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Blogs Puentes de Palabras por José Manuel Otero Lastres

Artur Mas y Don Quijote

José Manuel Otero Lastres el

En el ABC.es de hoy se publican unas declaraciones realizadas por  Artur Mas con motivo del día de San Jorge en las que, haciendo uso de la metáfora de San Jorge y el Dragón, apela a la unidad contra los “Dragones” y denuncia «la falta de respeto a la dignidad» de Cataluña y a su voluntad de «gobernarse». Sin duda, el presidente de la Generalidad vuelve, una vez más, a hacer uso de su innegable afición por la sinécdoque y, tomando la parte por el todo, habla de Cataluña cuando lo cierto es que se refiere a la minoría de los separatistas. Son éstos, y no el resto de los ciudadanos de Cataluña, lo que han manifestado –por cierto en una pantomima de referéndum- su voluntad de autogobernarse.

Al actuar de este modo, Artur Mas vuelve a incumplir el Estatuto de Cataluña, ya que, en su condición de Presidente, es la más alta representación de la Generalitat y ostenta la representación del Estado en Cataluña. Lo cual significa que, lejos de ser el presidente solo de una parte, lo es de todos los habitantes de Cataluña.

Y en cuanto a lo del Dragón, Artur Mas podía haber tenido en cuenta que hoy es también el día del libro. Y utilizando la obra culmen de la novela española, el Quijote, podía hablar de los gigantes-molinos de viento del Gobierno Central y cargar contra ellos con la lanza y la adarga.

Pero Cervantes era español, de Alcalá de Henares, y su imperecedero personaje de ficción, Don Quijote, de un lugar de La Mancha, voluntariamente ignorado. Y claro, puestos a destacar lo mucho que separa a los catalanes del resto de los españoles, para un independentista, como Artur Mas, era mejor utilizar la legendaria figura de San Jorge y el Dragón que la figura de ficción de Don Quijote y los molinos de viento.

Desconozco si alguna vez San Jorge dejó algo escrito referido a Cataluña, pero existe total seguridad en que en el Quijote hay una alusión a los catalanes, en concreto cuando el Caballero de la Triste Figura camina hacia Barcelona y se encuentra con Roque Guinart, un bandolero catalán que cabalgaba “sobre un poderoso caballo” y “con cuatro pistoletes a los lados”, “que en aquella tierra se llaman pedreñales”.

Lo mejor de todo es que Cervantes muestra un respeto por la lengua catalana infinitamente superior que el que manifiesta Artur Mas por el Castellano. En efecto, nuestro inigualable novelista relata que aquellos forajidos, que se cifran en cuarenta y rodean de improviso a Don Quijote y a Sancho, se dirigen a ambos en catalán diciéndoles que estuviesen quedos y se detuviesen hasta que llegase su capitán. Y un poco más adelante Cervantes narra que vuelven a hablar “en su lengua gascona y catalana”, y que son perfectamente entendidos por Don Quijote y Sancho sin que allí nadie se queje ni pida traducción.

 

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