En la rueda de prensa posterior a su reciente entrevista con el Rey Felipe VI, Pedro Sánchez indicó que una parte de la misma la había ocupado la cuestión de Cataluña, añadiendo que el Jefe del Estado se había mostrado “preocupado”. Lo cual no es de extrañar si se tiene en cuenta que, nada más y nada menos, que el propio gobierno de la Generalitat –no uno o más partidos políticos- deambula encantado por la senda del incumplimiento de la legalidad constitucional.
Para tranquilizar al Rey y supongo también que a los ciudadanos que acatamos la Constitución y las leyes, Sánchez le dio garantías de que el gobierno de Mariano Rajoy podrá contar con el respaldo del PSOE ante el desafío independentista. Lo cual unido al inquebrantable apoyo de Ciudadanos forma una muy sólida y tranquilizadora mayoría de parlamentarios constitucionalistas.
Tras prometer su apoyo al PP, Sánchez, con el fin de diferenciarse de Rajoy -como si la cuestión no fuera notoria, por supuesto a favor de Rajoy- le dijo al Rey que, además de la respuesta del Tribunal Constitucional, se debería poner sobre la mesa una solución política que proporcionase una salida aceptable para las dos partes (como si pudieran ser equiparadas). Y como si de un nuevo Hamlet se tratara, a partir de ahí Sánchez solo le dijo al Rey: “palabras, palabras, palabras”.
En efecto, Pedro Sánchez argumentó ante el Rey que España necesita una reforma de la Constitución en el modelo territorial y que su propuesta era “una única soberanía, un solo Estado, pero con reconocimiento de la identidad nacional”. A su juicio, una estructura territorial del Estado de corte federal que reconociese la identidad nacional del Cataluña, podría ser una salida para resolver la cuestión independentista. Y al exponerle al monarca las líneas maestras de su proyecto político insistió en la reforma de la Constitución para consolidar un modelo federal que garantice el autogobierno de las comunidades autónomas con “lealtad y cooperación institucional”.
¿Sabe de verdad Pedro Sánchez lo que dice? Me temo que no. Tengo para mí que no tiene muy claro el concepto de “modelo federal” del Estado y lo que eso supone, por ejemplo, desde el punto de vista de la financiación: entre otras cosas, la desaparición del principio de solidaridad del que habla el artículo 2 de nuestra Constitución, aumentando la injusta desigualdad que ya existe hoy entre las distintas Comunidades Autónomas. Y dos apuntes más.
El primero es la distinta visión que sorprendentemente parecen tener los socialistas en el plano político-territorial y el de las personas físicas. En aquél, son partidarios no solo de la desigualdad, sino de hacer todavía más ricas a las Comunidades que ya lo son, propiciando la desaparición del principio de solidaridad. En cambio, no les parece bien apoyar a las personas que más ganan, rebajándoles los impuestos. ¿Por qué a las “nacionalidades” si y a las personas físicas no?
El segundo apunte tiene que ver con la “inocencia” política de Pedro Sánchez, rayana en la estulticia: ¿cree de verdad que si la nueva Constitución reconoce a Cataluña como una nación en un Estado Federal será leal en el futuro? La actual Constitución la votaron más del 90% de los catalanes, dos puntos por encima de la media nacional, y ya se ve su inquebrantable grado de lealtad.
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