la supremacía de la ley, asentada después con la codificación napoleónica: la revolución francesa guillotinó a los jueces… Frente a los anglosajones, Los continentales desconfíamos de los jueces; nos fiamos más de lo que dice la ley para saber cómo actuar. En cambio, los británicos tienen al juez para decidir cómo proceder. No tienen constitución escrita. Hay un respeto al árbitro que no existe aquí. Observen cómo los árbitros y jugadores ingleses se relacionan en una protesta ante una decisión (el respeto a la autoridad).

Por eso el fútbol tiene unas reglas que necesitan de interpretación, que ahora llevamos años queriendo cambiar, porque necesitamos una lista clara que nos diga qué manos son voluntarias o involuntarias. No nos fiamos del árbitro como sí hacen los ingleses. Queremos codificar el Derecho.

Atiendan a la definición de manos voluntarias: son las que el árbitro dice que son manos voluntarias. Y asunto acabado. Los ingleses siempre fueron así, ¡decide el juez! Y eso es lo justo. Un pisotón es falta cuando lo decide el juez (que interpreta la culpabilidad).

El árbitro español Luis Medina Cantalejo muestra la segunda tarjeta amarilla a David Beckham, en un Inglaterra- Austria clasificatorio para el Mundial 2006, en Old Trafford. FOTO: EFE

¿Cuándo un derribo es zancadilla y cuándo solo es un choque? ¿Quién hace la falta cuando dos futbolistas contactan? ¿Cuándo una acción es fortuita y no es falta? ¿Y cuándo esa misma acción sí lo es? Para contestar a esas cuestiones el reglamento del fútbol, como toda norma punitiva, tiene que interpretar la culpabilidad. Solo son faltas las dolosas (intencionadas) o las imprudentes. Y esto pasa en cualquier norma jurídica que imponga castigos. Para entendernos: nadie puede ser castigado (una falta es un castigo) si su actuación es fortuita (no hay intención o imprudencia). Y el juego tiene secretos que nos permiten saber cuándo pasa esto.

Si hacemos un paralelismo entre nuestro código penal y el reglamento del fútbol, los dos enumeran cuándo hay delitos y cuándo una jugada es falta, respectivamente. De tal manera que todo lo que el reglamento no contemple no se puede pitar; de la misma manera que nadie comete un delito si no está tipificado (nullum crimen sine lege). Pero el art. 5 de nuestro código penal dice que nadie puede cometer un delito si no hay dolo o imprudencia. Esto lo saben hasta los niños que acaban de aprender a hablar; rompen un jarrón, te miran, y te dicen cuando les recriminas: ‘ha sido sin querer’. En el fútbol pasa lo mismo. Las faltas intencionadas son muy pocas; una zancadilla no suele hacerse adrede. La cometes porque llegas tarde, es decir, el rival se anticipó a la acción llegando antes. Y aquí está el secreto, el castigo por imprudencia existe en cuanto que la jugada ha sido interrumpida, es decir, que la zancadilla sin intención sí es imprudente porque tú has roto la jugada, la has interrumpido. Por eso es falta. Todos los que hemos jugado al fútbol sabemos lo que es una jugada. Y los árbitros, ahora con el VAR, acaban de olvidarse de ello. Ven una patada, sin querer, que no es imprudente, por cuanto la jugada ha terminado (el pisotón de Tchouaméni), y pitan falta. Cuando no la hay. Muchos críticos dijeron la noche del sábado: el balón ya ha pasado… Quien dice eso es porque sabe cómo se juega al fútbol. Porque si Tchouaméni hubiera dado el mismo pisotón en un hipotético regate de Lino (la misma jugada de San Mamés contra el Girona), su acción sería imprudente en cuanto que hubiera impedido la jugada. Una vez que el delantero sale de la acción, una patada deja de ser imprudente y se convierte en un choque. El fútbol es un deporte de contacto. Porque hay contactos que no son falta. Las fortuitas. Las que no rompen la acción de la jugada.

¡Estén atentos a la jugada! No pongan la cámara lenta, la foto fija, donde no se ve el ius puniendi.

Lunin toca a Swedberg cuando trata de regatearlo, en el Real Madrid- Celta de Copa en el Santiago Bernabéu. El VAR vio la imagen y el árbitro interpretó que el delantero del Celta se dejó caer

Cuando un defensor pone la pierna y el atacante se tira no es falta. Porque ni hay dolo, ni la imprudencia es la causante de que se acabe la jugada (esa fue la razón por la que el VAR no avisa de la acción de Lunin contra el Celta). La jugada se interrumpió porque el delantero se tiró (fingió). Por tanto aunque haya zancadilla, la zancadilla es fortuita. Repito: ¡aunque haya zancadilla!

Cuando un delantero se queda solo ante el portero y los dos corren para encontrarse (como Robben y Casillas en la final del Mundial), si el delantero chuta y el portero choca con él, a nadie se le ocurriría pedir penalti. Pasa frecuentemente. El balón está en el aire (por tanto en juego) y se supone que puede darse, en ese choque, un derribo del portero. Pero la jugada ha terminado con el disparo. Y por tanto el derribo es un simple choque. Distinto sería que en la misma acción, el delantero engañara al guardameta con una amague y, en el regate, fuera derribado. Ese derribo estaría truncando la jugada. Y por eso hay imprudencia (el portero hace lo mismo en las dos jugadas, pero la segunda es penalti porque interrumpe la jugada. No me pongas la cámara lenta. Ponme la jugada). ¿A que nadie hubiera dicho que si Casillas hubiera derribado a Robben, tras su disparo y parada, eso hubiese sido penalti? ¿Y por qué no, si el reglamento dice que un derribo es penalti? Porque hubiera sido un choque, puesto que la jugada terminó. ‘Contacto residual’ se llama ahora.

En ninguna norma del fútbol está escrito que dar al balón en una zancadilla nunca es falta y todo el mundo sabe que dando (jugando) al balón no la cometes… porque hemos jugado al fútbol. Porque, lo que pasa después, es un choque (despejando, se termina la jugada y por tanto el derribo que causo al delantero no es ni intencionado ni imprudente). El defensa no tiene una conducta antijurídica por cuanto cumple con el deber del juego (jugar el balón).

Naturalmente en estos ejemplos no me he metido en valorar la peligrosidad de la acción, que sería un caso aparte y que podría convertir el choque en falta, cierto, porque una acción peligrosa está entre la frontera del dolo y la culpa (dolo eventual, que lo dejo para otro día). Pero la mayoría de las patadas y zancadillas no son peligrosas, sino lances del juego.

Hay contacto… Hay ahora una moda de decir ‘no es falta porque el contacto no es suficiente’. ¿Dónde dice eso el reglamento de ‘contacto suficiente’? ¿Dónde dice el reglamento que el contacto es falta? Muy sencillo: estamos precisamente juzgando la causa de que la jugada haya sido interrumpida. En el fondo, es la esencia del mismo juego. Has derribado al delantero. O no: la interrupción de la jugada se produce porque el delantero se tiró para engañar al árbitro (porque ese contacto no fue suficiente, decimos nosotros sin saber argumentar que no lo es, porque ese contacto no fue el causante del fin de la jugada).

Liga de las Naciones. España- Francia. Momento del pase, con Mbappé arrancando un fuera de juego

Con aquel fuera de juego de Mbappé en un Francia- España pusimos sobre la mesa aquello del ‘espíritu de la norma’. Toda norma jurídica tiene que interpretarse con el espíritu de lo que se persigue. Y se persigue que la jugada no se interrumpa ilegalmente. La jugada es esencial a la hora de valorar la sanción. En las patadas, zancadillas, manos, fueras de juego y en todo lo que sea punible.

Terminaremos castigando las palmadas de los saludos iniciales, por golpear al adversario en el saludo sin mediar balón. Póngalas si no a cámara lenta y verán.

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