Aunque tal vez peque de imprecisión, voy a utilizar la expresión “hacer bolos veraniegos” en el sentido de frase que suele emplearse en los mundos artístico, literario, musical y hasta deportivo para referirse a un modo de generar ingresos fuera de la actividad habitual, razón por la que suelen hacerse en verano.
Pues bien, uso esta expresión en relación con el Secretario General del PSOE para reseñar que durante este verano está haciendo algo fuera de lo habitual con el fin de aparentar que se está ganando el sustento que percibe como Presidente investido-fallido y todavía en funciones. Me refiero a su intento de tomarle el pelo al pueblo español.
En efecto, a poco que se observe la realidad política actual se verá que dos son los asuntos en lo que está enredado Pedro Sánchez. El primero y principal es hacernos creer que está intentando formar un gobierno a la portuguesa. Y el segundo es utilizar la maquinaria del Chef Tezanos con dos finalidades: la primera y principal, engrosar el ego del jefe que es quien reparte los cargos y cesa; y la segunda, atemorizar a los líderes de los demás partidos con las penas del infierno, o, lo que es lo mismo, el imparable descenso en el número de escaños en caso de nuevas elecciones.
El asunto del gobierno a la portuguesa es un auténtico bolo porque si Podemos no apoyó la investidura de Sánchez por no darle lo que aquella formación pedía, resulta pueril o tomarnos por tontos tratar de hacernos creer que a la vuelta del verano obtendrán el apoyo de Podemos, pero ahora, a cambio de nada.
Y los datos recientes del CIS de Tezanos me llevan a concluir que: o el pueblo español se ha vuelto “masoka” y le ha entrado el vicio de votar más cuanto menos se gobierne o es una milonga de las de tomo y lomo que solo se la creen los fanáticos o los que tienen nómina.
Lo malo de todo esto es que los datos sobre la economía general del país llevan tiempo anunciando que vienen malos tiempos y que se avecinan negros nubarrones que afectarán negativamente al empleo, a las economías familiares y al endeudamiento del Estado. Mientras tanto nuestros gobernantes presumen de un gobierno inmejorable, ya que es de “progreso”, “feminista” (pero el líder sigue siendo un hombre, ¡faltaría más), y comprometido con la “revolución digital”.
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