Dedicado a los héroes que están dando su vida por conquistar la libertad en Venezuela
Con datos aproximados se puede decir que de los cerca de 46 millones y medio de españoles que había a finales de 2016, sobre unos 32 millones y medio eran menores de 54 años. Es decir, que adquirieron el sentido común en plena democracia y al haber pasado toda su existencia en libertad es muy posible que lleguen a pensar que este estado ideal del ser humano es una parte del ajuar que viene en la canastilla de todo recién nacido.
Nada más lejos de la realidad. La libertad no es algo inherente al ser humano como puede ser su sombra, sino que es un bien tan frágil que si uno se descuida puede acabar perdiéndolo. Viene esto a cuento porque esta mañana leí dos noticias que me llevaron directamente a esta reflexión.
La primera aparece en esa excelente columna que tiene La Voz de Galicia que selecciona tres noticias, una de 130 años atrás, otra de hace 50 años y la tercera ocurrida en hace 25 años. Pues bien, de 1887 recuerda el periódico que el entonces presidente de la República de Venezuela, el general Guzmán Blanco, sufrió un ataque de locura, y creyéndose Napoleón I salió a la calle cubierto con el sombrero típico del emperador francés. No sé por qué pero el Maduro vociferante que amenaza a otros mandatarios extranjeros, al que se le aparece el pajarito de Chávez, y que le habla a las vacas, me parece un títere enajenado que es manejado convenientemente por el poder en la sombra.
La segunda, de mucho más calado que la anterior, se refiere, sin embargo, al mismo país Venezuela y es la Tercera de ABC de los ex presidentes de Colombia y Bolivia, Andrés Pastrana y Jorge Quiroga, titulada “El final del golpe continuado en Venezuela”. En esta excelente reflexión los mencionados ex presidentes describen con clarividente precisión los muy calculados pasos que ha ido dando Nicolás Maduro para convertir a Venezuela en una Cuba del siglo XXI.
Enlazo ambas noticias para significar que ninguna Nación está libre de locos o iluminados que ondeando la bandera descolorida del populismo ilustrado (todo para los desclasados sin los desclasados) se hagan con el poder y traten de asfixiar al resto de la ciudadanía eliminando la única atmósfera respirable que es la libertad.
Hoy los venezolanos que aman la libertad están sufriendo en las calles una durísima represión por parte del ejército y las fuerzas matonistas de Maduro que se ha cobrado varios muertos. Como señalan Pastrana y Quiroga: “Muchachos valerosos enfrentan armas con violines, marchan ante francotiradores, ofrendan vidas, entierran a sus héroes y le gritan al mundo que la dictadura se acabó y quieren democracia”.
En España gozamos de libertad y democracia, pero no es algo que tengamos asegurado para siempre. Otros países que tenían libertad la han perdido al dejarse seducir por las promesas incumplibles de los populistas. Y hoy se ven obligados a mantener una lucha enconada contra la dictadura que llegó alevosamente por vía democrática por recuperar algo que ingenuamente se dejaron arrebatar. ¡Qué nos sirva de lección! Y que no carguemos en la pesada mochila de las próximas generaciones el tener que ofrecer sus vidas para reconquistar algo con lo que hasta hoy nacieron gracias a la reconciliación y generosidad de las generaciones precedentes.
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