José Manuel Otero Lastres el 16 feb, 2017 Habrá quien piense, seguramente entre los más jóvenes, que me voy a referir a una “batallita” de abuelo. Y es posible que así sea. Pero, vistos los modos y maneras de comportarse de nuestros parlamentarios, pienso que no estuvimos demasiado acertados a la hora de suprimir de nuestros planes de estudios una asignatura que se denominaba “Urbanidad”. Palabra que el diccionario de la Rae define como “Cortesanía, comedimiento, atención y buen modo”. Y es que ayer, en el Congreso de los Diputados, Pablo Iglesias, líder de Podemos, utilizó, como puede verse en la portada de hoy del diario ABC, un tono desafiante, chulesco y grosero, que está sideralmente lejos de la cortesía, el comedimiento y los buenos modos, que conocemos como “urbanidad”. Es verdad que cada uno se comporta como quiere, sobre todo en lo que concierne a su ámbito privado. Otra cosa es, a mi modo de ver, cuando se representa a otro. Y más aún si quien se comporta con falta de urbanidad ocupa un escaño en el Congreso de los Diputados en donde se representa al pueblo español. No me considero un histérico de las formas, pero la urbanidad representa los límites generalmente aceptados que debemos observar los unos con los otros para que podamos convivir pacíficamente compatibilizando nuestras respectivas libertades individuales. Y es desde esta óptica del respeto que se debe guardar a los derechos y libertades de los demás desde la que afeo a los “maleducados” que no se comporten con la exigible urbanidad que ha de guardarse en la casa del pueblo español. Otros temas Comentarios José Manuel Otero Lastres el 16 feb, 2017