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Blogs Puentes de Palabras por José Manuel Otero Lastres

¿Es que solo tienen como argumento los insultos?

José Manuel Otero Lastres el

La Constitución establece que la forma política del Estado español es la monarquía parlamentaria y añade que la Corona de España es hereditaria en la dinastía histórica de la Casa de Borbón. Por supuesto que, a pesar de lo que establece la Constitución, se puede defender la opción de la otra forma política de Estado posible que es la república. Pero ¿es legítimo propugnar cualquier actuación para que prospere esta opción? ¿Hay algún atisbo en nuestra Constitución que permite sostener que en la disputa “monarquía parlamentaria o república”, vale todo? ¿Es el insulto a todos los miembros de una dinastía un rasgo propio de una de una democracia avanzada? ¿Ofender gravemente a los miembros de una familia, por el solo hecho de serlo, contribuye a la formación de una opinión publica libre, plural y democrática?

Les recuerdo las perlas que han dicho políticos que deben sus cargos a la Constitución. Pere Aragonès dijo que «los Borbones son una organización criminal», «la Monarquía solo puede ser corrupta por definición» y «hay que hacer caer este régimen y esta Monarquía».  Teresa Rodríguez afirmó que «Juan Carlos I es un ladrón, pero su hijo Felipe VI también», «los ricos nos roban y la Monarquía puede hacerlo impunemente» o «la Monarquía es corrupta hasta el tuétano». Y Ana Pontón que dijo que los Borbones son “ladrones” y habría que juzgarlos por “corrupción”. ¿Es que solo se creen capaces de derrocar a la monarquía parlamentaria insultando? ¿Tan débiles consideran sus argumentos a favor de la república que creen que solo podrán conseguir implantarla insultando y acusando grave e infundadamente a todos los miembros de una dinastía?

Defender los insultos como parte de la crítica política revela que, en vez de debatir con razones, los políticos que vienen reclamando la república recurren a algo tan poco democrático como son los insultos y las descalificaciones desesperadas. Y por muy benigno que se quiera ser con la costumbre de insultar, no debe perderse de vista que el insulto ha tenido desde siempre muy mal cartel como razonamiento intelectual. Así de los insultos se ha escrito que “son una mezcla de rabia y falta de argumentos”; nuestro Garcilaso de la Vega dijo que “quien insulta pone de manifiesto que carece de argumentos”; el genial Quevedo sentenció que «el insulto es la razón del que razón no tiene». Y Rouseau remató señalando que “Las injurias son los argumentos de los que no tienen razón”.

No voy a ser yo quién les diga a los políticos defensores de la república cómo deben articular su argumentación. Pero no parece que vayan a tener mucho éxito si solo se dedican a insultar y, lo que es peor, con descalificaciones a toda una dinastía.

Política
José Manuel Otero Lastres el

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