ABC
| Registro
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizABC
Blogs Puentes de Palabras por José Manuel Otero Lastres

Ante los tiempos que se avecinan

José Manuel Otero Lastres el

Hace algunos años leí el discurso que pronunció en la fría mañana del día 20 de enero de 1961, en Washington, John Fitzgerald Kennedy cuando tomó posesión de su cargo ante el presidente del Tribunal Supremo, Earl Warren, para convertirse en el trigésimo quinto presidente de los Estados Unidos de América.
Tenía solo 43 años. Y la verdad es que me impresionó lo que entendí que era una invitación a la juventud de entonces a embarcarse en la tarea común de hacer frente a los retos que tenían por delante los EEUU como país líder en defensa de la libertad.

Yo tenía entonces 16 años, vivía en un país que estaba empezando a asomar la cabeza tras una época tenebrosa en la que nos habíamos matado unos hermanos a otros. Y, por tanto, no me sentí convocado a aquella ilusionante tarea de defender la libertad de la humanidad. Pasado el tiempo, después de vivir los fecundos años posteriores a la transición, he releído aquellas palabras que me habían parecido emocionantes.

Y permitidme que reproduzca las siguientes: “con la cabeza de puente de la cooperación es posible despejar las selvas de la suspicacia, unámonos ambas partes para crear un nuevo empeño, no un nuevo equilibrio de poder, sino un nuevo mundo bajo el imperio de la ley, en el que los fuertes sean justos, los débiles se sientan seguros y se preserve La Paz”. Añadía: “Los clarines vuelven a llamarnos. No es una llamada a empuñar las armas, aunque armas necesitamos; no es una llamada al combate, aunque entablemos combate, sino una llamada a sobrellevar la carga de una larga lucha año tras año, gozosos en la esperanza, pacientes en la tribulación, una lucha contra los enemigos comunes del hombre: la tiranía, la pobreza, la enfermedad y la guerra misma. Agregaba que “Solo a unas cuantas generaciones, en la larga historia del mundo, les ha sido otorgado defender la libertad en su hora de máximo peligro. No rehúyo esta responsabilidad. La acepto con beneplácito. No creo que ninguno de nosotros se cambiaría por ningún otro pueblo ni por ninguna otra generación. La energía, la fe, la devoción que pongamos en esta empresa iluminará a nuestra patria y a todos los que la sirven, y el resplandor de esa llama podrá, en verdad, iluminar al mundo”. Y finalizaba con esta pregunta que sigue en el frontispicio del templo de la libertad: “Así pues, compatriotas: preguntad, no qué puede hacer vuestro país por vosotros; preguntad, qué podéis hacer vosotros por vuestro país”. Vienen tiempos en los que tendremos que tener en cuenta todo esto.

Otros temas
José Manuel Otero Lastres el

Entradas más recientes